JOSÉ RIVERO VIVAS
UNA VIDA LITERARIA
José Rivero
Vivas es uno de los escritores más productivos de Canarias, con más de 100
libros escritos de narrativa, teatro, ensayo y poesía, de los cuales poco más
de una cuarentena son los que han visto su publicación. Escritor reconocido
fuera de las islas, tanto en la península, como en países como Francia e
Inglaterra, ganador de múltiples premios literarios, nos presenta el próximo
día 25 de enero y a las 7 de la tarde en la Sala de la MAC en la calle El
Castillo, sus dos últimas novelas. Aprovechamos el acontecimiento para mantener
unas palabras con el autor.
¿Qué cree que aportan sus dos nuevas
novelas “Alodio” y “Rútila oquedad” a la totalidad de su obra?
A
estas alturas de mi proceso, cabe
preguntarse por la sustancia de estos escritos. Ello
nos lleva a pensar que esta hora de la tarde volverá mañana a ser otra
vez; lo cual implica decir antes de caer en la
contrariedad de uno y otro personaje, aunque lo ideal
sería esgrimir algo fantasioso relativo a su inquietud y ansiedad.
Así que, cada relato nace bajo este clamor, aunque el tema parezca
disparatado, después de sopesado el pronóstico de su ventura.
René
Cérano el hispanista francés escribió un libro en los años ochenta que el
título: ¿Quién es José Rivero Vivas? Con el paso del tiempo no sé si los
lectores han encontrado la respuesta, pero para usted ¿Quién es José Rivero
Vivas?
En verdad, soy un
soñador, no un experto en temas de variada índole, lo cual,
en libre deriva, me ha dado alas para contar ficciones,
revestidas de cierto halo convincente, por más que versen sobre lo más
peregrino, alejado a veces de mi reino, aunque
procuro que no se aparten de mi dominio. Todo ello, sin
embargo, va henchido de cierto aire, afín a concepción artística, extraño tal
vez por el uso del lenguaje, real protagonista de cada relato, Se trata, en
suma, de un juego, no malabar, entre el idioma empleado
y quien escribe; en este caso, José
Rivero Vivas.
El
reconocimiento del autor es muchas veces relativo y está en función de muchas
circunstancias, ¿ha sido valorado suficientemente José Rivero Vivas y su obra
en Canarias?
Supuesto
que el ser humano, en cuanto miembro de la sociedad que integra, siente
necesidad de manifestar la suma acumulada en su interior, busca anhelante la
forma de alcanzar implantación y dar a conocer su discernimiento. Quien recurre
a la palabra, lo hace con deseo de volcar su inquietud y desazón respecto de su
entorno, y aún más allá. Su discurso va vertido en indistinta versión; pero, es
lo de menos, aun cuando el autor persiga hallar eco en toda esfera de su
contorno.
Después
de una vida dedicada exclusivamente a la creatividad literaria, ¿cree usted que
la literatura tiene alguna deuda con José Rivero Vivas?
Llevo mucho
tiempo en este menester, y, aunque han sido
publicadas varias de mi larga Lista de Obras,
no he
obtenido palma ni galardón, lo que sin duda contribuye a
que mi
extensa labor no se vea agraciada con ese aval oficial, que al parecer es
imprescindible para que un escritor llegue a ser reconocido como miembro electo
perteneciente al gremio de la profesión libremente ejercida.
La
Magua es quizá su obra más conocida y entre otras cosas plantea un eterno
dilema ¿Dónde está el auténtico José Rivero Vivas, en el que estando en las
islas quiere marcharse a buscar nuevas fronteras o en el que estando fuera
siente “magua” de su tierra y desea regresar?
El
confinamiento entre el litoral y el monte acalla en Marcial su grito de
libertad y trunca su ímpetu viajero, arrumbando a un lado su loca aspiración, que
lo hunde en una magua desmedida. Estando fuera sufre también por el ansia de
volver, aunque le tortura la perspectiva del retorno. No obstante, su estancia
en Canarias le ensancha el corazón, y canta regocijado su alegría y su
contento. En La magua van mezcladas las propuestas de los distintos personajes,
porque ciertamente es contar lo contado por otro, que a su vez recuerda lo ya
contado.
Después
de tantas obras escritas y muchas publicadas ¿Le quedan ganas para afrontar
nuevos retos literarios
A pesar
de haber atravesado unas circunstancias desfavorables,
por adversas, incomprensiblemente continúo
escribiendo. Ello se sostiene por cuanto la escritura es un hablar de mí a mí, no una narración,
como cabría suponer. Esta peculiaridad me incita a saltar
de un lado a otro, en sensata disertación, relativa a cuanto conceptúo de suyo
relevante.
Después
de conocer el panorama literario canario durante décadas ¿Cómo ve la situación
actual de la literatura canaria?
La valoración,
en distinto grado, corresponde al experto en la materia, necesaria para aliento
del autor, que de este modo ve confirmada su consolidación literaria. En Alodio, José Díaz Hernández dice a este
respecto: Las obras han de
mantenerse en pie por sí mismas, su tesoro y su valía. Ello
obliga a
dejar el vaticinio, so pena de caer en craso error. Es,
sin embargo, lamentable, que tanta obra, en distintas facetas, permanezca en la
oscuridad por mera negligencia de quien muestra vana insensibilidad hacia
ellas.
Nos
quiere añadir algo más, probablemente eso que siempre ha querido decir y se ha
tenido que guardar.
Sin ánimo de desvelar su intríngulis, en mis
novelas, quien largamente habla, muestra lo previamente urdido con
arbitrariedad y rigor. Ello nos induce a estimar que las diversas historias son
insinuadas,
en parte evocadas, tejiendo un conjunto de hechos, fortuitos tal vez, pero
habituales, ya que rezuman cuanto parece propio de circunstancias corrientes; por
lo mismo, el relato no comienza en el inicio del texto, sino donde al escritor
persuade su trama. En consecuencia, ninguna de mis novelas debería ser
catalogada de rara, puesto que la exposición de su contenido no significa que
el autor haya de constreñirse a su ámbito concreto. Puede muy bien extraviarse
y disiparse a su libre albedrío, consciente de que, las variadas opciones
sugeridas, enriquecen su aportación en un disímil y heterogéneo fluir.
Ánghel
Morales García
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