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domingo, 20 de agosto de 2023

¿PODRÁN ESTA VEZ CON PODEMOS?

 

¿PODRÁN ESTA VEZ CON PODEMOS?

Ahora buscan directamente la aniquilación de Podemos e incluso el borrado de todo vestigio de que siquiera hubieran llegado a gobernar. No es casualidad que Pedro Sánchez insistiera reiteradamente en el debate de las generales que había estado gobernando con “el partido de Yolanda” eludiendo nombrar a Unidas Podemos. El objetivo es sustituirlos por Sumar, que viene a ser la izquierda acomodada e inofensiva de toda la vida.

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Esta derecha sólo gana si sus votantes odian

Inculcando el odio a sus rivales políticos la derecha consigue que indigentes intelectuales como Feijóo o Ayuso ganen elecciones con mayorías aplastantes. Sus votantes acuden en masa a las urnas con un impulso irresistible grabado a fuego: castigar a “los enemigos de España”. Este voto emocional explica que a los seguidores del PP no les importe lo más mínimo que sus dirigentes roben o creen mafias policiales y judiciales para borrar las pruebas de su corrupción y librarse de la cárcel. Todo lo ven justificado si es para derrotar a la izquierda que odian.

 

Cuentan con la plena colaboración de los medios. Prácticamente todos ellos propiedad de grandes empresas, bancos y fondos de inversión y dedicados con ahínco a manipular, difundir bulos o convertir programas de entretenimiento como “El Hormiguero” en espacios políticos de ultraderecha.

 

La manipulación funciona y el mensaje ha calado. Aunque los votantes de la derecha son mayoritariamente de clase trabajadora y necesitan servicios públicos de calidad, años y años de ofensiva mediática han conseguido que apoyen a un partido como el PP, cuyo modelo de gestión ultraliberal es contrario a sus intereses y claramente incapaz de resolver sus problemas. No se cuestionan que les están dejando sin sanidad ni pensiones, que los salarios son inferiores a los de hace 20 años o que no tienen modo de acceder a una vivienda. Para ellos, lo único importante ha pasado a ser que se jodan “el Coletas”, “Perro Sánchez”, Bildu y Rufián.

 

A pesar del descenso electoral, el poder sigue viendo a Podemos como la única amenaza seria

 

En sólo cuatro años de gobierno, Podemos ha acreditado que tiene el potencial de amenazar privilegios de los poderosos obligando al PSOE a ceder algo de su naturaleza cómplice con el poder económico para adoptar medidas impensables hasta ahora, como los impuestos a la banca y a las grandes fortunas o el tope al precio del gas.

 

Al poder le preocupa también la firme apuesta de Podemos por formar un eje estratégico plurinacional de izquierdas con EH Bildu y ERC que podría debilitar, en alguna medida, la mayoría asfixiante de la que el Ibex y el régimen del 78 han gozado en el Congreso durante toda la democracia.

 

En el debate a siete de las elecciones generales, Oskar Matute y Gabriel Rufián brillaron desarbolando a PP y Vox en cada intervención, en contraste con el tono gris de los representantes de PSOE y Sumar. Fue inevitable la sensación de que de haber contado también con Ione Belarra en ese debate, la izquierda combativa habría derrotado rotundamente a la derecha en prime time y ante una gran audiencia, lo que hubiera generado un potente efecto motivacional en la izquierda y un impulso en sus expectativas electorales. Y esto también lo ven los que mandan.

 

Matar a Podemos para sustituirlo por Sumar

 

Desde las generales de 2016, en las que Podemos asustó verdaderamente al poder al estar a punto de ganar al PSOE, no se han escatimado medios (legales e ilegales) para impedir que llegasen al Gobierno, incluyendo el uso de mafias policiales para fabricar montajes judiciales difundidos a toda máquina por los medios o la creación artificial de un partido como Ciudadanos. El veto funcionó durante tres años, pero finalmente fracasaron y hubo un Gobierno de coalición a partir de 2019.

 

Ahora buscan directamente la aniquilación de Podemos e incluso el borrado de todo vestigio de que siquiera hubieran llegado a gobernar. No es casualidad que Pedro Sánchez insistiera reiteradamente en el debate de las generales que había estado gobernando con “el partido de Yolanda” eludiendo nombrar a Unidas Podemos. El objetivo es sustituirlos por Sumar, que viene a ser la izquierda acomodada e inofensiva de toda la vida.

 

Como racionalmente no es posible conseguir que votantes de izquierdas ya acostumbrados al modelo de Podemos (primarias abiertas, explicaciones sinceras de sus dirigentes, transparencia en la financiación, ideología definida y una línea de actuación combativa) prefirieran el de Yolanda Díaz, que es diametralmente opuesto y no ofrece nada de eso, el poder aplicó la herramienta infalible que tanto éxito le da con la derecha: inculcar dosis masivas de animadversión hacia a Podemos.

 

«Por increíble que parezca, la propaganda del régimen ha instalado en algunos votantes de izquierdas el disparate de que Podemos es un lastre porque tiene en contra a todos los medios de derechas, mientras que Yolanda Díaz es el futuro de la izquierda porque tiene a favor a todos los medios de derechas.»

Inculcar animadversión a Podemos entre votantes de izquierdas

 

La Sexta asumió el liderazgo en la tarea. Sus audios con las mafias policiales dejaron bien patente las intenciones de Antonio García Ferreras y los propietarios ultraderechistas de la cadena (dueños también de Antena 3 y del diario La Razón) de impedir a toda costa que Podemos llegara a gobernar. No han cesado de atacar a los morados, a lo que también se han prestado con entusiasmo sus colaboradores a sueldo (alguno llegó a pedir que Yolanda Díaz arrasara con napalm a Podemos). El pelotón de fusilamiento de izquierdas se nutre también de periodistas de La Vanguardia, Prisa y digitales progresistas que les disparan sin tregua. Recordemos el tono autoritario y la falta de respeto de Pardo de Vera instando a los seguidores de Podemos a acatar, callar y votar a Sumar.

 

A esta ofensiva mediática contra Podemos se han unido también los partidos progresistas, encabezados por el PSOE. En lugar de combatir los bulos y la presión artificial de la ultraderecha judicial contra la ley del “Sólo sí es sí”, Sánchez vio la oportunidad perfecta para dañar el prestigio de Irene Montero, activo fundamental de Podemos, y se juntó con el PP para contrarreformar la ley, despojándola de la reivindicación feminista de centrarla en el consentimiento. La actuación de Yolanda Díaz ante esta iniciativa dejó ya entonces patente que estaba más próxima a los socialistas que al partido que ella misma lideraba.

 

El esfuerzo conjunto de todo el ecosistema progresista contra Podemos ha hecho mella. La animadversión ha quedado instalada en una parte de los votantes de izquierdas, que han terminado abominando del partido morado. Que es un sentimiento inducido sobre ellos lo prueba lo absurdo que resulta que rechacen a Podemos no por haber incumplido sus promesas sino por lo contrario, por haberlas cumplido con la consiguiente escandalera de la derecha reaccionaria, muy poco acostumbrada a una izquierda que les plante cara.

 

La distopía: votantes de izquierdas que prefieren a Sumar porque las reivindicaciones de Podemos son “ruido” y molestan a la ultraderecha

 

Por increíble que parezca, la propaganda del régimen ha instalado en algunos votantes de izquierdas el disparate de que Podemos es un lastre porque tiene en contra a todos los medios de derechas, mientras que Yolanda Díaz es el futuro de la izquierda porque tiene a favor a todos los medios de derechas.

 

Es tan surrealista que Florentino Pérez y Juan Roig tienen que estar asombrados de haber conseguido que haya gente de izquierdas que prefieran sustituir a una fuerza como Podemos, beligerante contra sus abusos, por otra como Sumar, sumisa y cómplice.

 

Llevan 8 años fracasando intentando matar a Podemos y van a volver a fracasar

 

Los ataques del poder a Podemos han conseguido lógicamente hacerles daño, pero también reforzarlos. Cada ofensiva que tumbaría a cualquier otra organización provoca la respuesta de unas bases muy numerosas y cada vez más unidas, que ni ceden ni se rinden. La capacidad del poder de tentar a activos de Podemos hacia la disidencia ofreciéndoles a cambio una vida plácida y prácticamente resuelta no ha debilitado a la formación, sino que ha servido para depurarla de los que sobraban. Han ido quedando los auténticos, los de verdad, los mejores. Y eso les ha dado una cohesión tremenda que las bases perciben perfectamente.

 

Canal Red es otro elemento fundamental que garantiza un futuro muy esperanzador para Podemos. La izquierda cuenta por primera vez desde la transición con un órgano de comunicación propio que el poder no controla. Y va a crecer. A la indudable calidad informativa de “La Base” se están sumando comunicadores y espacios excelentes, muchos en alianza con América Latina. Y todo eso va a romper el monopolio de la información del que ha disfrutado la derecha para imponer sus marcos ideológicos.

 

Sumar va a tener una vida efímera. Ha sido creado desde arriba con el impulso artificial de los medios, al igual que lo fue Ciudadanos, y no tiene detrás el amplio movimiento popular de Podemos. En cuanto el poder deje de apoyar el proyecto de Yolanda Díaz día y noche se desinflarán como les ha sucedido a los de Rivera. Y lo mismo ocurrirá probablemente si en alguna ocasión se atreven a hacer primarias abiertas. Permitir que la gente elija a los cargos y las listas hará imposible mantener los actuales vetos a los dirigentes de Podemos porque estos cuentan con un gran apoyo de las bases.

 

No pasa desapercibida estos días la ansiedad que evidencian Yolanda Díaz y sus portavoces aterrados ante la posibilidad de una repetición electoral. Son plenamente conscientes de que muchos de sus votos, los de los seguidores de Podemos, son prestados. Si persisten en su rechazo a hacer primarias, como todo permite anticipar, el resultado en unas nuevas elecciones podría ser la debacle definitiva para el plan de los que mandan de sustituir a Podemos por Sumar.

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