UN CARNAVAL AMARGO
ANGHEL MORALES
Tenerife
presume mucho de su Carnaval, de sus grupos, de su organización, pero realmente
no es nada idílico, algo que nació como Fiestas de pueblo y clandestinas, se ha
comercializado y de ahí viene una profunda caída en picado y por eso la gente
ya dice sin temor, que los Carnavales no son los que eran. Son muchos los
grupos que abandonan las fiestas, en la mayoría de los casos por falta de
medios, los locales en que ensayan muchos grupos realmente están en pésimo
estado, cuchitriles que se vienen abajo, sobre todo si se tiene en cuenta que
muchos de estos grupos son de niños y que hacen grandes esfuerzos para ir a los
ensayos, por eso la mayoría de los grupos que abandonan son los infantiles,
también parece que a ellos los abandona el publico, se acaba de celebrar el
concurso de murgas infantiles y había desolación en las gradas, poco apoyo para
la cantera, parece que no van ni sus familiares, jurados mediocres que con sus
decisiones crean polémicas y hasta violencia entre los grupos, triste y penoso
espectáculo para unas fiestas del pueblo, pero la violencia no ocurre en estos
actos y en los días de las fiestas, sino que arranca desde el sorteo de los
kioskos y bares, pujas agresivas, donde hay verdaderas mafias que lo controlan
todo. Desde luego es penoso.
Los
jurados no se con que parámetros se eligen, pero siempre montan el escandalo,
en cualquiera de los concursos o elecciones de reinas, no dudo de sus
conocimientos, pero algunos viendo a lo que se dedican no nos cuadra para nada
formando parte de ciertos jurados, el publico no es tonto, los resultados no
coinciden con la mayoría del publico y pasa lo que pasa. Recuerdo, por citar
algo, aquel jurado de mediocres que se permitió sacar un comunicado contra la
calidad de las murgas, ganas de montar el numerito, salir de su anonimato para
que las murgas les hagan canciones al año siguiente y todo con el
consentimiento de la organización.
La
cantidad de candidatas a reinas disminuye cada año, uno no sabe si es por falta
de firmas patrocinadoras, de diseñadores o que esto es puro comercio y que los
mejores trajes solo los pueden hacer los que patrocinan las firmas que tienen
mas dinero. Igual que en el fútbol. Manda don dinero.
El
museo del Carnaval es patético, parece un ventorrillo no han sabido montar un
museo a la altura que el Carnaval se merece, porque siempre está el amiguismo
por el medio. Hay un señor que tiene acumulado todo el material del Carnaval de
las últimas décadas, galas de elección de la Reina, cosos, concursos.... Lo han
ido a visitar representantes de todos los partidos políticos, le han prometido
el oro y el moro, pero lo engañan una y otra vez, el hombre no quiere dinero,
solo quiere que todo ese material se edite y quede para la historia, eso si da
para un museo del Carnaval, pero nadie le hace caso, seguimos en manos de
mediocres. Ruben Armiche el gran dibujante bimbache ha hecho un magnifico comic
del carnaval chicharrero, pero claro hay que editarlo, se le ha presentado el
proyecto en varias ocasiones a la comisión de Fiestas, pero lo han toreado tan
a el como a mi que en muchas ocasiones he hecho de intermediario. Llevo 50 años
como editor y nunca me he encontrado totufos tan grandes, pero esto es lo que
hay, son totalmente cuadriculados, no se les puede pedir mas, no son
innovadores se limitan a repetir una formula caduca año tras año, pero esto se
agota, el alcohol y las drogas siguen siendo los amos del Carnaval por mas
campañas en su contra que se hagan. El Carnaval de día llega hasta donde llega
y no da mas. Musica pachanguera, bailoteo, pero carente de originalidad.
Termina por aburrir.
Dentro
de toda esta mediocridad me quedo con una magnifica novela, de uno de los
grandes de la literatura canaria, Juan Ignacio Royo Iranzo, al que le tocó ser
gerente de Fiestas durante dos largos meses, donde fraguó el peor de los
Carnavales, pero sin lugar a dudas el mas mediatica de todos, que fue aquel en
que a la organización se le ocurrió encargarle la Gala a un tal Rafael
Amargado, que lleno el escenario de personajes mediocres y que calentó mucho a
la gente que de verdad ama el Carnaval, coincidía con la aparición del caso de
Las Teresitas, con un alcalde al que siempre le tocaba la lotería, un concejal
de Fiestas protegido por la santería cubana o los dioses de la santería, unos
vecinos sublevados contra el ruido encabezados por un abogado mediático, que
desde luego le dio mas juego al Carnaval que todas las murgas juntas. Esta
novela ambienta en este histórico Carnaval es algo de lo mejorcito que se ha
hecho en los últimos años, narrando unos hechos reales, con bastante ironía y
sentido del humor, lo que la convierten en una de las mejores novelas que se
han escrito en estas islas en los últimos años, lastima que la gente del
Carnaval no sea muy aficionada a la lectura, porque se han perdido una buena
historia, esa que el pueblo chicharrero no podrá olvidar jamás, por suerte el
mundo de la literatura si la ha tenido en cuenta y por eso se ha convertido en
una de las mas interesantes de cuantas se han
escrito por aquí y que cuando llegan los nuevos Carnavales esta novela
se vuelve a poner de moda, su título por si les pica la curiosidad UN CARNAVAL
AMARGO.
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