EL DICTADO DE UN
DICTADOR
RAFAEL ZAMORA MÉNDEZ
El que se pueda gobernar, no es ningún extraordinario privilegio.
Estrictamente, debería ser una exigida capacidad de favorecida
asistencia, al viable servicio de los demás.
Sin posible duda, la mayor tiranía, frenéticamente, la solemos
desplegar en esa arbitraria citación, llamada
“OPINIÓN PÚBLICA”; algo
actualmente, tan en boga, enmarcando una jeroglífica y peliaguda política que,
por dondequiera, sin más ni más, suele salirnos al paso, pretendiendo
exponernos unas considerables opiniones,
capaces de animar al máximo, cualquier cosa que
pretendamos tasar con el agitado nombre de TERTULIA.
Ya han sido copiosas las veces que aquí mismo, hemos comentado
sobre el difundido dicho aquel, corroborándonos
la vulgar sentencia de que...“CUALQUIER TIEMPO PASADO FUE MEJOR”.
Así, lo aseguran los sabios entendidos en la materia y, según
afirma nuestro precario meollo, “RECORDAR ES VIVIR”.
Por todo lo dicho, hoy, me expongo a describirles un fidedigno
hecho, acaecido en el muy lejano ayer de
mi pasado, a sabiendas, de los múltiples detractores que sobre este contenido a
presentarles, probablemente, como tajantes saetas, desearán salirme al paso.
La singular contingencia
acaeció en un boyante negocio que, en un muy operativo rincón caraqueño,
conjuntamente en fraternal Sociedad con unos excelentes amigos, regentara mi
dilecto y emprendedor primo hermano, ENRIQUE SÁNCHEZ MÉNDEZ,ya,
lamentablemente, traspasado a la otra orilla, habiendo sido el único en su
especial comercialización de productos españoles, tales como los más
seleccionados embutidos, famosas marcas de vinos, coñac, licores y exquisitas conservas.
Una buena tarde, ante un fisgón tumulto de atolondrados
clientes, delante de la puerta, se detuvo una marcial comitiva, descendiendo de
un enorme vehículo, unos engalanados superiores, luciendo brillantes
condecoraciones y atrayentes signo de valioso señorío.
Él, en persona, con el más exiguo de los séquitos, venía a que”
tuviésemos la cortesía de brindarle una copita de clásico Jerez”.
Y... así fue: ¡Me estrechó la mano!
Una mano minúscula, blanca, atenta y regordeta.
Fue tan sólo por un breve santiamén, un fugaz instante, un
vertiginoso momento que, a pesar de haber sido tan efímero, pude percibir, notar, lleno de franca
admiración, que de ella emanaba, derivaba, esa valorada cordialidad tan
sincera, viril, directa y espontánea, capaz de sellar perennemente los potentes
lazos del más sugestivo enajenamiento y apegada simpatía.
Esta matizada complacencia, sería la primera y última vez que me
permitió el alcanzar tenerle, frente a frente, por lo que me llamó enormemente
la atención, máxime, cuando en España, por aquellos espinosos años de la otra quejosa dominación, para intentar
poder saludar a un ministro, alto militar, obispo o... pelado “pincha papeles”,
había que consignar una larga instancia, abarrotada con un metálico desfile de
marcadas estampillas que, como dolorosa carnada, nos costaban todo un
derrochado realero.
En la vida, dentro de lo más recóndito de mi alma, podré dejar
al margen de la inhumana indiferencia, el escueto gesto de
este indiviso hombre que, saltándose el engañoso terraplén de la embrollada
política fue, nada más y nana menos, que todo un saturado General, con un
esplendente promedio de altas notas obtenidas en la Academia Militar de su
país, hasta la fecha, no superadas definitivamente por nadie. ¡Un enormemente
destacado Presidente que, por luengos
años, ejerciera sus preceptos, entre los pobladores de una muy fraternal y
acogedora República.
Hace ya unas computadas etapas que dejó de existir.
Para muchos, fue un AUTORITARIO DICTADOR: Casi diez largos años
de férreo mandato, con reprensibles actos intransigentes, a veces,
absolutamente injustos, de sanguinarias reclusiones y desalmados
correctivos, radicalmente brutales.
Desde finales de 1.948,
hasta los iniciales comienzos del 1.958, en el que fuera derrocado por una
arriesgada victoriosa Revolución, representó a las mil maravillas, los
trascendentales roles de “ÁNGEL y
“DEMONIO”.
Porque, para otros, fue todo un símbolo de PROSPERIDAD,
GRANDEZA, RIQUEZA, TRABAJO, ADELANTO, BIENESTAR y, sobre todo, TRANQUILIDAD
CIUDADANA, algo perceptible que, a las claras se demostraba, cuando cualquiera transitaba por las
atestadas calles de Caracas, a las tantas de la noche, con la misma paz, serenidad y confianza que se hiciera a la colmada luz del más iluminado día.
Los contrarios a sus ideas, estarán contentos, aunque, en el fondo, si son
realmente francos y sinceros, de ningún modo podrán dejar de reconocer que...
bastantes cosas buenas supo perpetrar durante sus dilatados años de mandato.
¡Algún amigo habrá dejado también!
Entre ellos y, a mucha honra, me encuentro yo, testificándoles
de que, la historia de su vida, de sus hechos, de su corta travesía por las
embarazosas vías de sus heterogéneos preceptos, no tendrá punto final.
¡SE LLAMÓ, MARCOS EVANGELISTA PÉREZ JIMÉNEZ, nacido en el Estado venezolano de Táchira, un 25 de abril
de 1.914 y, durante su impuesto exilio, fallecido a los 85 años de edad, cerca
de Madrid, en Alcobendas, un 20 de septiembre de 1.999, el que una vez, me
estrechara la mano, poniendo de relieve
esa esclarecida llaneza y acreditada naturalidad que corteja a todos cuantos habitan en
nuestra constantemente perpetuada y placentera OCTAVA ISLA!
Sin él, el mundo, sin lugar a dudas, seguirá su marcha pero, en
este filtradísimo comentario que, hoy, ejecuto en “NACIÓN CANARIA” de ninguna
manera, he querido dejar de omitirle, porque... cuando intentamos silenciar
aquello que en el fondo del espíritu
concebimos, más tarde o temprano, en lo más profundo del ser, a la
fuerza, tendrá que intensamente
punzarnos.
De veras:¡A mí, a mí; sí que me dolió la casi silenciosa, oscura
y triste despedida final, de este hombre, de este sepultado personaje que, lejos de su patria, exiliado, ausente,
desterrado, ¡por fin!, logró reposar para siempre, en una de las más sosegadas
paces, que, solo la propia Eternidad, idóneamente, le pudo consagrar!
¡LA DEMOCRACIA ES HERMOSA,
SI LA USAMOS CON RAZÓN
PERO, RESULTA OTRA COSA,
SI SE TORNA PELIGROSA,
NO ATENDIENDO A LA NACIÓN!
EL DICTADO DE ESTE SER,
NO SE HA PERDIDO EN LA NADA.
¡AY,SI PUDIERA NACER,
VOLVERÍA A RENACER,
SU VENEZUELA INMOLADA!!,
ESTA VERÍDICA CRÓNICA, AMIGO MORALES, LEVANTARÁ SANGRIENTAS AMPOLLAS ENTRE MIS MÚLTIPLES CONTACTOS VENEZOLANOS PERO, EN EL FONDO DE LA CUESTIÓN, ANTE LA ACTUAL TRISTE SITUACIÓN DEL PAÍS, DESEARÍAN QUE OTRO CUALQUIER PÉREZ JIMÉNEZ... RETORNASE.
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