jueves, 31 de marzo de 2022

EL PUEBLO QUIERE SOCIALISMO (LO SEPA O NO)

 

EL PUEBLO QUIERE SOCIALISMO (LO SEPA O NO)

"El pueblo está criticando al capitalismo. Lo sepan o no. Las ideas expresadas en el editorial de 'The Economist' de 2020 sobre la vuelta de las ideas de Karl Marx está fraguando de manera lenta pero concreta"...

ANTONIO MAESTRE

Paro de transportistas en Barcelona | EFE

Una hostelera gallega en protesta por la subida de precios y de costes pedía al gobierno que intervenga ya en la energía y que fije un precio asumible. Socialismo o barbarie. Puede que esté pasando desapercibida entre toda la vorágine informativa la deriva estatalista del ambiente social y cueste desentrañar lo que está sucediendo, pero cuando se mira con detalle se evidencia que el pueblo quiere que el Estado intervenga en la economía con firmeza, que el gobierno regularice precios, que se entrometa en las leyes del mercado y que cercene la mano invisible a golpe de decreto ley dejando mancos a los neoliberales y limpiando la sangre con la servilleta de Laffer. Pongámosle nombre, el pueblo pide socialismo, el pueblo quiere socialismo. Lo sepa o no.

 

La regulación del precio del gas con un índice de referencia que impida la subida de la electricidad es la medida que todo el mundo está pidiendo y que está detrás del éxito de Pedro Sánchez en Europa al lograr la excepcionalidad ibérica. Ha llegado el fin del mercado único de la UE y la ruptura del mantra de que el libre mercado es la única solución. Los que creemos en los preceptos socialistas para la economía tenemos que estar de enhorabuena porque se está haciendo hegemónica la idea de que hay que controlar los desmanes del capitalismo y no con proclamas vacías como las de Nicolás Sarkozy en la crisis de 2008, sino con medidas efectivas en la línea del Estado regulador.

 

Hasta los enemigos nos están haciendo el trabajo. Manuel Hernández, el líder de extrema derecha de la Plataforma aseguró en declaraciones a laSexta que "Amazon, que no tiene vehículos, paga por el transporte de Sevilla a Madrid 1.200 euros… Las operadoras que intervienen y que nos subcontratan a nosotros están pagando 284 euros por el porte, ahí podéis imaginar el absoluto abuso e imposición que tenemos en los precios". Que Manolo sea de extrema derecha no implica que no haga una diagnosis correcta de lo que significa la uberización de la economía surgida por el liberalismo económico exacerbado y pida combatirlo con socialismo. Piden libertad en vez de comunismo con sus proclamas electorales pero a la hora de la comida necesitan regularización del mercado y un Estado que controle la economía. Los transportistas han pedido una ley de tarifas con un precio justo que impida trabajar a pérdidas por lo que implicará de manera irremisible una ley que limite las tarifas y el normal funcionamiento de la ley de la oferta y la demanda. Bienvenido al comunismo, Manué.

 

VOX colapsa con este tipo de medidas. Tiene que apoyarlas para parecer obrerista pero criticándolas como buenos ultraliberales que solo sirven a los más ricos. El maquillaje frente a su esencia, así que Jorge Buxadé, falangista en el armario y portavoz de la formación, ha criticado que la rebaja de 20 céntimos en el precio del combustible se haga mediante ayuda con fondos públicos y no a través de bajada de impuestos, como si eso cambiara que es el gobierno y el Estado el que sutura la herida de su adorado mercado. Lo mismo da para sus preceptos ideológicos que recaude impuestos y luego use esos impuestos para ayudar a los sectores depauperados por el funcionamiento del sistema capitalista que renuncie a esa financiación mediante impuestos porque el hecho es que sin el Estado su sistema no está funcionando.

 

El problema para aprovechar esta coyuntura histórica está en que el gobierno lo legisla de manera incorrecta de acuerdo al ideario socialista y solo busca mantener a salvo los preceptos liberales del mercado tomando medidas regresivas contrarias a las que el humor social exige. La rebaja del combustible no es una medida progresista aunque esté basada en la intervención estatal del mercado porque lo hace de manera regresiva sin acompañarlo de un control efectivo de precios que no puede impedir que los precios sigan subiendo haciendo la medida inútil. No puede ser que se bonifique el combustible, para todos los ciudadanos sin importar la renta, y no discrimine entre quien llena el inmenso depósito de un Hummer de 100.000 euros por la Gran Vía y quien tiene un Opel Corsa de hace 20 años que necesita para desplazarse por la estepa extremeña. El alma socioliberal impide avanzar al PSOE hacia lo que dicta el momento histórico.

 

El pueblo está criticando al capitalismo. Lo sepan o no. Las ideas expresadas en el editorial de 'The Economist' de 2020 sobre la vuelta de las ideas de Karl Marx está fraguando de manera lenta pero concreta. La crítica que emana de las protestas y el lenguaje popular es una crítica precisa a la conformación específica del capitalismo de la desregulación y la atomización extrema que surgió tras la finalización del fordismo y la instauración de un sistema que primaba la incertidumbre, la inseguridad laboral, la autoexplotación y la externalización de servicios. Los ciudadanos están pidiendo socialismo a gritos y lo están haciendo de forma material así que hay que concederlo y ser pedagógico para explicar que lo que exigen son medidas de izquierdas de justicia social y redistributiva donde se sacrifique al dios mercado en honor a los dogmas socialistas. Karl Marx tenía razón y sonreiría viendo cómo sus ideas sobreviven a los que quisieron matarlas.

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