SIN RESERVAS
"La
certidumbre indefinidamente variada, se vuelve prácticamente nula e
inoperante..." (Fragmento de mi libro Big Relato, 2007).
Foto:
UNsplash / Kyle Glenn
Por Eduardo Sanguinetti, filósofo, poeta y performer
No se trata del «Fin de la Historia», como han pretendido persuadirnos con la tendencia de la posmodernidad apenas caía el muro de Berlín, sino, por el contrario, del comienzo de «otra historia», manipulada como jamás lo ha sido, determinada y dirigida hacia el «pensamiento único», estructurado y construido por los vencedores, los referentes del Neoliberalismo rediseñado, reinante en este milenio de las grandes muertes.
Habría al menos que
poder vislumbrar el lugar que ocupa la vida en este sistema al que permanecemos,
para decidir sobre nuestras existencias y arriesgarnos a avanzar sobre las
usurpaciones, las expoliaciones y las neo colonizaciones. Ir en contra de
aquellos que usufructúan en ganancias hasta la sobrevida de seres exiliados del
régimen totalitario del neoliberalismo… parias del sistema que se fugan sin
retorno al averno de un mundo, gobernado por una economía despótica, como jamás
se ha experimentado en la historia.
El sistema
neoliberal es lo suficientemente flexible para adaptarse a las diversidades
nacionales, pero también lo suficientemente «globalizado» para enviarlas poco a
poco en el campo de lo folklórico. Severo, represor, despótico, pero difuso,
escasamente visible, difundido por todos los espacios , en tendencias
disuasorias de todo tipo, desde el diseño chatarra último «grito» de la moda
reciclada en films producidos en revival de lo ya facturado y elevado a símbolo
de lo que hay que vestir, ver, usar, comer, hasta para los que están excluidos
del sistema neoliberal antropófago, publicitado en medios gráficos monopólicos,
sumadas a multimedios corporativos y redes sociales controladas promiscuamente,
con sus conductores ignotos, ignorantes y fantoches proxenetas, que conforman
la opinión pública, que nutre de basura al espectador seducido y sin voluntad
de dejar su pasividad de ente inútil en pleno acto de consumir consumiendo
vacuidad.
Las castas nacidas
en el imperio del neoliberalismo, compuestas por mascotas superstar que
responden a las corporaciones multinacionales reinantes en todos los frentes de
batallas libradas por un puñado de dólares… Estas «moscas de la diligencia»,
jamás dejan de actuar, suplantar, excluir, acechar y expulsar del espacio del
régimen despótico neoliberal. a quienes se atreven a disentir, instalar nuevos
paradigmas, de inmediato remasterizados y asimilados al pensamiento único que
rige en el planeta, incitando seductoramente a una comunidad mansa y obediente
a seguir los designios de esta casta privilegiada de recién llegados, kitsch y
grosera… Pero sus privilegios siguen siendo objeto de las fantasías y los
deseos de la mayoría. Incluso los de aquellos que dicen sinceramente que los
combaten.
El dinero, la
ocupación de los puntos estratégicos, los puestos a distribuir, los vínculos
con otros poderosos, el dominio de transacciones financieras fantasmas, el
prestigio inventado, ciertos conocimientos vacuos, la confianza del
«savoir-faire» adquirido en tienda de accesorios, el lujo ensordecedor que no
conoce límites: lo ha invadido todo, acaparó todo, pareciera que fuera del Club
Neoliberal no hay salvación, no hay vida… El neoliberalismo ha sabido imponerse
con la violencia de la calma. La lógica de esta calma y violencia conduce a
postulados fundados sobre el principio de omisión: el de la miseria y los miserables,
criados y sacrificados por ella con sentenciosa desenvoltura.
Los efectos del
sistema neoliberal, suelen ser criminales y hasta mortíferos, en sus diversas
mutaciones… Lo podemos apreciar en toda Latinoamérica, hoy, en Chile, Argentina
y Uruguay, países que no han abierto las compuertas de la liberación en
igualdad, dejando sucumbir y morir a sus pueblos hambreados, sin techo y sin
destino, sin dejar de endilgarles la responsabilidad a los que caen, a las
multitudes discretas de desempleados, que supuestamente para los políticos de
ficción deberían tener trabajo o esforzarse para conseguirlo, a los que se
ordena buscarlo aún cuando es de conocimiento público que las fuentes se han
agotado… Pudimos apreciarlo en gobiernos disfuncionales, que se sucedieron y
suceden según transcurren los años de la vida, tan asimilada a la muerte,
negando toda posibilidad de eternidad metafórica devenida en desesperanza y
ausencia de sentido vital.
¡Cómo el despojado
se queda sin recursos para seguir viviendo!… Todo vacila, se vuelve frágil,
incluso la vivienda, la calle se aproxima… Son pocas las cosas que por derecho
no se pueden ejercer contra el que carece de medios. Sobrevienen las clausuras,
la marginación social, el síndrome del paria se convierte en la única realidad,
acentuada por la flagrante racionalidad de un sistema insensible, castigador y
fraudulento… Así pues el pavimento, ¡menos duro, menos criminal!, que gobiernos
asimilados al sistema neoliberal, travestido de todo tipo de ideologías
muertas.
Cercados por una
discriminación tácita, pero real, los
expulsados de la vida, ellos cometen la indecencia y el delito de no
integrarse… Y me pregunto, ¿integrarse a qué?, ¿al desempleo y la miseria?, ¿a
la marginación?, ¿ a la futilidad del tedio, al sentimiento de ser un inútil o
un parásito?, ¿al futuro inexistente?… ¡Integrarse!, ¿pero a qué grupo
marginado?, ¿integrarse al orden que niega de oficio todo derecho al respeto?,
¿a esta ley implícita que ordena que a los pobres se le asignen vidas de
pobres, intereses de pobres (o sea ningún interés) y trabajos de pobres (si hay
trabajos para asignar)?.
Estas palabras,
plenas de sentido vital inmóvil, congeladas al pie de ninguna página, se las
dedico a políticos de cualquier extracción , conductores y dueños de corporaciones
mediáticas que todo lo malogran, a modelitos pseudo actrices escort con sumo
poder en sus traseros, galardonadas en cuánto espacio se festeja la simulación
y el simulacro, ocupando bancas en parlamentos y bailando por una pesadilla… A
sindicalistas mafiosos, a empresariuchos caretas sin una idea pero buenos
testaferros, a los espectros que todo lo controlan y a los hijos de estos
ejemplares que he mencionado, con vidas aseguradas de ser sólo un hijo de p., y
tantos otros prescindibles, en esta sociedad del show ultra mediático en que ha
devenido la vida en este mundo, donde se desmoronan destinos , se agotan
energías, se anulan trayectorias de millones de seres humanos, en libertad
condicional.
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