CANARIAS 2018
JUAN HENRÍQUEZ
Es el último día del 2017, y, salvo que el destino me tenga
reservado alguna sorpresa de última hora, esta noche tengo la intención de
cenar y partir el nuevo año con mi familia más cercana. Salvo dar la bienvenida
al 2018, hay poco más que celebrar en el ámbito económico, social y cultural de
lo que de sí ha dado el 2017. Seguimos con una gravísima bolsa de paro, la
miseria nos rodea las 24 horas del día y por todas las esquinas, los salarios
caen como la espuma, los derechos de la clase trabajadora han sido destruidos
por el poder político y empresarial, la calidad sanitaria ha bajado a índices
preocupantes, en educación estamos a la cola europea, según el Grupo Prisa. ¡Un
año para olvidar, señores!
Pero lo peor, es que no hay visos de mejora para el 2018 en los
parámetros anunciados, y una larga lista de aspectos negativos sin enumerar.
Pero esta situación de desastre económico, laboral, social y cultural, se viene
produciendo casi 34 años atrás, ¡y curioso!, coincidiendo con el poder político
en manos de CC (Coalición Canaria). Es tal el entramado político/institucional
tejido por CC, que, a simple vista, parece imposible desmantelarlo.
Instituciones como el Gobierno canario, el Cabildo de Tenerife, el ayuntamiento
de Santa Cruz de Tenerife, más otra media docena de municipios en los que
gobiernan, solos o apuntalados por PP y PSC-PSOE, u otras agrupaciones de
ámbito local, con el añadido, de mandar prácticamente en la mayor parte de las
instituciones públicas de Canarias, por ejemplo, la Autoridad Portuaria. Salvo
la Delegación del Gobierno, gobiernan en el resto de los organismos públicos.
Tengo un deseo que pedir al 2018: Una nueva ley electoral que
permita el cambio político canario. Habrá alguien que piense que ése cambio
político que se produzca, puede que vaya “a peor la mejoría”, que decía El
Minuto. Me conformaría que el nuevo poder institucional que se produjera,
desmantelase la tela araña tejida por el falso e interesado nacionalismo de CC.
Siento, al generalizar, dañar algunas
buenas intenciones de apoyos a CC, lo cierto es que este grupo político se ha
convertido en el genuino representante de los mercaderes canarios (lobby
empresarial y financiero).
Estoy diciendo, y espero ser lo suficiente claro cómo para que se
me entienda, que hace 34 años, coincidiendo con aquel voto de censura contra
Jerónimo Saavedra, ejecutado por su propio socio de Gobierno, por aquel
entonces Manuel Hermoso, los hay que se subieron al carro de los mercaderes de
CC, y siguen viviendo del erario público, algunos sin currículo anterior.
No tengo ninguna previa hostilidad contra CC, pero el mal que
estos señores le han causado a Canarias y a sus ciudadanos/as, es terrible,
mucho peor, cuantitativa y cualitativamente hablando, y es una reflexión bien
meditada, que el daño que Rajoy y el PP han causado a los españoles, ¡qué ya es
decir! Porque esto de CC, se está convirtiendo en un mal endémico para el que
no tengo una clara solución a corto y medio plazo, como poco, habría que
esperar al próximo proceso electoral. Por supuesto que la revolución social en
la que pienso es, hoy por hoy, una utopía, aún así, no la abandono. La otra
alternativa sería pensar en un voto de censura contra el Gobierno en minoría
que preside Fernando Clavijo, pero, si mercaderes son los de CC, qué les voy a
contar, que ustedes no sepan, de los Antona, Víctor Torres, Román Rodríguez, o
del virrey gomero, el tal Casimiro Curbelo. ¡Agüita compadre!
Por ahora me conformaría con la toma de conciencia, entre la
mayoría de los canarios y canarias, de que esta situación no es irreversible,
que necesitamos crear un discurso regenerador para hacer posible un cambio
político/institucional en Canarias. Ahora mismo, no sé de qué plataforma
valernos, pero sí las que tenemos actualmente no nos valen, deberíamos
inventarla. Colaboremos por lograr: ¡Una Canarias social y solidaria! ¡FELIZ
2018!
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