S U E Ñ O
Fragmento de
CAUTIVO
José Rivero Vivas
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José Rivero Vivas
CAUTIVO – Obra: NC.10 (a.19) – Novela-
Ilustración de la cubierta:
“Amazona”,
1931-1932.
Óleo sobre lienzo de Ernst Ludwig Kirchner.
(ISBN: 978-84-38138-25-6) – D. L.: 279-2020
Ediciones IDEA - Islas Canarias. (Año 2020)
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José Rivero Vivas
SUEÑO
(Fragmento
de Cautivo:
Cap. 2;
págs. 39-44)
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Frívola
disparidad de este entorno con cuanto padecen los operarios de fábrica, de
almacén o tienda, sufrir análogo al hombre de gleba y ganado, sometido al
diario consumo de energía, mientras el director, el gerente, el amo, nunca
estará conforme con su aporte, aun centuplicado. Mas, a medida que avanza la
tarde, la gente entra en éxtasis, como premio a lo insulso anterior,
intervención de música envasada, presente desde la más antigua hasta esta
electrónica etapa.
A la pregunta de
Don Quijote: -¿Por músicos y cantores van también a galeras?”. Contestó el
galeote. “…no hay peor cosa que cantar en el ansia.”
¿Cuál sería hoy
su asombro al ver que, raperos y diversos trovadores, sufren condena por
expresar su parecer sobre esta sociedad?
Lo paradójico de
tanto desconcierto es que, para mí, las horas transcurren monótonas, bajo el
ardiente deseo de parar su ritmo trepidante. No sucede el hecho, porque el
deber me obliga a permanecer firme en mi puesto, aunque estoy ciertamente
agotado. Necesito largo reposo, lejos de asechanza y perjurio, afincado sin
alboroto en cualquier parte, donde habría de hallarme oculto a indiscretas
miradas, presencias habituales y pasajeras, gente que, de alguna forma, sabe o
sospecha cuáles son mis pasos, cuando me encamino al final de la playa; aun así
no puedo evadirme al influjo de lo que concierne a una vida al lado de quien
cree conocerme y a lo mejor ignora lo esencial de mí mismo, quedándose con el
exterior del testimonio que encarno, pese a ser texto incipiente en la
redacción última desarrollada, tema que me atosiga, me amuela y me cubre de
espanto, cuando advierto que no es prudente caminar hacia la cima, en forzada
ascensión, tratando de prevenir y aun curar la declaración simultánea, apenas
referida a que las Cuatro Torres, en Santa Cruz de Tenerife, no era zona
destinada a barrio de pobres, sino polígono residencial para gente acomodada,
que se oculta tras sencillez ficticia para disimular su fortuna y disfrutar la
utopía de vivir en monumentos inexistentes, por falso simbolismo del paso de un
tiempo diluido en atmósfera de austero recuerdo y malicioso olvido.
Mister Rosenthal then remarks:
“In Saint Raphael cemetery lie some
illustrious son of the Town, as the independence leader Secundino Delgado.”
Maestro Gabriel,
sin interrumpir su tarea, con su consabido gesto asiente, sin añadir
comentario.
Ello informa, a
quien desea vivir sin átomo de locura, que debe dirigirse al cine –cual
sentenciaba Céline- en busca de fasto y opulencia; enjuiciará entonces, aunque
los hechos se pongan cuesta arriba, que no debe claudicar en su reivindicación
ni deponer su firme actitud ante el revés de su destino. La suma de estos
valores, canijos y aun desvaídos, contribuirá a mantenerlo ajeno al clamor de
los dioses utilizados, con maña y fuerza, en un intento de reventar diques,
destruir pantanos, demoler muros de contención y paredes maestras, arrellanando
vías obstruidas mediante espasmos estelares y convulsión telúrica; es, sin
duda, preferible acercarse al domicilio del curandero de la esquina, sanador
prodigioso de hereditaria sabiduría, y rogarle que propicie remedio eficaz para
calmar el fortísimo dolor que punza el lumbago, aunque renuncie a recibir
plata, puesto que en sus deplorables condiciones físicas no puede el hombre
viajar ni tampoco contonearse ante el brillo cegador de un irisado cristalino,
que tenuemente se apaga en su lánguido extravío.
Vuelvo,
irracional, a incurrir en el mismo error de hace tiempo, cuando vine, juntas
las manos, a pedir clemencia por el horrendo crimen cometido, luego de la
juerga inacabada de aquel Fin de Año en tierras altas. Juntos fueron,
acompañados de timple y guitarra, a cantar folías en el bar de Teresa, ubicado
en pista adyacente a la carretera general, donde se bifurca la vía principal,
en el punto que enlaza la Cuesta con Los Campitos; puesto que ese trayecto
quedó abandonado después de vencida la colonización, allá por época
desproporcionada de conquista, conforme reza en apócrifa historia. Hubo
entonces disposición autonómica que establecía apertura de nueva senda, durante
el invierno precedente. Fue cuando apareció en escena el individuo solitario,
vagabundo impenitente de aquellos parajes; grave y cachazudo se aproximó al
local, se asomó a través de la puerta entornada, llamó la atención al personal
y exigió silencio sin más.
Uno de los
juerguistas, eufórico y descomedido, osó interpelar:
-Oiga, zafado,
¿quién es usted para hollar la empatía en el hogar de esta familia?
-Soy el que soy
-aprontó seguro el otro-, este que no quiere gresca, ruido ni altercado; estos
andurriales son míos, me pertenecen extensivamente mientras estén dejados de la
mano del bienestar y el progreso. Recojan, por favor, el motivo de su fiesta y
tomen, sin bulla, el camino de la retreta; no soporto que nadie altere la paz
de este sitio.
El grupo cesó de
inmediato su jarana; pero, sintiéndose sus integrantes ofendidos ante la
terminante demanda de aquel tipo, que de forma tajante les ordenaba abandonar
el salón, reaccionaron con acritud, pues no estaban ellos para aguantar bromas
ni ligeras ni pesadas. Puestos de común acuerdo, aun sin previa consulta, lo
cogieron entre varios y lo arrojaron a través de una ventana de la cuarta
planta, yendo a rebotar sobre el asfalto de la calzada, en la nueva vía abierta
que sube de la autopista a Granadilla. A lo largo de ella, bien de mañana,
acertó a circular un coche patrulla de la Benemérita, portando extenso
cuestionario referente a un vecino de San Isidro, que pretendía internarse en
el aeropuerto con miras a embarcar de polizón en un avión, presto a despegar
rumbo a una isla del Caribe.
No pude
averiguar, en el transcurso de la charla, si Mister Rosenthal se refería a su
padre, originario de Kent, aunque le era desconocido, o si preguntaba a Maestro
Gabriel por un tío suyo, ausente desde la guerra que, tratando de eludir el
trasiego, aprovechó el instante de zarpar en aquel velero, más pequeño que la
Carlota y el Telémaco, y se arriesgó en tremenda odisea, sin ser individuo
intrépido ni hombre avezado a la mar.
*
Terminada la
mañana me hallaba físicamente extenuado; como se acercaba además la hora de la
comida, me quité el mandil, me lavé las manos y me dispuse a salir. Pero, no
procede volverse lacio respecto de ocio y divagación, contentos con que el
sueño repare nuestro deseo de ser, en absoluta permanencia de quienes realmente
somos, sin pérdida de auténtica legitimidad.
“Vuestra merced
mire cómo habla, señor barbero; que no todo es hacer barbas…”. Sancho enojado
regañaba a Maese Nicolás, arguyendo que no se dejaba empreñar ni del mismo rey.
Sin duda
desbarro cuando exteriorizo un pensamiento, y me da lástima confrontarlo. Sé
asimismo que si dejara de pensar, aun cuando incurra en descomunal error,
aparentaría lo que ese tronco de árbol, tirado al medio de la rambla, en espera
de ser recogido y trasladado a idóneo aserradero, para ser troceado y quemado
después. A renglón seguido, inducido por la aquiescencia de su habitual
contertulio, Maestro Gabriel pronuncia:
-Encima, sus
cenizas no serán esparcidas en el Atlántico, como las del augusto poeta
grancanario, nunca resignado a guardar silencio.
Mister Rosenthal going into rapture, whispered:
“There is no excuse!”
De modo que, los
restos del drago y del laurel se apartarán con el pie, para no levantar polvo
en el área residencial, ni molestar tampoco al curioso que acierte a pasar por
su lado, ajeno a la circunstancial quema de su tronco y de sus ramas.
-No soportaría
–apuntó descompuesto Maestro Gabriel- que nada similar me aconteciera.
Míster Rosenthal somehow inhibited confess:
“I
should like to master the modality of dreaming awake, on the purpose to throw
to the wind the regrets which cover my soul even in glamour days of springtime.”
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José Rivero Vivas
SUEÑO
(Fragmento
de Cautivo:
Cap.
2; págs. 39-44)
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José Rivero Vivas
CAUTIVO – Obra : NC.10 (a.19) – Novela-
Ilustración de la cu bierta:
“Amazona”,
1931-1 932.
Óleo sobre lienzo de Ernst Ludwig Kirchner.
(ISBN: 978-84-3813 8-25-6) – D. L.: 279-2020
Ediciones IDEA - Islas Canarias. (Año 2020)
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Tenerife
Isla s Canarias
Marzo de 2022
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