SIGUE LA FARSA
J.M. AIZPURUA
¿Alguien podría decirme el daño que harían los
catalanes presos o exilados, andando tranquilamente por las calles?
Los daños se produjeron cuando Mariano histérico
lanzó los piolines y puso al Estado patas arriba. Pero si en vez de hacer el
ridículo hubiera respondido mandando una Delegación a Barcelona, para
parlamentar, que es el oficio de unos y otros, las cosas no se hubieran salido
de madre. Pero el líder de la corrupción necesita otros focos de atención
mediática y simular que él se ocupa de proteger la patria, mientras los demás
se ocupan de cosas menores, como las pensiones, los salarios, la educación y la
sanidad, o como los pesados que siempre hablan de la corrupción del pasado.
O yo no entendí la Democracia, o las calles y
parlamentos están para que el catalán y Mariano, prediquen cada cual lo suyo y
luego los ciudadanos voten. Y es que leí en el periódico que el catalán agrupó
70 votos y el Mariano sacó 4 para poder ir en un coche y ahorrar. Ya sé que, si
lee esto, Mariano me va a gritar airado:
“¡155, Venezuela!”
Pero sigo sin entenderlo.
Después de todo lo que hicieron, ¿Cataluña es
república o sigue en plaza el Borbón? Pues parece que no hicieron nada y que
nada pueden hacer mientras los Piolines y los jueces estén de parte de Mariano.
Entonces para que tensar la cuerda y reprimirlos como al Lute en sus malos tiempos.
Son “políticos” y su obligación es buscar caminos
para sus electores catalanes, y Mariano para los suyos, y en las controversias;
a parlamentar que es lo apropiado. Con las urnas camufladas, las votaciones
referendo, la fuga, el envaine de la busca y captura internacional, el catalán
le ha dado sopas con honda al Mariano, y da la impresión de que el montaje
judicial es una venganza y no justicia. Me atrevo a aventurar que en la corte
europea todo quedará, como en otras ocasiones en sobreseimiento ridículo.
El catalán ha puesto el dedo en la llaga; no se
crean que hay dos millones de catalanes tontos y un Mariano listo. Realmente
hay un problema que necesita de la intervención de Mariano y el catalán, para
abordar soluciones temporales que vayan dando pasos reales para enfocar un
Estado con bases sólidas y naciones conciliadas.
Esa política de altura es la que necesita una
ciudadanía del siglo XXI.
El palo y
tente tieso es del medioevo, de inquisidores y fascistas, de duros con el débil
y sumisos al señorito, algo que ya conocemos y que nunca dio resultado ¿Acaso
Venezuela es España, o lo es Cuba? Pues palos allí ya se dieron. Y de las
españolísimas provincias de Ifni y Sahara no puedo ni escribir, pues igual me
manda el rey moro a prender.
No se lo tomen en serio; esta tragicomedia
catalana, empezó por “la pela” y terminará con la pela. En el camino:
mediocridad y corrupción, con venganzas personales.
¡Que mal gobierno nos toca!
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