FEIJÓO DESENCADENADO
ANÍBAL MALVAR
Ni nuestros más misacantanos periódicos de derechas han alcanzado las alturas xenófobas que sí ha tocado el verbo desencadenado de Alberto Núñez Feijóo tras el atentado de Algeciras: "Desde hace muchos siglos no verá usted a un católico, a un cristiano matar en nombre de su religión o creencias". Al final vamos a tener que creernos incluso que Feijóo no sabía quién era Marcial Dorado cuando se untaban cremitas antisol en el yate del narcotraficante. Habrá que recordarle que los EEUU, los jefes de Feijóo en la OTAN, suelen invadir países en nombre de Dios. No es una metáfora. Todos habéis escuchado a todos los presidentes de EEUU invocar a Dios cada vez que iniciaban uno de sus mercadeos bélicos asesinos, fuera en Irak, Afganistán o Guantánamo. El diablo siempre actúa en nombre de dios, porque el diablo, como la ultraderecha internacional, ha leído mucho a Goebbels, y sabe que no hay más eficaz método propagandístico que atribuir al adversario las perversiones que tú defiendes.
Los nazis y los
jueces llaman violentos a los podemitas pacifistas, como Alberto Rodríguez o
Isa Serra, y después se van a torturar maricones a la altura del segundo cubata
en nombre de dios. Se conoce que dios no es muy de bares y a la altura del
segundo cubata ya se ha ido a dormir.
Por mucho que
votemos cada cuatro años, España sigue estando gobernada desde las sacristías,
y eso explica el desbarre de Feijóo, que tiene más pinta y más verbo de
sacristán que de estadista internacional. El hombre que no entendía por qué las
vacas llevan nombre femenino, y que temía mordeduras de merluzas spielbergianas
a la orilla de las playas si se ponía coto a la pesca, quiere ser presidente
del país con una simple consigna: los moros, las merluzas y los rojos son los
malos. Pero ni siquiera nuestra más rancia prensa de derechas está dispuesta a
asumir tal ridículo, y ha dejado pasar la feijoada como si aquí paz y después
gloria. Al menos en sus editoriales, porque las portadas ya tal.
Que la prensa
ultramontana tenga que moderar los excesos verbales de su amado líder resulta
preocupante. Si Feijóo es tan radical que incluso asusta a Paco Marhuenda,
apaga la democracia y vámonos.
Apuntan algunos, cada
vez menos sotto voce e incluso en su partido, que quizá el problema de Feijóo
sea eléctrico: que tenga menos luces que Abel Caballero, o sea, y que por eso
anda vendiendo merluzas y doradas desde el yate cada vez que abre la boca sin
guion.
Vengo leyendo en
los periódicos del régimen mucha información sobre la creciente presencia de
sorayistas en el equipo de Feijóo. El gallego, que no sabe hablar gallego, anda
refichando a gentes del viejo equipo de Soraya Sáenz de Santamaría. En puestos
muy principales. Resulta curioso, porque los que nos preocupamos del asunto
sabemos que Feijóo sospecha que quien filtró su foto con Marcial Dorado fue
precisamente Soraya, que no olvidemos que tuvo el control del servicio de
inteligencia español (CNI) durante años. Información no le faltaba. Y seguro
que buena. Imagino perfectamente a SSS (Soraya Sáenz de Santamaría) dando
instrucciones en plan EME a su 007 Villarejo, u otro (no confundir a EME, jefa
del 007 de Ian Fleming, con el anónimo EME Punto Rajoy).
--Le podríamos
poner veneno en la merluza... O en la dorada.
--No hagas nada. Tú
déjale que hable.
Se le va a hacer
larga a la prensa esta intensiva campaña con Feijóo desencadenado. Aznar era un
Cid pequeñito que confortaba a la vieja derecha; Rajoy dominaba el parlamentarismo
rancio; Casado era un simpático zangolotino que podía decir cualquier tontería
y seguir cayéndote simpático; pero Feijóo no tiene nada. Cuando se pone serio
resulta gracioso, y cuando quiere ser gracioso nos pone tristes. Insisto: se le
va a hacer muy larga la campaña a nuestra prensa nacional-católica. Van a
gastar más energía en silenciar las boutades de su líder que en vociferar sus
inquinas contra el gobierno. Qué buen candidato le ha salido a Pedro Sánchez.
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