NORMALIDAD, SUPONGO
Supongo que
ahora que no hay problemas con Marruecos, el gobierno español entenderá el
juego y no tendrá problemas en aplicar en Ceuta y Melilla la política aduanera
común y el Espacio Schengen
— Ceuta y
Melilla piden paso
JAVIER AROCA
Pedro Sánchez y el rey Mohamed VI de Marruecos
en un encuentro celebrado en 2018.
Supongo que la gira que está realizando el secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, tiene que ver con la predicación del nuevo orden mundial establecido por EEUU. Estará en Marruecos y en Argelia y también en Israel. No le habrá faltado inspiración, aunque él es de origen judío, su presidente, Joe Biden, es un devoto católico y tendrá en sus mientes a Saulo de Tarso, el principal difusor del cristianismo fuera de Palestina. De hecho, podríamos calificar las prédicas de Blinke como epístolas de conversión, pero también epístolas guerreras.
Un nuevo orden que
pretende normalizar el mundo, sin Rusia o contra Rusia, se supone.
“Normalización”, así ha calificado un rotativo francés al encuentro de este fin
de semana, auspiciado por el arriba dicho, entre mandatarios israelitas y los
ministros del ramo de Exteriores de tres países árabes que se aliaron con
Israel a pesar del fracaso de los Acuerdos de Abraham, patrocinados por el, de
momento, difundo político Donald Trump. Los palestinos acusaron a estos tres de
puñalá trapera a la causa árabe.
Allí estarán,
Baréin y Emiratos Árabes, en uno de cuyos emiratos federados residen protegidos
exjefes de Estado y traficantes de armas y personas con problemas con la
justicia. También estará Marruecos, nuevo amiguito del alma de los españoles
instalados. Y todo ello, a pesar de que en el citado país anfitrión, las
resoluciones de la ONU resbalan como en una almona -prescindo intencionadamente
de Palestina- y la anexión de los Altos del Golán, territorio sirio y bendecida
por Trump, continúa lenta pero inexorablemente.
Israel y Palestina,
Marruecos, España y el Sáhara Occidental: trincarro, un juego de los niños de
Sevilla de mis tiempos. Josep Borrell ha dicho que España nunca irá contra las
resoluciones de la ONU. Faltaría más, eso es cosa de Israel, supongo.
La normalización
también consiste, supongo, en no escuchar lo que está pasando en Afganistán, a
pesar de que los mandantes de Blinken allí nos metieron a todos y de allí nos
tuvimos que ir echando leches cuando los señoritos de Washington reinaron en
que nunca ganarían, gastarían mucho más y perderían elecciones en EEUU. A los
demás feligreses: epístolas guerreras, más gasto militar y misas.
Supongo que el
bombardeo de Yeda, en concreto de instalaciones petroleras de Aramco (les
sonará por su publicidad en los campos de balompié, su pasta les cuesta)
también será normal. Han sido fuerzas yemeníes, cuya capital, Sana’a, fue
bombardeada por los saudíes con pérdidas de vidas civiles: mujeres, ancianos y
niños. Una guerra escondida y cruel la de Yemen, también vicaria como la de
Ucrania. Por cierto, que los bombardeos con drones de las instalaciones de
Aramco provocaron la suspensión de unos entrenamientos de la Fórmula Uno que
allí se celebra.
No pasa nada, es la
normalidad, como lo es también que vayamos allí a jugar al fútbol, a un país
que acaba de ejecutar a 81 personas por distintos delitos, medida incompatible
con la idea de libertad y democracia que dicen que tenemos.
Supongo que cuando
se denuncia que a pesar de las sanciones formales al régimen de Birmania,
nacido de un golpe militar, la UE sigue comprando madera de los bosques de
aquel país, estamos ante una excepción, un caso de “isla forestal”. Europa,
Alemania, no puede pasar sin gas ruso de Putin, ese con el que le pagamos su
guerra criminal; por lo que se ve parece que tampoco podemos pasar sin madera
de los golpistas de Birmania. Qué haríamos sin montar muebles los findes.
Supongo que ahora
tampoco habrá problemas en conseguir que, vía el artículo 4, 5 o 6 del Tratado
del Atlántico Norte, vulgo OTAN, la dos ciudades españolas del Magreb estén
bajo el paraguas de la OTAN
Hablaba antes de
trincarro, ese juego andaluz de mi infancia. Supongo que ahora que no hay
problemas con Marruecos, el gobierno español entenderá el juego y no tendrá
problemas en aplicar en Ceuta y Melilla la política aduanera común y el Espacio
Schengen. Que somos europeos legalmente y amigos del Majzen. Antes, el gobierno
era reticente por no enfadar a don Mohamed, ya no habrá ese temor, supongo.
Supongo que ahora
tampoco habrá problemas en conseguir que, vía el artículo 4, 5 o 6 del Tratado
del Atlántico Norte, vulgo OTAN, la dos ciudades españolas del Magreb estén
bajo el paraguas de la OTAN. Que ya no hay enemigo inmediato, señor Albares,
que lejano no lo ha habido nunca, o sí; se trata de la integridad territorial
de uno de sus miembros. O todo es mucho suponer. Normal.
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