NINGUNEANDO LOS LOGROS EUROPEOS DE SÁNCHEZ
ANÍBAL MALVAR
No ha causado demasiado entusiasmo entre nuestra prensa carpetovetónica y papelera que Pedro Sánchez se haya traído del Consejo Europeo un acuerdo temporal de excepción sobre políticas energéticas, para que los gobiernos de España y Portugal puedan bajarnos el precio de la luz. Ni ABC ni El Mundo llevan el asunto a sus nobles páginas editoriales. En La Razón, sin embargo, con cierta retranca, titulan que Pedro Sánchez se queda con su 'isla energética'.
Yo creo que han
estado poco ágiles y dicharacheros. Con lo hermosote que les hubiera lucido a
tipografía gigante un Pedro Sánchez también rompe Europa, este silencio
despectivo les ha quedado hasta elegante, y no viene siendo ese últimamente el
estilo.
Coged las sales antes de leer la siguiente frase en La Razón: "El Gobierno puede vender con fundamento que ha logrado metas impensables hace unas semanas". Sí, habéis leído bien: un atisbo de elogio al presidente social-comunista en el periódico de Planeta. Se conoce que no solo en Europa era día de excepcionalidades.
Ahora queda por ver
hasta dónde permite Bruselas que navegue esta isla energética de Sánchez y
Antonio Costa, porque de momento están redactados los flecos pero falta tejer
el resto de la manta para que abrigue.
Al margen de la
alegría patriotera que algunos puedan sentir por este pequeño triunfo de la
diplomacia española, este Consejo Europeo nos ha dejado, una vez más, la imagen
de una Europa burocrática que no es la Europa de los ciudadanos, sino de los
oligopolistas, en este caso energéticos. Asuntos como la desconexión de los
precios del gas y la electricidad, que sí supondría una efectiva rebaja al
chantaje de los vampiros de la energía, se han quedado en el limbo. Que el canciller
socialdemócrata alemán Olof Scholz haya sido uno de los enemigos más enconados
de Sánchez en este asunto es significativo y no. No lo es porque la deriva de
la socialdemocracia europea hacia el neoliberalismo era ya de viejo
irreversible. Y a Scholz no parece inquietarle lo más mínimo que su predecesor,
Gerhard Schröder, siga vinculado a las empresas energéticas satélites a Putin
incluso en estos tiempos de guerra. Es el mercado, amigo. Lo que sí sorprende
más es ir comprobando que el aparentemente izquierdista Scholz empieza a
comportarse con más ferocidad que la última Angela Merkel, señora muy
conservadora y de querencias también oligopolistas, pero que impulsó la sana
socialización, o solidarización, de los efectos de la pandemia en el continente.
Fue una de las pocas veces que percibí la Unión Europea como algo más que un
club de negocietes para gente muy perfumada.
Al margen de estos
sesudos y burocráticos avatares, nuestros viejos periódicos tampoco han dejado
desaprovechar la ocasión de ningunear a Sánchez para ensalzar a Isabel Díaz
Ayuso. Los ayusers de El Mundo, ABC y La Razón están indignados porque el
asunto del hermanísimo que se llevó cuarto de millón de euros aun sigue
coleando. Y también es asunto europeo, pues los dineros que derivó Ayuso para
la empresa del amigo que recontrató al hermanísimo provenían de Europa, y la
Fiscalía delegada europea quiere quedarse con el temita para que no lo archive
el amistoso y agradecido fiscal Alejandro Luzón.
Un choque de
fiscales oportunista, titula ABC su editorial. Para El Mundo, es Una causa
política disfrazada de judicial. Y la pizpireta Ayuso, que disfruta como nadie
de su papel de mujer luchadora y perseguida, seguirá acechando el liderazgo de
Alberto Núñez Feijóo. La lucha se promete encarnizada, pues Feijóo es mucho
menos sosegado de lo que parece. Va a ser curioso ver por qué simpatía se
decantan los medios cuando se vayan acercando los ciclos electorales. Se sabe
que Ayuso es peligrosa. El cadáver de Pablo Casado ya ni huele.
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