CONTROL Y CLAUSURA
Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta.
"Tratar en paz y silencio las urgencias más inmediatas de la humanidad", de mi nouvelle Morbi Dei (Ed.Corregidor,1985)
En estas palabras escritas en 1984 y publicadas en una nouvelle a la que titulé “Morbi Dei”, avizoro un porvenir que es hoy, pleno de caos y pestes que asolan a una humanidad que se ha cocinado una existencia sin destino ni sentido.
El escritor y periodista Oscar Hermes Villordo en el prefacio de “Morbi Dei” ha dejado bien explicitada la esencia profética de esta obra, asimilando mi visión del mundo y su circunstancia, a la visionaria "1984", en consonancia con la obra de George Orwell.
Este es el prólogo
de este breve editorial sobre la tragedia, de la que somos actores, dedicada a
quienes no les agrada los entretengan medios mafiosos, que desparraman
resentimiento, ignorancia, violencia, vileza y mentiras, con discursos
grandilocuentes, fraguados en cocinas de bares periféricos, para fanáticos,
zombies y anestesiados, los espectadores de la vida, cómplices del sistema
disfuncional, del desastre y el caos en que se encuentra empantanada la
humanidad.
El drama se ha
gestado según pasaron los años de este milenio de boatos fúnebres, el conflicto
entre generaciones que se acusan nunca ha sido tan grave, como el que separa el
‘bajo coeficiente’ de un ser mediocre... Y esos seres que vuelan a ras de
tierra, gracias a una casualidad - que no es por desgracia única – que llegan a
conocer la gloria oficial simulada, un modo que se replica para llegar a la
cima del porno y la entrega, en función institucional habilitada por gobiernos
disfuncionales, incapaces y fraudulentos.
Cuál transeúnte de
búsquedas en los caminos de la historia de la cultura y el rastro de sus
hacedores, resulta agradable, a pesar de la censura a la que me exponen los
mandaderos y mandaderos del poder travestido gubernamental y de sus socios, los
opositores simulados, todos parte del “gran juego global”, en ciertas
ocasiones, mostrar y señalar, sin remisiones ni alternativas, la continuidad
escandalosa de estafas que nos presentan, los hacedores de realidades
perturbadoras de genio y de idiotez, devenida en crónica de encuentros
clandestinos con el "deber ser" y encuentros comprometidos con allegados
a la farsa reinante...
Compromisos
políticos presentados como el ideal del milenio, eminentemente destinados a ser
verdugos de una sociedad que permanece en estado de incertidumbre insoportable.
En el amplio
entramado de discursos apócrifos de la contemporaneidad, pueden reconocerse,
como paradigmas innegables, los relatos que, desde la ficción, indagan,
representan la realidad oculta, mediata e inmediata de una Argentina en franca
decadencia.
Si sobre el filo de
la revolución de 1789, un incendiario como lo ha sido el Marqués de Sade,
proclamaba todavía: "¡Franceses, un último esfuerzo si queréis ser
libres!", para mí, ya no hay esfuerzo que valga 233 años después. Todo se
ha perdido irremisiblemente y sólo queda la puerta estrecha de las buenas intenciones
del colaboracionismo con la mentira elevada a símbolo, de ninguna fe y el
camino a la cloaca.
Comienzo por ser
sincero conmigo mismo, una práctica habitual, para nada deleznable y que, a
fuerza de husmear en los basureros de este sistema, de esta sociedad y en las
zonas más viscerales y reprimidas de la conducta humana, acabó con romper con
todas las barreras, prejuicios y convenciones que pesan sobre la forma de
representación del mundo y del hombre, impuestas por la moral habitual, las
buenas costumbres de una comunidad hipócrita y cobarde que se asimila a
cualquier propuesta impuesta por personajes clausurados por la dignidad y la
ética, en franca retirada de nuestras prácticas de vida-sobrevida.
No deseo que nada
falte en mi desengañada enunciación de suciedades que propongo, a modo de
lograr un efecto revelador en mentes anestesiadas, dormidas, en el cuadro
milimétrico, de una civilización en caída libre, expoliadora, ni la autopsia
minuciosa de las instituciones, la religión, la familia, la amistad, el proxenetismo,
el amor y el papel de cierta ciencia, entrevista ahora como un mundo de tedio y
putrefacciones lentas, de delirio frío y razonado.
En este proceso
revelador que propongo, en la que imputó a la suprema grosería de políticos de
ocasión, intelectuales de 'patisserie', artistas conmovedoramente espantosos,
infiltrados a conveniencia de mercachifles destructores de la cultura, hoy
devenida en una construcción escatológica, de la razón burguesa, tan afín al
espíritu de la sociedad argentina, inconciliable con la verdad, representando
torpemente el rol de enunciadores del discurso vacuo que ha sentado reales en
una Argentina réproba, relegada a la zona de lo "innombrable".
No dudo mi obra
puede aportar un tanto de verdad comprobable, para una generación traicionada,
condenada al ostracismo más feroz, pero a la vez constituye una revelación,
para muchos sórdida y anonadante, de que los "grandes principios" tan
proclamados en discursos anodinos de gobernantes "á la carte", o por
informantes de trama mafiosa de medios censores y criminales, son moneda falaz
y maleable, en un mundo en que los valores humanísticos, se derrumban sin
alternativa posible de ser salvaguardados.
De qué democracia
hablan los ridículos politicastros y demás fauna habilitada de mercaderes,
tibios cobardes y traidores, que componen el ‘cómic’ político cultural
aberrante, colonizado de la región, mascotas de imperios en putrefacción, sin
Libertad de expresión presente, para comunicar a una sociedad desinformada y
anestesiada, que camina alegremente a su desaparición, atrapados en la selva de
la ignorancia diseñada, en tendencia gourmet.
Seres que componen
la tropa venérea corporacionista de medios y afines, que con nuevos
componentes, articulan un porvenir sin presupuesto, promocionando a los
genocidas de la humanidad… Blanquear a los Nadies (Galeano dixit) es la orden
del día, un juego tramposo archiconocido, donde cualquiera, es decir los de
siempre, no dejan por nada ni nadie sus puestos de dirigentes del A.B.C.
argento y de la región, los alias habilitados, los que juegan con la vida de
pueblos en situación de sumo peligro, los metaforizados buitres carroñeros de
garras débiles, pico insidioso y alas inmensas, los prodigiosos parásitos,
mendaces tramposos… Los inquisidores perpetuos.
La irrupción de la
tecnología ha arrebatado a entidades trascendentes, invadiendo todos los
espacios que hacían de la vida en naturaleza-arte y vida 'algo' digno y feliz
de experimentar, sintetiza la narrativa de la historia caprichosa y arbitrariamente,
vincula el presente, a un sin tiempo, a un no lugar, una percepción de un
presente eterno, que anula toda posibilidad de modificar un pasado que se
construye sin registro en lo real de los significados y significantes,
desintegrando su identidad histórica y existencial.
Nos queda el
lenguaje, cuál componente de la historia, pero cuando se desplaza por la
confusión en que medios y redes sociales narran el presente sin destino y
pérdida de sentido, el vacío de significados provoca una pérdida de la vigencia
de lo “real” para, de ese modo, dejar el pensamiento humano librado a una
suerte de ser un eterno paria de lo que jamás aconteció.
¿Cómo podemos
construir un mundo plural si continuamos convirtiendo las diferencias en
desigualdades? Demos espacio de honor al disidente que nos habita, no le demos
la espalda, por temor a ser estigmatizados por comunidades atomizadas por la
virtualidad y la ficción que compran en redes, cuál tendencia prostibularia de
sumisión y de entrega de la identidad... Es cierto que el disidente que nos
habita camina a veces contra lo anquilosado, lo que hay establecido por una
sociedad temerosa, avara de sus placeres, a merced de un mercantilismo que guía
y malforma las vidas de quienes la componen.
Pero, qué placer
nos inunda de saberse uno un ser único irrepetible y con perfil nítido, a pesar
de la mirada obtusa de la otredad, con sus infiltrados repertorios de
inmediatez y micro relato operado bajo la presión infame de un sistema
degradante, que rige y dicta en un mundo globalizado ignorante, acerca de la
alegría que produce transitar nuestra existencia, en libertad, equidad y paz.
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