LA VENTANA 17(NARRATIVA)
DUNIA
SANCHEZ
No. No caeremos en la enfermedad del siglo XXI, seremos abrazos cuando nuestra postura es propósito de la bondad.
Dices, no. No caeremos pero lo cierto es que el hambre de esta sociedad te lleva con destino al mismo túnel y ¿habrá luz en su recorrido, en su final¿ , digo mientras la negación de erguirse como alguien más del ganado aplaude. Nos sentamos de espaldas, una contra otra con la presión de nuestros sentidos. Mi vista se alza al espejo, su vista a la ventanita que da esta parte desangrada, inhóspita.
No. No temo la soledad, la soledad de ser deriva cursando donde nuestros huesos , donde nuestros ojos alcen la realidad. No me agrada la ficción, ese mundo subterráneo en el que vivimos y nos vestimos alineados a otros. Todo homogéneo. Todo espantapájaros de la verdad. No. No temo la nada.. Esa nada que se revuelca en el rostro de un niño sin nada que echarse a la boca, eso es cierto. Esta certeza me deprime. Escucha…¡Escucha¡ Como gime la tierra. Ahora que todo es oscuridad. Ahora que todos duermen. Ahora que todo está parado. Siento el resplandor de las tumbas que mortifican, que arrebatan la alegría. Hay gentes que no sabe sonreír , es más, nunca han sido sutil abrazo a este contento. Solo, vientres carcomidos por la desesperación, la desinformación, barridos de los ojos de los que viven en alturas inaccesibles. Somos marionetas. Yo corto esas cuerdas que tejen el callar. Y callo también a mi ritmo.
Dices no. No temes
la solead ¿Qué somos ¿Sino maltratados por una cultura que verá su fin, no sé
cuando, no sé como . Estamos de espaldas, yo frente al espejo, tu frente la
ventana. Siento que un alma se introduce entre tu cuerpo y el mío. Un alma que
se queja. Un sudor frío se apodera de mí y no es fiebre ¿la sientes?
Si. Siento esos
muertos que nos dan aviso.
Y la habitación se
vuelve plomiza, oscura, una bruma nos envuelve. Yo frente al espejo. No nos
viramos. No nos despegamos. Un ánima en llanto nos dice, nos indica de esa
persona en alguna esquina de este mundo, en alguna acera de este mundo como es
fragmentada hasta no más ser cenizas y viene el viento, sopla con su dureza,
con su agresividad para llevarla bajo un puente donde la monotonía despeina su
destino. El hastío la condena. No, no caeremos en la enfermedad del siglo XXI,
seremos abrazos a la diversidad de opiniones siempre cuando, alcen la exactitud
de un mañana, de un mañana colmado de gentes que corren detrás de sus sueños.
Nos giramos, sus labios tropiezan con los mismo mientras un brío azulado nos
anuda más y más. El alma caída se evade y nos deja con un olor adormilado,
aterrizando en el ambiente de que todo cambiará. Y es que todo cambia, hasta
nosotros cambiamos menos en lo más recóndito de nuestro espíritu. Y nos damos
ánimos. Y nos despedimos. Hasta luego. Hay que perseverar la razón. Hay que
perseverar la lucha pacífica. Hay que perseverar los vuelos de los sentidos.
Hay que perseverar la vuelta al origen donde confluyen todas nuestras derrotas,
todas nuestras victorias. Aquí estamos, en la despedida, donde las ballenas
lloran,,,CONTINUARÁ
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