POR QUÉ LA IGLESIA CATÓLICA
GENERA RECHAZO
DAVID BOLLERO
La
Iglesia Católica genereza rechazo en buena parte de la sociedad, mal que le
pese a otra parte que la abraza incondicionalmente, aún con todos sus pecados
-que no son pocos-. No es necesario hacer un ejercicio excepcional de empatía
para comprender por qué la institución atraviesa sus horas más bajas en cuanto
a popularidad que ha desembocado en una fuga de fieles y de aportaciones
económicas. La última tropelía católica: los intentos de desahucio de un
centenar de inquilinos de viviendas VPO por parte de la Sociedad de San Vicente
de Paúl, mientras ésta saca pecho de su caridad.
No
ahondaré en la mezquina actuación de la Sociedad de San Vicente de Paúl porque
la información que firma Beatriz Asuar lo explica a la perfección. Lean,
indígnense y, si no lo hacen, probablemente entren en el saco de lo que genera
rechazo. Es así de simple. ¿Cómo una asociación que se autodefine “de carácter
humanitario y benéfico social” puede primar sus intereses económicos sobre las
personas? Pues porque en el aparato católico es una práctica extendida en
España.
¿Acaso
la Iglesia Católica no realiza un auténtico expolio cuando aprovecha la ley
promulgada por el Gobierno de Aznar? ¿Que es si no su capacidad de inmatricular
bienes sin ningún tipo de publicidad ni pago de impuestos? ¿Es de recibo que la
Iglesia Católica se haya hecho con la Mezquita de Córdoba por 30 euros? No, no
lo es… y por este motivo, Comunidades Autónomas como Aragón ya buscan reformar
la Ley Hipotecaria o, directamente, recurrir a la expropiaciones apelando al
interés social o público, para recuperar los bienes inmatriculados ‘por la
cara’ por la Iglesia desde 1998.
Lo
sucedido en Guadalajara con el centenar de inquilinos de VPO no es obra directa
de la Iglesia Católica como institución, pero sí como comunidad. En este
sentido, comenzando por la misma Conferencia Episcopal y terminando por la
última persona católica, sea o no practicante, deberían criticar con dureza la
actuación de la Sociedad de San Vicente de Paúl, que es mezquina y ruin se mire
desde la óptica que se mire pero, además, si se le aplica el filtro de valores
católicos -tan poco aplicado entre sus fieles- es absolutamente intolerable.
Sin
embargo, son pocas o nulas las voces católicas que se elevan para ir acabando
con abusos de este tipo que, incluso, pueden terminar chocando directamente
contra la ley. Y entre los que nos encontramos al otro lado, el rechazo se
agiganta. Basta ver cómo desde hace una década los ingresos procedentes de la X
en la casilla de la Iglesia en la Declaración de la Renta se han desplomado: Si
en 2008 suponía casi el 22% de esta asignación tributaria, en 2016 apenas
supone un 14%, muchos escalones por debajo del 34,5% que suponen las
asignaciones a otras actividades de interés social.
Esto
es solo el principio. La Iglesia, no sólo tiene que ocupar de una vez por todas
el lugar que le corresponde en un Estado aconfesional, esto es, sin ningún tipo
de privilegio ni presencia en colegios, universidades u hospitales, sino que,
además, ha de cumplir en ese nuevo rol con lo que marcan sus propios catecismos,
que hoy por hoy se alejan mucho de buena parte de sus actuaciones y las de sus
asociaciones seglares. Recuerden, ninguna buena obra hace mejor a una mala ni
la compensa. Eso es una máxima para católicos, ateos y agnósticos; todo lo
demás, cortinas de humo limpia conciencias… o almas, como prefieran.
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