NO ES JUSTICIA: FUE UNA CAZA DE BRUJAS
JUAN TORRES LÓPEZ
La
jueza Mercedes Ayala llegando a la Audiciencia Provincial de Sevillaa 19 de
noviembre del 2019.- Eduardo Briones / Europa Press (Foto de ARCHIVO)
19/11/2019
El 14 de mayo de 2011 un grupo de treinta y nueve académicos de diversas universidades españolas publicamos en la sección de Andalucía del diario El País un artículo titulado ¿Justicia o caza de brujas?. Unas semanas antes, Izquierda Unida había anunciado que no presentaría como candidata en las elecciones municipales que estaban a punto de celebrarse a ninguna persona que estuviese imputada por la justicia. Al poco tiempo, el juzgado que instruía el procedimiento sobre el llamado caso Mercasevilla, dirigido por la jueza Mercedes Alaya, filtraba a la prensa que el dirigente y concejal de esa formación política Antonio Torrijos estaba imputado, lo cual ponía a Izquierda Unida en el disparadero: no podría volver a presentarlo en su lista electoral.
En nuestro
artículo, denunciábamos que hubiera transcurrido más de un mes de la filtración
sin que se hubiese producido efectivamente la imputación, sin comunicar nada al
interesado y, sobre todo, que esa imputación pudiera llevarse a cabo por las
razones filtradas: haber participado, en su calidad de concejal de IU y como
miembro del consejo de administración, en la venta de unos terrenos de dicha
empresa.
Denunciamos esto
último, lo más importante, porque era evidente que Antonio Torrijos no se había
beneficiado personalmente de esa venta y, sobre todo, porque se trataba de una
operación completamente legal y aprobada no por él solo, sino por la totalidad
del consejo y del pleno municipal, de modo que, en todo caso, debería imputarse
a la totalidad de sus miembros.
La imputación (o,
peor aún, la filtración desde el propio juzgado) aparecía claramente como una
forma torticera de evitar que Izquierda Unida presentara a una persona con
experiencia y bien conocida en la ciudad, disminuyendo así sus posibilidades de
éxito electoral.
Casi doce años después,
la propia administración de justicia ha confirmado lo que nosotros habíamos
denunciado en el artículo: Antonio Rodrigo Torrijos resultó absuelto, como
confirmó una sólida y rigurosa sentencia que ni siquiera fue recurrida por las
acusaciones particulares ni por el ministerio fiscal.
Este hecho ya
hubiera merecido por sí mismo la condena social y jurídica de la jueza que
aprovechó su condición privilegiada para interferir en el juego democrático en
favor de un partido político, en este caso del PP. Lo auténticamente grave es
que su actuación partidista no se ha limitado a este caso. Procedió a imputar
por otras causas al mismo Antonio Rodrigo Torrijos e igualmente a su compañero
de filas José Manuel García Martínez, y ha promovido otros procedimientos que
han concluido con el mismo resultado: absolución final, daños a personas
inocentes y beneficio para el Partido Popular.
Escribo sobre este
caso doce años después, no solo para expresar a estas dos personas mi cariño y
solidaridad sino, sobre todo, para volver a denunciar el uso partidista que
algunos magistrados, como la señalada, han hecho y vienen haciendo de la
Justicia, provocando daños morales y económicos incalculables a personas
concretas (la mencionada jueza llegó a ponerles una fianza de 620.000 euros) y
a la convivencia pacífica y democrática que todos los españoles sin distinción
nos merecemos.
La actuación de la
jueza contra estos dos dirigentes de Izquierda Unida no fue casual. Como el
propio Antonio Rodrigo Torrijos ha comentado en alguna entrevista se le puede
aplicar la frase de la Mafia que recoge El Padrino de Francis Coppola: "No
había nada personal. Eran negocios". En este caso, se trataba de quitar de
en medio a una persona que había impulsado medidas de carácter social y de
interés público que frenaban, efectivamente, los negocios que tradicionalmente
habían venido realizando los constructores corruptos y los grupos de poder
sevillanos.
La jueza Alaya lo
consiguió al hacer creer de modo ilegítimo y tramposo que los líderes de Izquierda
Unida eran corruptos y obligando con sus malas artes a que aparecieran injusta
y falsamente señalados como deshonestos en las listas electorales. Ganó
entonces las elecciones José Ignacio Zoido, quien había sido su superior en la
Audiencia y con quien es sabido que mantenía relaciones personales. Tan
estrechas que era este último quien, en diversas ocasiones y en los momentos
políticamente más dañinos para el resto de los partidos, disponía de las
filtraciones y se encargaba de hacer públicas.
La completa
absolución después de tantos años de sufrimiento de Rodrigo Torrijos y García
Martínez muestra que nuestra denuncia de 2011 era acertada: fue una auténtica
caza de brujas judicial contra personas honestas para beneficiar a la derecha
política que defiende al poder económico.
El daño producido
ya es irreparable, pero si eso es grave mucho más lo es que quien lo ha
producido innecesaria y conscientemente quede en completa impunidad.
Y no se trata de
algo que haya acabado, sino que más bien se refuerza cada día más, como hemos
visto con las numerosas demandas que se han puesto contra dirigentes de
Podemos, finalmente resueltas sin condena, pero haciendo un daño político
atroz, con las mucho más que discutibles sentencias contra algunos dirigentes
socialistas en el caso de los ERE, o en el incumplimiento de la Constitución
por parte del Partido Popular con el objetivo de mantener bajo su control el
poder judicial.
Es urgente combatir
el uso de la administración de justicia como instrumento de lucha política para
defender privilegios y perseguir injustamente a los adversarios, algo
completamente contrario a los principios de la democracia y al ejercicio
efectivo de los derechos humanos.
Cualquier
demócrata, sin distinción de ideologías o adscripción partidistas, debe
denunciar estas prácticas y movilizarse para evitar que vuelvan a darse casos
tan injustos como los que han sufrido estos dos dirigentes de Izquierda Unida y
otros del PSOE o Podemos en procesos de naturaleza más o menos similar.
Por todo ello me
sumo al acto de reconocimiento y vindicación que se llevará a cabo el próximo
día 31 de enero en el Centro Cívico Virgen de los Reyes de Sevilla e invito a
que hagan lo mismo quienes aman la libertad y la democracia, bien asistiendo
presencialmente o mostrando su apoyo al correo actoreconocimiento@gmail.com.
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