LA DERECHA JUDICIAL Y LA LEY DE VIVIENDA
El
carácter ultraconservador del CGPJ no es solo un problema para la izquierda del
Gobierno, es un problema para todo el Gobierno y para la propia democracia
española
PABLO IGLESIAS
¿Qué le pasa al Consejo General del Poder Judicial con la ley de vivienda y con las leyes progresistas en general?
El informe contra la ley de vivienda no tumba nada pero vuelve a señalar que el Consejo encarna el frente judicial en la guerra cultural de las derechas contra la democracia y por el control del Estado. Pero no es la primera vez que ocurre esto. El CGPJ simplemente lo ha vuelto a hacer. Una vez más, tenemos un informe no vinculante en contra de una ley progresista que da derechos a personas vulnerables.
Marina Olmo, una
joven jurista de enorme talento, lo explicaba hoy perfectamente en un hilo de
Twitter en el que hacía memoria de algunos de los grandes momentos
conservadores del Consejo, recordando que esta dinámica es habitual. En su momento,
el Consejo tachó de inconstitucional la ley del matrimonio igualitario y la ley
integral de violencia de género y, mientras el órgano de Lesmes siga queriendo
ser una suerte de contrapoder legislativo ultraconservador, seguirá ocurriendo.
¿Recuerdan la ley
del matrimonio gay? Como señala Olmo, eso de que la gente pueda casarse con
quien le dé la gana, a los señores del Consejo no les hizo ni pizca de gracia.
En el borrador del escrito contra la ley del matrimonio igualitario llegaron a
decir, atención: “Llamar matrimonio a las uniones homosexuales supondría un
cambio tan radical como llamar matrimonio a la unión entre un hombre y un
animal” (…). Los señoros del Supremo dijeron que si dos mujeres se casaban o
dos hombres se casaban era como casarte con tu perro. Casi nada. Es cierto que
en el escrito final suprimieron este párrafo infame, pero en el definitivo
insistieron en que no podía haber igualdad jurídica entre heteros y gays y en
que el matrimonio de estos últimos era inconstitucional. ¿Saben quién era
entonces el portavoz del Consejo? Un famoso motorista que fue cazado por la
policía borracho y sin casco. Aquel motorista es el consejero de Justicia de
Ayuso y es el hombre que negocia en nombre del PP la renovación del CGPJ que
nunca llega. Se llama Enrique López. No sabemos si sigue montando en moto o si
ha recuperado el carácter sobrio que se espera de los jueces.
No es difícil
imaginar lo que pasó en un Consejo hecho a la medida de Rajoy cuando Unidas
Podemos entró en el Gobierno. A los comunicados promovidos por Lesmes contra
quien hoy les escribe desde la comodidad y la libertad de no tener cargo
alguno, se unió nada menos que un informe contra la ley de “solo sí es sí”. Se
acuerdan de La Manada ¿verdad? Seguro que recuerdan la infamia de aquella
sentencia que impedía, apoyándose en unas leyes antiguas sin perspectiva de
género, que las violaciones fueran penadas como tales. La movilización masiva
de las mujeres españolas se tradujo en mayoría parlamentaria para sacar
adelante la ley conocida como Ley Montero. Y, de nuevo, el Consejo se sumó a su
modo a los ataques machistas de la derecha y la ultraderecha contra la ley y
contra la ministra de Igualdad.
Ahora van a por la
ley de vivienda, un logro personal de la ministra Ione Belarra tras negociarla
personalmente con el PSOE, primero en el acuerdo de gobierno, y después, en los
acuerdos para sacar adelante los presupuestos generales. La ley, a pesar de
estar lejos de lo que querrían Belarra y los sindicatos de inquilinos, permite
bajar los precios del alquiler en zonas de mercado tensionado, pone límites por
primera vez a los grandes propietarios de vivienda y acaba de una maldita vez
con los desahucios sin alternativa habitacional digna. Estaba cantado que
Lesmes y su equipo iban a decir que no les gusta.
Pero por desgracia
para la derecha del Gobierno, el carácter ultraconservador del CGPJ no es solo
un problema para la izquierda del Gobierno, es un problema para todo el
Gobierno y para la propia democracia española. A quien pretende forzar el
Derecho para resistir en sus posiciones conservadoras hay que recordarles, por
la vía de los hechos, que en democracia las leyes deben expresar la voluntad
del soberano (el Parlamento), no frenarlas apoyándose en el pasado. Por eso,
algunos magistrados gritan desesperados ¡Viva el Rey! pretendiendo entregarle
la representación de la soberanía… Pero la soberanía, señorías, es solo del
Parlamento.
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