JM AIZPURUA
La interpretación
de los conceptos por medio de palabras ambiguas, sugerentes de algo diferente
para ofrecer titulares sin necesidad de argumentos, se ha convertido en la
norma de los gurús de la información y los plumillas vasallos de la casta. Gran
desgracia popular pues en este Estado con 40 años de fascismo aniquilador de la
democracia, de golpe, pasando en su absoluto analfabetismo político a la
“democracia78”, en ella no se ha procurado su formación sino más bien su
desinformación consentidora con los pecados originales de la Transición, y está
en 2019 necesitado de una población que enmiende el rumbo y para eso se
necesita claridad de conceptos y preparación política; que no es el caso.
El Estado, ya
desapareció aplastado por los Lobbys y los malos líderes que surgieron en una
partidocracia corrupta y servil. Rivera es el ejemplo de lo que nunca debió
suceder.
Siguen jugando con
la palabra y se enfrentan por si el problema es “política” o “convivencia”,
algo que realmente es: pertenencia. Soluciones políticas o de
convivencia no modificarán el sentido de pertenencia que es de carácter
sentimental.
Yo mismo; no
pertenezco al relato de esa España de 500 años que se inventó M Punto entre
copa y copa, y que ahora corregida y aumentada reivindican desde VOX. Nación ya
tengo y anterior a la castellana. Pero el Estado que se suponía mío, me niega,
me reprime, me ridiculiza y me llama “indepe”, cuando ni siquiera existe esa
posibilidad. Durante tiempo Internet me citaba como “político español
independentista” ante mi cachondeo.
¿Dónde encajamos en
este Estado los millones que no tenemos sus presupuestos nacionales?
Es incoherente que
los que nos obligan a la españolidad luego no nos consideren españoles.
No es cuestión de
territorialidad, pues yo sigo siendo vasco allá donde me encuentro y diga lo
que diga mi pasaporte. Es pertenencia, y mis raíces están ancladas a un
solar que históricamente llamamos Euskal Herria y que los hermanos Arana Goiri
políticamente denominaron Euzkadi. Y hoy no pondría obstáculos a compartir un
Estado con otros y sobre todo si son canarios, pero si estos se independizan
¡me voy con ellos!
El Estado debe
asumir su realidad, su enorme fracaso Imperial, su desmembramiento hasta el
último del Sahara, y su necesidad imperiosa de resolución de su
plurinacionalidad y sus colonias.
Euzkadi, Cataluña,
Galicia, Canarias Ceuta y Melilla, no están resueltos en la Transición que no
podía llegar a matices y su reflejo en la Constitución 78 es ambigua y desnaturalizada
en su posterior desarrollo. Son territorios distintos y necesitados de algo
diferente a la represión para ser integrados en un Estado. Y es imposible
darles un tratamiento uniforme, para no molestar al paleto de turno, pues sus
esencias y necesidades actuales son diversas, diferentes, distintas.
La “doble
nacionalidad” es algo que el Estado practica con los que se independizaron,
pero que se niega en redondo hacerlo con los aún no independientes, ignorando
que esa quizás sea su única oportunidad de retenerlos.
Reconocimiento,
confederación, y doble nacionalidad, es un proceso que hoy acabaría con los
conflictos “territoriales” peninsulares, y el Estado Libre Asociado con el de
Canarias, como Puerto Rico con EE. UU.
Pero el abuelo
Cebolleta sigue llorando por las ondas, llamando a la “unidad” y los necios le
siguen en una conjura en la que llevan dos siglos fracasando en sus principios
que son errados, caducos y antidemocráticos. Su anticomunismo ya no sirve pues
comunista es China, que va camino de ser el líder mundial.
España, está en
Europa, y Europa se hizo sobre la democracia, no la orgánica de Franco sino la
que se basa en las mayorías que respetan a las minorías. Esa rémora de la
dictadura de la mayoría y la uniformidad de pensamiento conseguida con represión
no es Democracia, es la hipocresía del neofascismo, que ya no saben cómo
mantener sus privilegios.
El Estado del siglo
XXI en la UE, nada tendrá que ver con el pasado imperial ni estará formado por
la fuerza. La Democracia decidirá quién se queda y quién se va, lo mismo que
con el divorcio y tantas otras cosas que cambiaron por el progreso de los
tiempos
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