EN ECO DE TU VOZ
POR MAITÉ CAMPILLO
Hay
entendimiento hoy entre intelectuales… revolucionarios?
Voces de
voz en voz
¡Vienen. Vienen. Vienen!
¿Quién viene?
(Soldados junto a una cuadrilla de delincuentes y maleantes con antorchas encendidas): Por orden de don Diego Almagro abandonen estas tierras ahora mismo.
¿De esta
manera tan vil?
–Lo exigen los compromisos.
¿Qué
Compromisos?
–Por conceptos de utilidad y reservas.
¡Bien
aprendida la lección! ¿Y dónde vamos a vivir?
Capitán:
Es Chile parte sur de gran longuera.
Taita:
Los gringos continúan manteniendo el control de nuestras riquezas y el Estado
chileno, junto con los Diegos Almagros, los ampara, señalando a los
soldados –“¡Viva la institucionalidad democrática!”–,
responden cabreadas las gentes inquietas. Taita: ¡Hermanos, aún tenemos patria!
¡¡En pie de guerra!!
Capitán:
Tenemos preparación especial pa`l desalojo.
Remolino
de voces ofendidas: ¡Desahucio muy miserable!
Capitán:
Cinco minutos pa` recoger sus cachivaches y largarse.
Nueva
protesta: ¿Y si no nos vamos?
Larguita:
No sería aconsejable, responde el cabecilla de maleantes y delincuentes.
Taita:
Las viñas de don Diego Almagro de don Diego Almagro son. Y más viñas. Todas de
don Diego Almagro, de sus parientes, hermanos, cuñados y primos.
Un papanatas:
¡Tanta plata!
Taita:
¡Y tanto poder! Pero tú, Larguita, ¿también te incluyeron en la herencia? ¿Vale
mucho caudal este compromiso? ¿Por cuánto te has vendido, miserable?
Larguita:
No hay más que darle vuelta, ¡cúmplase lo que está dicho!
Delincuentes
y maleantes ladinos como ratones: ¿Fuego?
Larguita:
¡¡Fuego!!
Hay
entendimiento hoy entre intelectuales… revolucionarios? Claro que primero
tendríamos que saber si dichos elementos existen como para confrontarlos pues
no abundan en exceso. Dijo unx desalmadx <<que curar es mejor que
prevenir>> y no a la inversa por lo que se ganó mi antipatía de
tener que reír ‘su humor’ como entendimiento intelectual, ya que creer, no creo
que los cantos de sirena formen parte de investigación científica alguna, mucho
menos cuarentena tras cuarentenas, toques de queda y pasaportes Covid entre
otras órdenes degenerando el concepto de pandemia; estuve estas navidades en
aeropuertos de esos que llega muuucha gente de toda Europa, y ni a mi ni a
nadie se nos ha pedido ningún tipo de documento ni a la entrada ni salida (ni
en el lugar de alojamiento) que abalase prevención alguna ¡Claro que quien
tergiversó el dicho lo hizo con una ciencia…! Salvo que confundir, más grave
engañar sacando de contexto las cosas, en sí sea una ciencia política
“humorística”, y hasta posiblemente lo sea, ¿como el fuego de los soldados y
sus aliados ladinos ratones maleantes y delincuentes bajo el mando del capitán?
[Obra (basada en Chile, La Simona, escrita por el más grande dramaturgo cubano
Eugenio Hernández Espinosa], o bajo el arma útil del parlamentarismo de las
democracias para minar el optimismo saludable, que en colectivo, sería
perjudicial para la estabilidad gubernamental dada la amplia gama en ella
existente de protagonistas del chiste. Pensando en la dramaturgia me quedo con
los intelectuales como la cubana investigadora y ensayista Inés María Martiatu
la que dijo: «Esta obra de verdadera épica latinoamericana está muy a tono con
los tiempos que vivimos: un despertar indudable del continente». Y sobre la
misma, me quedo con lo que dijo el actor Mario Balmaseda que, aludiendo al
movimiento de sus personajes, dice, nos deja un recuerdo «quizás del mejor
Valle Inclán». Pensando en la historia contemporánea –política– me
puso en un aprieto por lo que me pregunté, “¿seré negacionista?”, y me preocupé
pues mi salud me importa, no soy yo de seguir campañas mediáticas que surgen de
súbito como un misterio introduciéndose a cada paso en tu vida como solución al
enigma. Lo cierto es que hay palabras que se mediatizan y, ¡zumba!, se posan en
el oído a cada momento y lugar pesadas ellas como un mosquito rondando tu sueño
a la espera del mordisqueo que relamer tu sangre espera ¡Jamás he oído el NO
soy “negacionista” como en pandemia ñoooo si revolución fuera!. Inquieta me
puse a bucear y recordé a otro grandioso escritor cubano, Alejo Carpentier,
maestro del optimismo al que suelo recurrir pues sus enseñanzas mantienen mi
mente fresca. Me ha hecho recordar que un simple cuadro estadístico, un simple
informe económico, incluso un humilde artículo como diría él nos
ofrece lecciones de historia contemporánea mucho más útiles que las
especulaciones de los pensadores <<de cámara>>. Y es que el
abuso de poder de los pensadores que se ponen a opinar de forma humorística
según el color del cristal con que miran, sobre el destino, el presente y el
futuro pongamos de América (incluso de Europa, por qué no) para, ignorando los
fundamentos científicos del socialismo <<tiránico>> poder
olvidar que sólo una lección decididamente revolucionaria podía librarnos de
los males que venimos arrastrando desde la conquista en cuanto América, y desde
el día que ¡Europa, una!, instala a sus anchas al demoledor neoliberalismo en
manos del imperio norteamericano.
¿Sería
negacionista pensar que el humor de dichos pensadores <<de
cámara>>, no es saludable para la salud social sino indigesto y
rancio costoso de digerir? La alegría contraria a su defensa contra la miseria
y los miserables vuelve en boga del negacionismo, de este lado del continente
europeo, al verles tan rurales ellos entre vaquearías y ecologismo en campaña
electoral entorno al optimismo con su ansiosa alegría futurista sobre el campo
rural que imponen los unos sobre los otros, en pretensión de impresionar
nuestro intelecto a retrotraerse frente <<a la inteligencia de los
pensadores>> forzando a reír y aplaudir, y hasta agradecer lo que
uno no calza bajo sus pies ni siente en su pensamiento, sino lo que en riqueza
en lucha y cultura popular debería existir para poder llamar patrimonio y no
arte rufián en reflejo de lo fangoso. ¿Sería igual su comportamiento en campaña
electoral, si no nos tuviesen unos y otros maniatados, amordazados como
suspendidos en el aire, si los pueblos y tierras de labranza hubieran seguido
fieles a su instinto de clase revolucionario negándose a abandonar la tierra
imponiendo la reforma agraria, y no la sumisión a los falsos dirigentes
políticos, enfangados en el poder insidioso de casta capitalista? Basta
recordar apenas unas décadas atrás la convocatoria realizada en Medina Sidonia,
en apoyo a la plataforma de lucha por las reivindicaciones inmediatas de los
parados donde quinientos jornaleros denunciaron la política de colaboración del
alcalde, del PSOE, dando pruebas fehacientes de su total incapacidad
(pro–monárquica)
para resolver los problemas de los jornaleros. Aquellas denuncias mostraron una
gran madurez política contra la farsa por parte de los trabajadores agrícolas y
campesinos pobres sin tierra que comienzan a dirigir sus luchas, no sólo contra
los caciques y terratenientes contra la propia UCD, y también, contra los
partidos colaboracionistas particularmente PCE y PSOE, que hicieron lo
imposible por mantener y apuntalar el poder de los monopolios y de la reacción
en el campo. Denuncias que pusieron de manifiesto que la demagogia y falaces
promesas de unos y otros, comenzaran aparecer agravándose hacia nuestros días
con toda su crudeza hasta hacerles desparecer del mapa agrícola. Aquellos
sectores avanzados de campesinos pobres y jornaleros, estorbaban, no favorecían
la ‘España’ preparada para extinguirse en Europa, democrática y
despersonalizada en garras del Pentágono, vinculada a sus planes
expansionistas. A los campesinos pobres y jornaleros había que pararles los
pies, el eco de su voz se expandía, comenzaban a ligar sus luchas
reivindicativas concretas a la lucha por cambiar el marco colaboracionista del
continuísmo monárquico, en un futuro republicano, que pudiera verdaderamente
abrir perspectivas de clase a sus intereses y aspiraciones. El pueblo gaditano
de Medina Sidonia, una vez más; a escasos días antes de la celebración del
llamado ‘referéndum autonomista’, unos 500 jornaleros puño en alto ensalzaban a
golpe de consigna y trinchera gritos de `Viva la República y ‘España’ mañana
será republicana´ mientras la reacción organizaba como hoy campañas de
referéndum y elecciones fabricando constituciones elaborando leyes y más leyes
(Sólo en lo que se refería al campo se tenían por delante la perspectiva de
imposición d` 14 nuevas leyes agrarias).
De
seguro el escritor Alejo Carpentier como el gran revolucionario intuitivo y
polémico dramaturgo E.H. Espinosa, actor, director y autor de grandes obras
como Calixta comité, La pupila negra, María Antonia, Mi socio Manolo, La Simona
y tantas piezas en las que llega vital a nuestros días, no solo para dar voz
sobre los escenarios al negro (prieto, o prieta) en sus modos de pensar y de
actuar reflejado en su Teatro Caribeño de Cuba, en su definida escritura de
alcance popular que enaltece y prestigia como el que más la cultura cubana;
junto con Alejo, responderían como verdaderos revolucionarios, se unirían a
todas y todos los que piensan en el verdadero porvenir de Latinoamérica, Asia,
África, y el mundo, así hablen portugués, inglés, ruso, francés, maya, creole o
quechua reforzando la unidad con todas y todos los que nos entendemos con los
verdaderos intelectuales que existieron: Pablo de la Torriente Brau y cientos
más como él y Nicolás Guillén, o en la revolución de octubre, y el intento que de
revolución tuvo octubre en Asturies, con los que siguen identificando Cuba no
con el imperio ni capitalismo sino con lo que de ¡26! significó un mundo
posible, del mismo modo nos entenderíamos muy bien con intelectuales de la
República de 1936 y Frente Popular que hubo decenas y decenas a cual más
espectacular tanto en mujeres como en hombres, (Pero veamos lo que ocurrió
aquella tarde rojiza de la obra de Eugenio tras la orden de, ¡fuego!). Los
soldados se ensañan con la población. Heridos y algunos muertos. La Cuadrilla
de Maleantes y Delincuentes con su “líder” al frente, Larguita, comienza a
quemar las casas del poblado. Todo arde. Las Gentes a pie y en carretas inician
la partida. Detrás las casas y parte de sus pertenencias se desmoronan
consumidas por el fuego. Taita, mirando con desolación cómo las llamas devoran
los caseríos: Los terremotos que asolan con frecuencia no vienen del centro de
la tierra, sino de la casa presidencial. Algún día seremos nosotros y no los
volcanes los que haremos erupción. La Simona: Perdimos la herencia vara por
vara, ¿eh, compadrito? ¡Malhaya suerte!. Taita: El satanás caníbal que puebla
los horizontes. La Simona: Don Diego almagro y sus huestes. Taita, mirándola:
¿Sangre?. La Simona: De dimes y diretes. Quien anda en la calle se ahoga en
estos males. Donde llueve y no gotea se van pasando los años, pero donde llueve
y gotea se anda con gran apuro. En posición a mi opuesta están esos pobres
vivientes. La pasan peor, creo. Los sacan de sus covachas con azotes, sin
entender el asunto, les queman todas sus cosas. Y cual penitentes, a andar por
este viaje caminos de sol y lluvia. Qué ostenta la perra vida con estos pobres
vivientes?.
Me pone
en un aprieto hoy la vulgaridad extrema en que se encubre la impotencia
ideológica, la falta de conciencia, e incapacidad intelectual alumbrando y
encubriendo cantos de sirena, como un todo en pretensión se convierte en
fósforo mortecino inútil de la risa frente al hornillo, cuando el cuerpo grita
hambriento y la revolución te llama a extraer la esencia de la ciencia que te
reafirma cuantos más conocimientos sin necesidad de reír la insensatez
“humorística”, como si se tratara de una ciencia contra el estrés que encubre
la pena, y en esto, no hay culpables que paguen por ello. Apuesto por la
firmeza y seguridad que da defender la alegría como un derecho de optimismo
previniendo de lo inútil tanto como de la pasividad del reír y poner la otra
mejilla al mismo tiempo. Pero ya ven, la verdad no come en mesa del arte como
ciencia; aburre, y aleja, el saber que el humor está en manos de quien peor lo
usa. No triunfa, el o la gran profesional protagonista y eje de tus días si no
causa risa ni sigue la inercia. Soy de las que apuestan que vivir el momento es
vivir el brillo de tus sentimientos más íntimos; aletear sin frustración viento
a favor de ellos es dar un paso adelante, hacia la emancipación de liberarse
sin complejo de todo lo mediático y del alquitrán químico del qué dirán, los
más íntimos colegas que en lo más intimo, nunca se van a implicar sin pantalla
sensacionalista que lo acredite. Vaya mi recuerdo vía directa a dos de las
últimas grandes actrices tan diversas una de la otra, tan propias, tan
especiales en el más amplio sentido de la palabra humana como lo fueron las
entrañables: Verónica Forqué, y Terele Pávez inolvidable para la historia de
los escenarios su ‘Madre Caballo’, versión de Madre coraje de Bertolt Brecht
con estreno en el Gran Teatro Falla de Cádiz, una producción del Centro Andaluz
de Teatro; dos mujeres, dos grandes actrices, dos escalofriantes ejemplos de
manipulación mediática de sus últimos días. Que no te conviertan en público
pasivo del humor político siglo veintiuno, todo tiene su huella de clase y
también su incultura, cuando te vulgariza globalizándote en sus propias heces
envileciendo como ser humano mientras otros aplauden. Vivir el momento es ir
más allá del placebo que te imposibilita, hipnotizando a aceptar lo inaceptable
y aplaudir su disco rallado como irreversible, para contener la propia saliva
deslizándose entre los labios ‘muertos de risa’. Vivir el momento no es vivir
una idiosincrasia que te desnaturaliza como mujer, como ser humano, como
cultura propia, es negarte a ver el teatro y cine donde el ochenta % de sus
películas y obras parecieran parte de un todo como pueblos incultos sin
sustancia alguna. No somos ese ser que no crece; no somos lo que ellos de
nosotros reflejan, somos un río revuelto, no somos el crimen. No somos lxs
terroristas; que ellos aluden para mejor lavar las manos de los crímenes de estado,
de todos los que sus leyes consienten. No somos lo que mediatizan; que no nos
globalicen en sus heces entre las aguas residuales, no somos pueblos solidarios
como corderos por un mundo interclasista, en redobles al son del tambor bélico.
Somos pueblos con identidad y dignidad propia, que utilizan como reserva a su
antojo, que ni organizan ni deciden ni derecho siquiera a rechazar ladrones que
le gobiernan tiene. Pregunto en deseo de aclararme a mi misma, ¿es el NO– negacionismo
de hoy acaso un manifiesto de insumisión?. Y, la sumisión, es en general en su
más profundo estado de embriaguez ideológica, ¿pacifista?. Insisto me preocupa
el saber para tomar conciencia: ¿Qué es hoy fortalecer democracias –¿insumisión?– o
negacionismo del socialismo <<tiránico>>?. Sería pues una
negacionista antidemócrata quien grite: Ni bases ni tropas OTAN, ni campos de
tiro ni exterminio de ríos tiñendo de sangre sus aguas cristalinas, ¿lo sería
acusando por igual a quién refuerza este sistema aclamándose de izquierdas, habría
que salvar para no ser acusado de, a quién busca la paz social “ignorando” la
lucha de clases? Nuestro insistir, en giro a los que luchan en el mundo, nada
tiene que ver con el negacionismo y menos con la sumisión; está en hacer que el
tren no se detenga, gire y gire hacia la revolución (Pero volvamos a la obra La
Simona del maestro cubano E. H. Espinosa con textos de Violeta Parra).
(Taita):
No encontrarás mi nombre incrustado en piedras preciosas ni en mármoles y
alabastros, ni en finos y lucientes adjetivos predilectos. Más no sería
imposible encontrarle en este olmo que crece ni en este roble que muere, ni en
esta encina de púrpura teñido. Ni en las guijas y pizarras de la arena
ensangrentada, ni en las rosas ni en las clavelinas y azahares. Ah, mira el
viento escondido en las montañas y verás mi nombre envuelto con acierto.
Preciso y seguro. Filo agudo, sin lascivo aliento. ¡Ah! Al son del golpe avieso
te diré mi nombre. Te traeré a la memoria lo que dejó el olvido: Apenas me
cubría con pieles de guanaco; mi casa-choza de paja y barro; piedras y troncos
de árboles mi asiento. ¡Oh, hermana! Mi corazón era semejante al trino de las
aves, a las sonoras y claras aguas de una cascada. No sentía temor ni
tristezas. ¡Semejante al brillo de millones de soles y de lunas era mi alegría!
Con arpegios de armas, banderas, blasones y penachos llegaron a nuestras costas
galeones coloniales. Desembarcaron extraños hombres a caballo: Encomendaderos
ávidos de poder y riquezas. Bárbaros con pundonor y arrogancia. Con fasto y
pompa a pífano y trompa la codicia. Oculto el corazón con férreas armaduras los
dioses del Olimpo poblaron nuestros bosques de ninfas y sátiros, de ondinas y
egipanes. Traían el poder necesario para trocar la risa en llanto. No escapé
del error de este mundo. Me hicieron guerra a sangre y fuego. En 1903 fui
aplastado sangrientamente en la huelga de los portuarios en Valparaíso; en 1906
en la de salitreras y ferroviarios en Antofagasta; en 1907 en Iquique; en 1912
en Puerto Arenas; en 1920 en San Gregorio (…).
Maité Campillo (actriz y directora d` Teatro
Indoamericano Hatuey)
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