LOS "PATRIOTEROS DE PULSERA" VAN GANANDO
JUAN
TORTOSA
El delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Francisco Martín, a
su llegada al acto de entrega del Premio Gumersindo de Azcárate, en el Casino
de Madrid, a 7 de junio de 2023, en Madrid (España). Jesús Hellín / Europa
Press
Admito que me extrañó el pasado jueves escuchar a todo un delegado del gobierno socialista en Madrid arremetiendo contra los "patrioteros de pulsera" mientras ponía en valor el trabajo parlamentario de EH Bildu o ERC durante la legislatura que ahora acaba. Me resultaba demasiado bonito para ser verdad:
"Esos supuestos enemigos de la patria, de España, -afirmó Francisco Martín en un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum- a lo largo de estos últimos cinco años han hecho mucho más por todos los españoles y españolas, es decir, por España, de lo que han hecho todos los patrioteros de pulsera juntos".
La verdad es que me
extrañó tanta contundencia, tanta honestidad, tanta verdad en boca del
representante de un partido que tiende siempre a templar gaitas, pero recordé
al expresidente Rodríguez Zapatero el lunes en la Cope poniendo en su sitio a
Herrera y sus tertulianos cuando estos cuestionaban la desaparición de ETA y
por un momento pensé que los socialistas por fin habían decidido dar un
puñetazo en la mesa, dejarse de medias palabras y empezar a llamar a las cosas
por su nombre.
"Esos
supuestos enemigos de España, -añadió Martín- han contribuido a salvar miles y
miles de vidas de ciudadanos españoles, han contribuido a dignificar la vida de
millones de pensionistas, a mejorar las condiciones laborales de millones de
ciudadanos y ciudadanas de todo nuestro país o a posibilitar la aprobación
presupuestaria que materializaba todas las anteriores cuestiones".
Y remató: "Por
tanto, mi pregunta no es con quién se ha pactado, sino cómo es posible que esos
patrioteros de pulsera no estuvieran remando a favor de España durante todos
estos años. Esa es para mí la gran reflexión de esta etapa y creo que tendría
que estar encima de la mesa en las próximas elecciones".
Sonaba demasiado
bonito para ser verdad. Así que cuando solo habían transcurrido unas cuantas
horas... mi gozo en un pozo. Como se sabe, la alegría dura poco en casa del
pobre y, antes de que cantara el gallo, el autor de una de las reflexiones más
honestas en boca de un socialista (Zapatero aparte) en los últimos tiempos
salió de nuevo a la palestra para humillarse, negarse a sí mismo tres veces y
pedir perdón. Solo le faltó flagelarse en público. Al pobre.
Si uno tiene que
desdecirse de ser honesto, esto es una ruina. Si uno se acojona a las primeras
de cambio apenas Almeida o Ayuso abren la boca para regañarnos, es que este
país está mucho peor de lo que nos temíamos. Nunca es bueno templar gaitas,
pero en tiempos electorales mucho menos. Hay que plantar cara, decir las
verdades sin miedo y no dejarse comer el terreno jamás.
No puede ser que
las izquierdas, por muy "light" que sean, se dejen comer la tostada
mientras los fascistas van introduciendo fichas en las instituciones, ocupando
espacios, desplazando demócratas y proclamando programas como el que han dado a
conocer PP y Vox esta semana tras pactar el gobierno de la Comunidad Valenciana.
No quiero ni imaginarme la que se nos viene encima tras la avalancha de ultras
que a partir de este sábado entran en más de un centenar de ayuntamientos de
todo el país.
De un tiempo a esta
parte, las izquierdas no hacen más que dejar espacio libre a la ultraderecha
sin que nadie salga a decir, alto y claro, que este no puede ser el camino de
ninguna de las maneras. ¿Es así como espera ganar el PSOE, echándose atrás cada
vez que se pone sobre la mesa una verdad y se desenmascara una campaña de
mentiras que solo conduce a alejar el foco de donde verdaderamente debe estar?
Echo de menos que
alguien de Sumar no haya salido inmediatamente a decir que no puede ser que
alguien del PSOE se desdiga tras haber soltado verdades como puños. Repito: se
les está regalando a los ultras el relato, el espacio, la gestión... se les
están ofreciendo en bandeja, en definitiva, los puñales con los que destrozarán
sin miramiento alguno el mundo de libertades que tanto nos ha costado
construir.
No quiero partidos
de izquierdas timoratos a la hora de defender una actividad legislativa en el
parlamento de la recién terminada legislatura que ha conseguido mejorar la vida
de la gente. No quiero por más tiempo, a la izquierda del PSOE, una izquierda
que no proclame ya, sin más dilación, que hay que parar cuanto antes el
peligrosísimo avance de la ultraderecha y de la derecha ultra.
No puede ser que
solo Zapatero parezca estar facultado para decir las cosas que tendríamos que
estar escuchando a todos los socialistas y a todos los miembros del recién
nacido Movimiento Sumar. ¿Nadie más va a salir a la palestra a decir que ya
está bien de usar a ETA como argumento electoral, que ese terrorismo fue
derrotado hace una docena de años y ya no existe, que siempre se abogó porque
quienes un día practicaron la violencia abrazaran las reglas del estado de
derecho y decidieran hacer política dentro del marco constitucional?
¿Nadie más va a
proclamar, todo lo alto que sea posible, que es intolerable establecer un
paralelismo entre los pactos del Gobierno de coalición con EH Bildu y los
acuerdos que Núñez Feijoó está perpetrando en ayuntamientos y comunidades
autónomas colocándole la alfombra roja a los fascistas de Vox para que estos
campen a sus anchas y acaben triturando la democracia?
¿Acaso no es verdad
todo lo que dijo el delegado del Gobierno de Madrid? ¿Acaso no es verdad que
los patrioteros de pulsera siembran el odio, la desafección, el miedo, y que
por el camino que vamos, las cosas no solo no van a mejorar sino que nos vamos
a ver de nuevo metidos en la noche de los tiempos?
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