MEDIAR EN EL SÁHARA OCCIDENTAL SIN
PISAR EL SÁHARA OCCIDENTAL
DAVID BOLLERO
Elocuente mural del
artista saharaui Larbi Lehbib para recibir a De Mistura en el campamento de
población refugiada de Smara. (Larbi Lehbib)
Imagine que mientras sale a hacer la compra, una empresa les okupa la casa con su hijo menor dentro, cambian la cerradura y usted se tiene que ir a vivir a casa de un amigo. Imagine la atrocidad de ver en vídeos grabados con el móvil que le envía su propio hijo cómo éste es vejado, violado, torturado por los okupas. Imagine que tras poner una denuncia, la policía visita la sede de la empresa, que se encuentra en otro país, y el domicilio del amigo que le ha acogido, pero que no planta un pie en la casa okupada y no comprueba cómo está su hijo. ¿Sería o no sería una barbaridad inimaginable? Pues eso mismo es lo que ha hecho Staffan de Mistura, el nuevo enviado especial para el Sáhara Occidental.
De Mistura ha
comenzado con mal pie su gira por el territorio, sencillamente, porque no ha visitado
el Sáhara Occidental. El diplomático italo-suizo ha viajado hasta Marruecos,
los campamentos de población refugiada saharaui en el desierto argelino y hoy
se dirigirá hacia Argelia y Mauritania. Los Territorios Ocupados, los invadidos
ilegalmente por Marruecos y donde se comenten violaciones diarias de Derechos
Humanos (DDHH), se han quedado fuera de la gira.
No hacían falta
tantas alforjas para este viaje. Encontrarnos en este punto después de casi
medio siglo de ocupación ilegal ya es de por sí descorazonador, pero además
comprobar cómo se pretende tener un primer contacto de un conflicto sin viajar
al mismo conflicto no presagia nada bueno. En realidad, el mismo pueblo
saharaui no espera nada del nuevo enviado especial, tal y como el propio Brahim
Ghali nos relató a un grupo de periodistas que el pasado mes de octubre
viajamos hasta el Sáhara Occidental, llegando mucho más lejos de lo que ha
hecho De Mistura.
Entonces, Ghali
puso el acento en que el problema no es el enésimo enviado especial que nombra
la ONU, sino que se cumplan de una vez por todas las resoluciones de las
Naciones Unidas. Dichas resoluciones contemplan la celebración de un referéndum
de autodeterminación, porque ésta no es sólo la opción del pueblo saharaui,
como desinformó TVE en los Telediarios de fin de semana, sino la que marca la
legalidad internacional, algo que inexplicablemente obvió el periodista del
ente público.
El viaje de De
Mistura es, pues, una farsa, carece de sentido y es un agravio moral para la
población saharaui que vive en El Aaiún o Bojador y sufre torturas, arrestos
domiciliarios sin orden judicial, detenciones sin motivo, violaciones... tal y
como han denunciado numerosos informes de organismos internacionales.
Para una activista
como Sultana Jaya, que lleva más de un año arrestada ilegalmente en su
domicilio habiendo sufrido, incluso, brutales violaciones por agentes
marroquíes, imaginen lo que significa ver cómo el enviado especial de la ONU no
pisa el Sáhara Occidental.
La injustificable
ausencia de De Mistura en el territorio es muy elocuente, tanto como el
silencio al respecto de la Comunidad Internacional. Imaginen que Sultana fuera
venezolana y que, en lugar de vivir en Bojador, lo hiciera en Caracas. ¿Creen
que se produciría este mismo silencio mediático y político? Evidentemente no y
por eso la gira de De Mistura no aporta nada nuevo, solo más decadencia moral
de ese ente que llamamos 'Comunidad Internacional' y que, en realidad solo
manejan unos pocos.
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