¿DE QUÉ HABLO HOY?
QUE NO SE ME OCURRE NADA
QUICOPURRIÑOS
Normalmente, cuando me siento a escribir, es porque en la tarde,
o a lo largo del día, se me ocurrió algo, o alguien me sugirió una idea. Y me
digo mientras camino rumbo a casa, al llegar lo desarrollo. Y entonces hablaré
y escribiré de rollos de papel higiénicos o de pingüinos de la Antártida, o de
los personajes que bajan por La Rambla, o del Paracetamol del moro, o del
barbero de la calle Benavides, o de la “Una en Punto” o de tantas otras
historias. De tantas otras cosas que he escrito en los últimos días.
Pero hoy no se me
ocurre nada.
Nada. Nada de nada. Estoy en blanco. Mirando al techo y no se me ocurre nada. El techo está gris y le vendría bien una pinturita de blanco.
Y claro, ¿cómo
desarrollas un relato de la nada? cuando nada te llega. Porque las musas
traicioneras se fueron de vacaciones o, excusa que me dieron al wasap que les
mandé, están confinadas por aquello del
coronavirus. Mentirosas ellas que son etéreas.
Yo pienso en los
relatos. Parte de ellos surgen de mí, pero pido la
ayuda de esas musas volonas, las que deberían visitarme de noche, pues
noctámbulas son y a las que les pedí cita previa. Esas que también inspiraban e inspiran a Sabina y Serrat en sus canciones
y en sus actuaciones, juntos o por separado. Esos músicos que adoro a distancia
desde siempre y que reflexivamente, pausadamente, tranquilamente se sientan a
escribir una y otra preciosa e inolvidable canción un día más, un día
cualquiera, una noche cualquiera, para regalárnosla. Esa canción que nos
brindan, como un buen vaso de vino tinto y que nos quedará en el alma, por
siempre y para siempre. Qué grandes son y cuánto nos han acompañado, año a año,
con su música entrañable, clavándonos eternamente en nuestros corazones sus
notas musicales, esas que llevarás metidas siempre en tu interior, que te acompañarán,
hoy y siempre. Son las que llevarás en la mochila con tus recuerdos.
Pero hoy las musas
se han olvidado de mí, sí andarán de vacaciones como decía Serrat y me han dejado a dos velas y así no hay quien
escriba, traidoras ellas que pasaron de este viejito que pasa de los sesenta y
que ahora se ha metido a escribir, cuando ya no le queda ni medio pelo en la
cabeza. Calvo, que te has quedado, calvo que me vi el otro día al mirarme en el espejo.
Pero, ¡hoy! Hoy no se me ocurre nada.
quicopurriños,
3 de diciembre de 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario