TARROS DE PEDOS Y PARCELAS DEL METAVERSO
ELENA DE SUS
El otro día, Youtube me recomendó un vídeo sobre la restauración de un par de zapatillas Jordan originales, cuyo valor en el mercado era de miles de dólares. En la sección de comentarios, alguien se lamentaba: “Yo iba con esas al instituto, de haberlo sabido…” Parece que el dinero puede aparecer donde menos lo imaginas.
La creadora de contenido para adultos Stephanie Matto, que saltó a la fama por su aparición en un reality show estadounidense, ha estado comercializando sus propios pedos en tarros. Afirma que ha llegado a ingresar 50.000 dólares por 97 pedos en una semana. Preguntada sobre las motivaciones de sus clientes, Matto opina que son variadas: algunos tienen un fetiche con los pedos, o les atrae sentirse “dominados financieramente”, otros, en cambio, se sentirían poderosos al darse el lujo de gastar tanto dinero en el pedo de una influencer, y a cualquiera le gusta recibir un producto exclusivo en el que se ha puesto cariño y esfuerzo.
Sin embargo, el año
pasado Matto tuvo que acudir a urgencias debido a complicaciones surgidas de la
dieta que seguía para aumentar su productividad. Enfrentada a sus límites
biofísicos, la autodenominada ‘empededora’ (fartrepreneur) ha decidido
reorientar parcialmente su negocio. Por ello, ha lanzado a la venta 5.000 NFT
de los tarros de pedos. Cada uno cuesta 0,05 ether, 137 euros al cambio en el
momento de escribir este artículo.
Los NFT,
especialmente en el campo del arte, son objeto de mofa para una parte de la
comunidad de las redes sociales, que no entiende o encuentra ridículo gastar
dinero en un certificado de propiedad en blockchain de una imagen que, en
principio, circula libremente por la red. NFT de pedos es un gran combo.
Del metaverso, o de
las experiencias de realidad aumentada que constituyen el nuevo campo de
expansión de internet, los profanos sabemos todavía pocas cosas, pero lo que sí
sabemos es que el término está moviendo dinero especulativo en el mundo del
blockchain y las finanzas descentralizadas, en especial desde que Facebook se
cambió el nombre a Meta y anunció su apuesta por desarrollar este ámbito.
Por ejemplo, en
noviembre, la empresa Metaverse Group, filial de la inmobiliaria virtual
Tokens.com, adquirió una parcela en el mundo ficticio de Decentraland, basado
en blockchain, por la cifra récord de 618.000 manás (la criptomoneda que
funciona como medio de cambio en dicho entorno), equivalentes a 2,4 millones de
dólares, más de lo que puede costar una vivienda en Manhattan. Los compradores
afirman que utilizarán el terreno para vender ropa virtual en la plataforma,
que según NBC no pasaba de 10.000 usuarios diarios en abril. En Next Earth, una
aplicación que permite comprar celdas de un mapa virtual para construir
experiencias de realidad aumentada en ellas, el valor de la Sagrada Familia de
Barcelona ha crecido un 800%.
La principal
criptomoneda, el bitcoin, se ha visto afectada por la crisis de Kazajistán. El
gobierno kazajo cortó la conexión a internet en el país para controlar las
protestas, una acción que resulta ya habitual en estos casos. Debido a ello, la
minería de bitcoin en el país asiático, que representa en torno a un 18% del
total, según el Centro de Cambridge para las Finanzas Alternativas, quedó
interrumpida, lo que facilitó una caída del precio de la criptomoneda.
Algunos análisis
consideran que el elevado consumo eléctrico de los mineros, que se trasladaron
a Kazajistán después de que China prohibiera su actividad en mayo, contribuyó a
tensionar la red eléctrica del país, antes de las subidas de precios por el fin
de los subsidios que han hecho estallar la revuelta.
Ante esta
situación, la diputada de Ciudadanos María Muñoz ha preguntado en el Congreso
de los Diputados si el gobierno de España (donde, para empezar, la luz es
considerablemente más cara) estudia hacer algo para atraer a los mineros.
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