EL SILENCIO DE LOS CORDEROS
MANUEL RUIZ ROBLES
La ministra de Defensa recibe en la base aérea de Torrejón a más de 200 militares ucranianos que se adiestrarán en España”, noticia publicada en la página web del ministerio de defensa.
En palabras certeras de nuestro compañero Floren Dimas, Oficial del Ejército del Aire, jubilado, Presidente de la Asociación Civil Milicia y República (ACMYR):
“Cuando se habla de la implicación de España en la guerra Ucrania, a veces se emplea un lenguaje vaporoso e inconcreto, relativo al envío de armamento y munición sin dar más datos.
En la información
de este enlace (*), podemos tomar conciencia del nivel de implicación de las
FAS de nuestro país, en un conflicto en el que hemos pasado a declararnos como
enemigo militar de Rusia, dentro de la OTAN, que es el paso previo para llegar
a una declaración formal de guerra, por parte de un país (Rusia) con el que,
hasta hace poco tiempo, teníamos unas excelentes relaciones comerciales y
diplomáticas.”
Fin de la cita.
Un enfrentamiento
armado con la principal potencia militar de nuestro continente no cabe ni en la
peor de nuestras pesadillas. Sin embargo, es un riesgo muy real, que se
acrecienta de día en día por la evolución
de la guerra y la presencia de bases militares americanas e
instalaciones de la OTAN en nuestro territorio, que nos sitúan en el ojo del
huracán.
La deriva militarista del Gobierno de
coalición, impulsada por el rey y su
“ministra de la guerra” Margarita Robles, tendrá, si no se pone freno,
consecuencias devastadoras por las razones apuntadas.
Por otro lado, su
enorme impacto en los presupuestos generales del Estado está provocando el
empobrecimiento de la clase obrera y el criminal saqueo de los servicios
públicos, canibalizados por los señores de la guerra, que afecta a amplias
capas de la sociedad.
“El capitalismo
lleva dentro la guerra como la nube la tormenta“, decía Jean Jaurès, asesinado
días antes del desencadenamiento de la I Guerra Mundial (1914-1918).
España nunca estuvo en guerra con Rusia. Sin
embargo, sí lo estuvo con los USA. En
1898, el entonces emergente imperio americano, nos declaró la guerra a fin de
apoderarse de las últimas colonias del decadente reino borbónico.
La escuadra
española, al mando del almirante Cervera -que zarpó de la bahía de Santiago de Cuba, a sabiendas
de ser una escuadra hacia la muerte- sucumbió ante la superioridad numérica del
enemigo. Los marinos españoles lucharon
y murieron absurdamente en una batalla perdida de antemano. Fue el llamado
“Desastre del 98”.
Siglo y medio
después, la “democrática” USA, tras producirse el golpe militar fascista contra
el Gobierno legítimo de la II República, que derivó en la Guerra de España,
suministró combustible al ejército de Franco, alimentando la maquinaria de
muerte y destrucción que arrasó nuestros pueblos (1936-1939).
Por el contrario,
frente a la agresión militar del ejército golpista, la clase obrera, con el
auxilio fraternal de las Brigadas Internacionales y de la Unión Soviética,
consiguió frenar el avance del fascismo, que atacó por tierra, mar y aire a la
indefensa República española; preludio de la II Guerra Mundial.
Una vez invadida
gran parte del continente europeo por el ejército nazi, Rusia fue decisiva para
la liberación de Europa. El Ejército Rojo, tras la Batalla de Stalingrado, que
hoy da su nombre a una conocida plaza de París, avanzó victorioso hasta liberar
Berlín de las garras del nazismo, finalizando la II Guerra Mundial en Europa.
Acabada la guerra,
los pueblos del mundo, en su resolución 39(I) del 3 de febrero de 1946 de la
Asamblea General de la ONU, condenaron la dictadura de Franco.
Siete años después
de la histórica resolución de la ONU, los USA dieron de nuevo apoyo a Franco,
forzando su reconocimiento internacional e instalando bases militares
extranjeras en nuestro suelo, liquidando todo vestigio de soberanía nacional.
Las bases militares
de los USA, e instalaciones de la OTAN, comprometen gravemente la neutralidad
del Estado español, implicado directamente en la Guerra de Ucrania, temible
preludio de la III Guerra Mundial, que sería termonuclear; en la que no habría
vencedores ni vencidos, pues no quedaría vida alguna sobre el planeta que
pudiese proclamar su victoria.
La furibunda cruzada imperialista de los USA
pone en evidencia su criminal recurso a la provocación geoestratégica y a la
guerra directa como instrumentos de conquista de mercados y de materias primas.
Los USA son de
facto la potencia miliar ocupante del Estado español; en camino de convertirse
en la potencia militar ocupante de Europa, tras la lamentable invasión de
Ucrania por parte de la Federación de Rusia.
Sin embargo, es
indecente ocultar que tal conflicto fue largamente buscado por los USA, en su
afán imperialista de alcanzar el dominio de Europa y la balcanización de los extensos territorios de
Rusia, a fin de tomar el control de sus inmensos recursos.
La agresión de Kiev
contra la población ruso hablante se desencadenó como consecuencia del llamado
golpe de la Plaza Maidán, financiado y alentado por Occidente. Miles de
personas de habla rusa, mayoritaria en la región del Donbás, están siendo
asesinadas desde 2014 por parte de fuerzas militares neonazis integradas en el
ejército ucraniano; uno de los más poderosos de Europa.
El ejército
ucraniano está siendo criminalmente armado por Occidente, en particular por
España, contribuyendo de este modo al peligroso estancamiento de la guerra, la
sangría de los contendientes y el exterminio de la población ruso hablante.
Situación que nos recuerda una época no tan lejana: la del Holocausto judío,
que se consumó con la pasividad y el silencio cómplice de los gobiernos de
Europa.
Es necesario que la
clase obrera y los pueblos del Estado español se movilicen, exigiendo el fin de
nuestra implicación en la escalada de guerras imperialistas.
La guerra de los
USA contra Rusia, utilizando como ariete al pueblo de Ucrania, que pone los
muertos, es un peldaño más, enormemente peligroso, en la “guerra mundo” que el
imperio americano impulsa, desde la disolución de la Unión Soviética, para
imponer su hegemonía mundial.
La estrategia
guerrera de los USA, a fin de paliar su decadencia como potencia hegemónica,
contrasta con la actitud pacífica y negociadora de otras potencias emergentes,
como China, en la conquista de mercados y de recursos estratégicos.
Un silencio
cómplice se ha instalado en la mayoría de los partidos parlamentarios. Es el
“silencio de los corderos”, inducido por la actitud lacayuna del rey Borbón,
jefe del Estado y mando supremo de las Fuerzas Armadas, en su indigno papel de
virrey americano, que nos humilla, violentando los deseos de paz de los
trabajadores y pueblos del Estado español.
El Gobierno “más
progresista de la historia” actúa en política
exterior al dictado de los USA; y los partidos que lo apoyan,
contaminados por la histeria imperialista, han aprobado los presupuestos más
militaristas de la historia ¿Estaremos en 1914?
Y esto seguirá
siendo así mientras el rey pueda parapetarse tras su aduladora guardia
pretoriana; antaño juancarlista, hogaño felipista.
Diga lo que diga el
bodrio de Constitución que nos fue impuesta por los poderes del franquismo,
mediante engaño y terrorismo de Estado, es un hecho irrefutable que fue
“ratificada” por un pueblo sometido al terror paralizante del ejército de Franco,
lo que la invalida de pleno derecho.
Ningún tribunal
Constitucional democrático validaría tamaño desafuero.
Uno de los graves
problemas jurídicos derivados de la Constitución del 78 -irresoluble por el
régimen de la Monarquía- es la impunidad de los crímenes del franquismo, pues
el rey lo es en virtud de las leyes de sucesión de Franco, vigentes.
Existe una cadena
jurídica, sin legitimidad democrática alguna, que arranca del golpe militar
fascista, la guerra de exterminio y la dictadura, base del pretendido derecho
de sucesión de los Borbones.
La Constitución de
la II República no ha sido abolida por ninguna otra ley del mismo rango, que
tenga idéntica legitimidad democrática.
Pese a los
sucesivos lavados de cara -mediante leyes de Memoria, que acaban siendo “leyes
de punto final”- está presente una cruda
realidad: el agujero negro de la
dictadura, matriz jurídica del régimen del 78, fundado por el rey Juan Carlos
I, sucesor de Franco como consecuencia de las leyes de sucesión franquistas.
Cualquier reforma
constitucional legítima habría de partir de una Constitución igualmente
legítima, y no como producto de una reforma de la dictadura, que lleva su sello
de origen, “ratificada” en condiciones de grave coacción militar, que la
invalidan. Por ello es imposible acabar con la impunidad del franquismo, porque
los crímenes del franquismo son la esencia de este régimen, su partida de
nacimiento.
Afirmo, por tanto,
que el rey es el vértice de una cadena antidemocrática de poderes fácticos.
Entre la infinidad
de consecuencias indeseadas, por efecto de la esencia franquista de la
monarquía, cito dos casos recientes para
ilustrar lo que afirmo:
Prueba n.º 1: El
Teniente Segura sigue expulsado del Ejército por denunciar la corrupción
interna, de la que aportó pruebas fehacientes. Tal expulsión se dictó en
violación de los tratados de la Unión Europea.
Prueba n.º 2: El
Cabo Marco Santos sigue expulsado del Ejército por decir “salud y república” al
firmar un escrito que criticaba un amenazante manifiesto franquista, firmado a
su vez por cientos de oficiales retirados o en la reserva, entre ellos algunos
conocidos generales y almirantes vinculados a la Casa Real.
No seremos
cómplices.
El “Colectivo
Anemoi” de militares demócratas -es decir, republicanos y antifascistas- se
suma al Manifiesto europeo por un alto a la guerra; por un alto el fuego
inmediato, sin condiciones.
(*) La ministra de
Defensa recibe en la base aérea de Torrejón a más de 200 militares ucranianos
que se adiestrarán en España
Manuel Ruiz Robles.
Capitán de Navío de la Armada, jubilado, miembro de la Agrupación
Ateneísta “Juan Negrín”, del Ateneo de
Madrid.
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