EDUARDO
SANGUINETTI,
FILÓSOFO
Año
2018, sumados todos los números da 11. No está mal, ¿será un buen año? ¿Para
quién? El chantaje en el sendero angosto continúa, cuando un individuo sin
función no tiene acceso evidente a la vida, o a su prolongación… si bien hoy
por hoy las funciones van desapareciendo inexorablemente, los principios
antiéticos del sistema neoliberal perdurarán, aunque en lo sucesivo endurecerá
su desarraigo del humanismo, promoverá la destrucción de la esencia de la
condición humana, degradará la vida de las comunidades, para luego, como tiro
de gracia: llegar a diezmarla.
Ante
la lógica de los ‘justos’, la ‘benevolencia’ impasible de los generosos y
‘virtuosos’, junto con la seriedad de los ‘teóricos’, se promueve la indigencia
de millones de seres humanos y se perpetra el despojo de derechos, la
expoliación de la vida, la degradación de la salud, el hambre como regla y
norma, las horas muertas, la vida espantosa, sin visión de modificar el
horizonte pintado a mano, paisaje siniestro y verídico, al que asistimos.
Argentina,
mi país, donde la exclusión y la miseria -visible y creciente- son norma de
vida aplicada por un gobierno pautado por asesores contratados en tiendas de
accesorios. Argentina, donde su actual presidente se muestra orgulloso de sus
“comedores populares”, se atreve a proclamar que en pocos años más será “uno de
los mejores países de la tierra”, ¿no lo es ya?
Argentina,
donde se deterioran día a día sin cesar los servicios de salud pública,
educación, el sistema jubilatorio en jaque, el gasto público y el déficit
fiscal del Estado aumenta sin cesar. Argentina, donde la eliminación de
derechos y garantías devienen en represión e intimidación del ciudadano que
sale a manifestarse pacíficamente, ante los atropellos atroces de los que son
víctimas propiciatorias a manos de funestos personeros del odio y el
resentimiento.
Son
cómplices del silencioso proceso de desaparición de ideales e ideas, los medios
masivos de comunicación, mutados en medios de publicidad del oficialismo
reinante, concentrados u oligopolizados, agentes neocoloniales al servicio del
neoliberalismo financiero “estafatorio”, incentivando la violencia, impulsando
una legislación penal pre-moderna al servicio de castas plutocráticas
explotadoras, criminales e ignorantes. Este proceso de colonización choca con
la lucha por el reconocimiento de nuestros hermanos en estado de marginalidad,
como seres humanos en la periferia, el modelo de sociedad excluyente requiere
el ‘control’ del 70% que se quedó afuera del proyecto de país, en caída libre como
República.
Los
medios de comunicación potencializan “tiempos de la justicia”, en los procesos
judiciales y la necesidad de tomar conciencia del perjuicio que ocasiona el
elongamiento de estos tiempos muertos, en las causas y en la aplicación de la
ley, que muchas veces pueden actuar como “corteza que legitimen delitos”, muy
pernicioso para el espacio de credibilidad, que debe tener la Justicia, tan
devaluada hoy en día, en su accionar en detrimento de los excluidos de este
sistema bestial y temerosa frente a los corporativistas todopoderosos,
inimputables en cuanto acto delictivo llevan a cabo.
El
tema acuciante, el de la Justicia manipulada, opera en la construcción de una
existencia en los bordes, en búsqueda aparente de una “coherencia” inexistente,
basada en la ficción del simulacro del presente.
Una
filosofía del derecho debería ser el punto de partida, de modificarse el rumbo
del degradante devenir de la denominada Justicia, si esta se transparenta y
concreta sus fines en igualdad y legitimidad, con idoneidad y capacidad de
quienes pretenden impartirla.
El
sentido popular, asimilado en sensibilidad y ética, no ignora que una gran
parte de la comunidad mundial está envilecida tras el lucro, en cuyas manos se
concentra la riqueza y el poder de decidir sobre la vida de comunidades
enteras. Lejos de promover la armonía y el bienestar de los hombres y mujeres
en educación, salud y conocimiento, solo ha provocado resentimiento, odio y ha
despertado los bajos instintos en una aldea global que expulsa a los más
dotados y premia el asesinato, la prostitución y la traición.
El
conflicto de la diferencia ya instalado, hoy se potencia en generaciones que se
acusan mutuamente, (se está dando a nivel planetario) y no podemos dejar de
tomar posición conciliadora pues la atrozmente afamada “Grieta” es una realidad
que ataca todos los principios de relación.
Enfrentados
los bandos de ambos lados de la “Grieta”, se insultan, difaman, injurian,
matan, en nombre de ideologías inexistentes. ¿Es que algo ha muerto?
En
este silencio de verdades, se ha instalado una gigantesca irresponsabilidad
hacia todos los valores. La enorme concentración de las principales fuentes de
información conduce necesariamente a una equivalente homologación de los
periódicos que se elaboran con ellas, pasquines de ocasión, que toman la
palabra de los “siempre presentes” mandarines y mandaderos del poder omnívoro,
que todo lo degrada.
Y
si bien las grandes agencias tienen como función utilizar un estilo de
redacción aséptico, sin valoraciones explícitas ni adjetivaciones, es evidente
que la propia selección de lo que se considera beneficioso al sistema
controlado por las transnacionales y sus intereses financieros conlleva a
ciertas omisiones atroces. ¿Hace falta que enumere las omisiones de los
crímenes cometidos por autoridad en función?, ¿hace falta que denuncie a
quienes denuncian delitos inexistentes?, ¿hace falta que menciones la bajeza de
quienes desde los medios pontifican mentiras de ninguna verdad, difamando,
amenazando, acerca de temas recurrentes, día a día?
¿O
algún funcionario al que defienden no ha sido corrupto?, ¿existe tal calidad de
funcionario elegido en estas democracias fingidas?, ¿algún político merece
consideración?, ¿no han pensado en dejar la TV y dedicarse a vivir?… La
“Grieta” lleva a la inmolación de las comunidades, empapadas de oscurantismo y
bestialidad… ¡sí! es perfectamente evidente y comprobable lo que afirmo, con
desgano y cierta tristeza, ante el paisaje que asoma hace un tiempo en
Argentina.
De
la “Grieta”, una vez instalada, las partes, no pueden evadirse más, no pueden
recuperarse, pues la verdad y el equilibrio dejan de existir… no es ni un
recuerdo… solo un sedimento de memoria de lo que jamás ha sucedido.
El
poder omnívoro y genocida produce la fisura, el desmembramiento, la ruptura,
devenidos en confrontaciones, con “amargas victorias”, donde sigue habiendo
esclavos, derrotados y muertos. La principal causa de mortandad en el mundo
sigue siendo el hambre, cobra más vidas que el sida, la tuberculosis y la
malaria juntas. ¿Algo ha modificado su rumbo?, ¿la humanidad ha podido salir de
su estado pre-social? Las tendencias filosóficas, los pensamientos de geniales
hombres que han vivido en este mundo, son sólo vagos recuerdos de un pasado que
pareciera nunca ha tenido lugar.
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