UNA GARLOPA FRATERNA
RAFAEL ZAMORA MÉNDEZ
Para mí,FERNANDO ZAMORA MÉNDEZ,sin lugar a dudas,desde la
niñez,fue el auténtico héroe legendario que me supo acompañar a lo largo y
ancho de todas mis inocentes aventuras infantiles.
Mucho más tarde, al tener que emigrar hacia Venezuela, el
antojadizo Destino, por espacio de
14 largos años, ampliamente, distancia
nuestros mutuos caminos y, al regreso,
volviendo a encontrarnos de nuevo, pude corporalmente notarlo con el
mismo aspecto físico de siempre.
Jovial, dinámico, dispuesto a colaborar a cuanto se le
solicitara, apasionado y vehemente
seguidor de LA UNIÓN DEPORTIVA LAS PALMAS, del total fútbol argentino,
en cuya República estuvo residiendo, simpatizando con la exaltada afición Che , hizo que muchos le conocieran
con el abierto sobrenombre de EL RUBIO, en memoria y recuerdo da la famosa
SAETA RUBIA, Alfredo Di Stéfano al que, junto con el futbolístico fenómeno
mundial de pasmoso prodigio, MARADONA, tanto admiró y continuamente les tenía a
flor de labios.
Supo aprovechar los apropiados años de su jubilación para, una
vez más, poder dedicarse por entero a
los solícitos y agasajados cuidados de la que fuera su muy mimada esposa,la
querida LOLITA PADRÓN GALÁN; unos loables
bienhechores motivos que, para
nada en absoluto, le impidieron la conquista de reñidos campeonatos en
prácticos juegos sociales de salón, felizmente conseguidos, merced a sus altos
conocimientos sobre el intrincado ajedrez, entretenido dominó y el familiar
parchís.
Supo dar los más oportunos consejos a cuantos así se los
solicitaban, dominando con sorprendente pericia y suave tacto, reservados
asuntos secretos de complicadas
situaciones.
Profundo amante de la radiodifusión, conservaba una auténtica
colección de curiosos aparatos, mandos y disparejos mecanismos, dominándolos
todos ellos con profesional maestría técnica.
Colocó su mítica Pica en Flandes, allá, en donde ella hiciera
falta y fuese necesario, realizándolo todo sin eludir molestosos inconvenientes
o serios problemas, sin jamás esconder la cara, tenazmente, sin posible reposo.
Aceptó con desmedida esperanza y arrojada energía, los
encontrados vividos placeres, localizadas alegrías, sufridas penas y duros
batacazos de la vida que, a todas las sensibles criaturas se le suelen presentar
y que él, de una fulminante manera
particular, aniquilara, sufriendo silenciosamente, en lo más profundo de
su corazón, la inesperada pérdida de su
muy amado hijo, PACO JAIME, soportando
con resignado estoicismo, la cruel carga
de la más inesperada, ilícita y doliente apesadumbra cruz.
¡Atrás, muy atrás, han quedado desterrados en la añeja retentiva
del tiempo, aquellos lejanos, peligrosos y extensos años de militares africanas
experiencias; sus gastados cepillos y afiladas garlopas, unas artesanales
herramientas hábilmente manejadas en sus diestras manos de fino carpintero; su
comercial labia y prosapia para, con la mayor destreza, desenvoltura y
convencimiento, endosarle al cliente, el mejor calzado en plaza!
¡Atrás, han quedado tantas y tantas cosas, buenas y malas, que
nos serían imposible de enumerar!
Detalles, explicaciones, recuerdos, juveniles, arduas luchas en
busca del mejor porvenir, habiendo tenido que cargar achicharradas cantinas,
repartiéndolas como un multiplicado pulpo por todas las atestadas calles de Las
Palmas, desde el remoto Muro de Marrero, en Las Canteras, hasta el parque de
Santa Catalina, allá, por la sinuosa recta de Ripoche, Murga, Constantino,
Bravo Murillo, Venegas, Las cuatro Esquinas, en Telde, conviviendo en nutridas,
abarrotadas y conocidas Pensiones Hoteleras que, nuestros difuntos padres
tuvieron ubicadas por los mencionados
términos y, con las que nunca, se pudo alcanzar el natural desahogo de una
mejor y más lucrativa recompensa económica.
Y... ¡En qué duras circunstancias, las de aquella acongojada
época en que, todo se tenía que cocinar, al doliente calor de unos simples
infiernillos, asombrándonos de cómo la inmolada mamá LOLA, podía sacar adelante tantas primorosas y
variadas exquisiteces culinarias, con aquellos débiles fuegos de indefensa
quincalla, más propios del tentador diablo que del mismo santo Dios!
¡Todavía, me parece vislumbrar la egregia figura de papá
AURELIO, pregonando a los cuatro vientos... las montañas de cáscaras de huevos
que en GUARAZOCA habían, por los muchos flanes elaborados en casa , cuando, en
realidad, por aquel período, la pura Tamatina , era que más imperaba y menos
costaba!
¡SON ALGUNOS DE LOS IMBORRABLES DETALLES QUE, AL MENOS, PARA MÍ,
NUNCA SE PODRÁN ESFUMAR EN EL RAUDO DESFILE DE LOS VERTEGINOSOS DÍAS!
LAS CICATRICES DE LA EXPERIENCIA FORMAN EL CARÁCTER DE LAS
PERSONAS.
¡NUESTRO ÚNICO DERECHO ES SABER CUMPLIR CON EL DEBER!.
¡SIEMPRE, MI QUERIDO HERMANO,
TE LLEVAMOS EN EL ALMA
Y, CON MORALES,DE MANO,
TU RECUERDO DESPERTAMOS,
EN NUESTRA “NACIÓN CANARIA”!
Estimado AMIGO MORALES: El pasado 3 de los corrientes, hace unos años ya, dejaba de existir mi muy querido hermano, FERNANDO, A LOS 87 DE EDAD.
ResponderEliminarESTE ha sido un fraternal HOMENAJE, RECORDANDO SUS Muchas cosas buenas y un gentil detalle por tu parte.