EVEREST
JOSU AIZPURUA
¡Que enormes recuerdos de infancia! el
neozelandés E. Hillary y el sherpa Tensing, seguidos por toda la prensa mundial
hicieron las delicias de los niños del Mundo. Era la aventura.
Pero hoy veo con
lágrimas que aquellos parajes idílicos han sido devorados por la ambición
capitalista y 140 Tm de basura violan sus nieves y grandes colas se agolpan en
su ascenso para que frikis del momento se saquen un selfi en lo que antes fue
una hazaña y hoy es un atentado a la ecología.
En 1980 Martin Zabaleta fue el primer vasco en hacer cumbre en el Everest y colocó una ikurriña en su cumbre acompañado por el sherpa Pasay Temba. Nos emocionamos con ello, pero pronto las hazañas dejaron de serlo ante la técnica y soporte de los sherpas. La masa incontrolada se aposentó entre las nieves y la catástrofe ecológica tomó la cumbre de la Humanidad.
Y con estos
recuerdos de vida, miro arriba y me siento aterrado al ver nuestro Teide por el
que cada día suben más indocumentados, ajenos al sentido sacro de un referente
de los canarios de hoy y un símbolo de los del ayer.
Miro arrobado a mi
tajinaste rojo, solitario pues esa masa turistizada que solo quiere cumbre,
pasa de la belleza ecológica del ascenso, y sus selfis serán la tortura del
vecino. Mal destino para la flora del Teide cuya maravilla ya hoy no es
apreciada, solo algunos pocos paseantes.
La esencia
chicharrera se está perdiendo y nadie repara en ello; nuestras costas agobiadas
por la Petrolera, nuestros montes ignorados y el Teide en peligro de morir de
éxito como el lejano Everest. Los enemigos son los mismos, los que hacen oro
del terreno ajeno y los políticos que de ello sacarán sus echaderos.
En Euzkal Herria,
los “mendigoizales” pasean por sus montes y controlan impidiendo la avaricia
del explotador y corrigen todo intento de hacer fortunas con la depredación
capitalista y hasta ahora ha ido funcionando.
Pero nuestra Tierra
Canaria no dispone de esos grupos mayoritarios de amantes de sus naturalezas,
el botellón y el GYM de origen godo tienen obnubilados a sus jóvenes y no
reparan en lo que esos turistas están destruyendo, solo unos pocos
perroflautas.
El Teide está bajo “control” indebido, no puede ser un objeto turístico, es el alma de una estirpe wanche y debe orientarse a una devoción mítica, a un disfrute visual y a rendirse ante el tajinaste rojo dejándolo vivir sin agobio de selfis
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