EL PUEBLO QUIERE SOCIALISMO (LO SEPA O NO)
"El
pueblo está criticando al capitalismo. Lo sepan o no. Las ideas expresadas en
el editorial de 'The Economist' de 2020 sobre la vuelta de las ideas de Karl
Marx está fraguando de manera lenta pero concreta"...
ANTONIO
MAESTRE
Paro de transportistas en Barcelona | EFE
Una hostelera gallega en protesta por la subida de precios y de costes pedía al gobierno que intervenga ya en la energía y que fije un precio asumible. Socialismo o barbarie. Puede que esté pasando desapercibida entre toda la vorágine informativa la deriva estatalista del ambiente social y cueste desentrañar lo que está sucediendo, pero cuando se mira con detalle se evidencia que el pueblo quiere que el Estado intervenga en la economía con firmeza, que el gobierno regularice precios, que se entrometa en las leyes del mercado y que cercene la mano invisible a golpe de decreto ley dejando mancos a los neoliberales y limpiando la sangre con la servilleta de Laffer. Pongámosle nombre, el pueblo pide socialismo, el pueblo quiere socialismo. Lo sepa o no.
La regulación del
precio del gas con un índice de referencia que impida la subida de la
electricidad es la medida que todo el mundo está pidiendo y que está detrás del
éxito de Pedro Sánchez en Europa al lograr la excepcionalidad ibérica. Ha
llegado el fin del mercado único de la UE y la ruptura del mantra de que el
libre mercado es la única solución. Los que creemos en los preceptos
socialistas para la economía tenemos que estar de enhorabuena porque se está
haciendo hegemónica la idea de que hay que controlar los desmanes del
capitalismo y no con proclamas vacías como las de Nicolás Sarkozy en la crisis
de 2008, sino con medidas efectivas en la línea del Estado regulador.
Hasta los enemigos
nos están haciendo el trabajo. Manuel Hernández, el líder de extrema derecha de
la Plataforma aseguró en declaraciones a laSexta que "Amazon, que no tiene
vehículos, paga por el transporte de Sevilla a Madrid 1.200 euros… Las
operadoras que intervienen y que nos subcontratan a nosotros están pagando 284
euros por el porte, ahí podéis imaginar el absoluto abuso e imposición que
tenemos en los precios". Que Manolo sea de extrema derecha no implica que
no haga una diagnosis correcta de lo que significa la uberización de la
economía surgida por el liberalismo económico exacerbado y pida combatirlo con
socialismo. Piden libertad en vez de comunismo con sus proclamas electorales
pero a la hora de la comida necesitan regularización del mercado y un Estado
que controle la economía. Los transportistas han pedido una ley de tarifas con
un precio justo que impida trabajar a pérdidas por lo que implicará de manera
irremisible una ley que limite las tarifas y el normal funcionamiento de la ley
de la oferta y la demanda. Bienvenido al comunismo, Manué.
VOX colapsa con
este tipo de medidas. Tiene que apoyarlas para parecer obrerista pero
criticándolas como buenos ultraliberales que solo sirven a los más ricos. El
maquillaje frente a su esencia, así que Jorge Buxadé, falangista en el armario
y portavoz de la formación, ha criticado que la rebaja de 20 céntimos en el
precio del combustible se haga mediante ayuda con fondos públicos y no a través
de bajada de impuestos, como si eso cambiara que es el gobierno y el Estado el
que sutura la herida de su adorado mercado. Lo mismo da para sus preceptos
ideológicos que recaude impuestos y luego use esos impuestos para ayudar a los
sectores depauperados por el funcionamiento del sistema capitalista que
renuncie a esa financiación mediante impuestos porque el hecho es que sin el
Estado su sistema no está funcionando.
El problema para
aprovechar esta coyuntura histórica está en que el gobierno lo legisla de
manera incorrecta de acuerdo al ideario socialista y solo busca mantener a
salvo los preceptos liberales del mercado tomando medidas regresivas contrarias
a las que el humor social exige. La rebaja del combustible no es una medida
progresista aunque esté basada en la intervención estatal del mercado porque lo
hace de manera regresiva sin acompañarlo de un control efectivo de precios que
no puede impedir que los precios sigan subiendo haciendo la medida inútil. No
puede ser que se bonifique el combustible, para todos los ciudadanos sin
importar la renta, y no discrimine entre quien llena el inmenso depósito de un
Hummer de 100.000 euros por la Gran Vía y quien tiene un Opel Corsa de hace 20
años que necesita para desplazarse por la estepa extremeña. El alma
socioliberal impide avanzar al PSOE hacia lo que dicta el momento histórico.
El pueblo está
criticando al capitalismo. Lo sepan o no. Las ideas expresadas en el editorial
de 'The Economist' de 2020 sobre la vuelta de las ideas de Karl Marx está
fraguando de manera lenta pero concreta. La crítica que emana de las protestas
y el lenguaje popular es una crítica precisa a la conformación específica del
capitalismo de la desregulación y la atomización extrema que surgió tras la
finalización del fordismo y la instauración de un sistema que primaba la
incertidumbre, la inseguridad laboral, la autoexplotación y la externalización
de servicios. Los ciudadanos están pidiendo socialismo a gritos y lo están
haciendo de forma material así que hay que concederlo y ser pedagógico para
explicar que lo que exigen son medidas de izquierdas de justicia social y redistributiva
donde se sacrifique al dios mercado en honor a los dogmas socialistas. Karl
Marx tenía razón y sonreiría viendo cómo sus ideas sobreviven a los que
quisieron matarlas.
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