"CRÓNICAS
APÁTRIDAS", RELATOS DEL VLCTOR RAMIREZ PUBLICADOS POR EDICIONES IDEA
ANTONIO LORENZO, MIEMBRO DE LA
ACADEMIA
CANARIA DE LA LENGUA
En la solapa de los ocho libros editados bajo el epígrafe
"Crónicas apátridas" se dice que su autor es miembro de la Academia
Canaria de la Lengua desde 2004. Como yo estaba allí, nos hemos hecho amigos.
Ésta es la razón de la sinrazón de que hoy esté aquí, comentándolos
aproximativamente. No debia estar, pues mis habilidades y saberes no están
relacionados con la creación o la crítica literarias. Pero ocurre que uno no
puede hacer oídos sordos al llamado de la amistad.
En la moderna teoría
literaria, como es sabido, la figura del lector ha adquirido una especial
relevancia. Quizás podría justificarme sugiriendo que estoy aqui como lector
empírico, así que, más que con la letra de este breve corrido, deberían
quedarse con la música, compuesta ex profeso para festejar este feliz evento.
Los lectores reales
solemos tener nuestros autores favoritos. De repente, en este largo oscuro
invierno Víctor Ramírez se convirtió en uno de mis autores favoritos por obra y
gracia de LARGO OSCURO ORIGEN -editada por Cajacanaria-, que también pasó a ser una de mis novelas favoritas o
la favorita de las novelas que he leído en las cuatro estaciones de los últimos
años.
Por eso me llenó de
alegria saber que una editora de esta capital, IDEA, había tenido la idea de
reeditar varios cuentos y novelas cortas del autor de mi última favorita,
reunidos en ocho libros, que se presentaron todos ellos con tan bella estampa
-reproduciendo cuadros del pintor grancanario Paco Juan Déniz-, tan bien
vestidos, de medidas canónicas, en formato de acompañante agradable, de modo
que puede uno metérselos en el bolsillo, llevárselos por ahí o a casa, disponer
de ellos en el salón o en el dormitorio, tal que nos lo podemos pasar a las mil
maravillas en cualquier momento y lugar.
De estos ocho libros LA PIEDRA DEL CAMINO, a mi entender, se
aparta algo ¿o bastante? de los otros siete, al menos en ciertos aspectos de la
realidad descrita -los personajes, los espacios, los ambientes- y de la
utilización del lenguaje. La historia de LA PIEDRA DEL CAMINO, resumida en
pocas líneas, parece plana, sin relieve, carente de interés: un suceso
imprevisto acaba con la apacible vida familiar de un ciudadano corriente previa
a dicho suceso. El suceso imprevisto: unos guardias de tráfico detienen a un
ciudadano, lo fuerzan a subir al coche patrulla, lo llevan a comisaria, donde
lo retienen unas horas mientras lo vejan y mofan y luego lo sueltan después de
tener que firmar un escrito en el que, inocente, se reconoce culpable "de
mala maniobra intencionada con mi automóvil y también de insulto y desacato a
la autoridad con escándalo público". Pero esta historia, que no parece
tener entidad suficiente para dedicarle cien páginas, pero que ha sido
sabiamente elegida en función del mensaje a transmitir, se convierte en manos
de nuestro autor en un relato opresivo, kafkiano.
La trama se dispone en
dos líneas descriptivas que contrastan: la de la feliz vida familiar cotidiana
del conductor, el "hombre joven" -así se llama al protagonísta de
esta historia- y la de su esperpéntica detención por unos policías de hablar
fuereño que abusan impunemente de su poder. Vida familiar y detención son
relatadas en series de secuencias dispuestas con una técnica de montaje que
revela la maestría del autor para mantener en suspenso al lector hasta el final
de la narración, la cual se revela totalmenle verosímil, ya que el narrador
resulta ser el hombre joven, el detenido, que es quien cuenta su historia al
escritor y lo involucra en el relato: "Usted, don Víctor, escriba como
mejor le parezca. Nunca acertará a escribir lo que de veras sentía yo allí,
nunca".
Así pues, una historia
que al principio se nos mostraba plana,
sin interés, al final se nos revela impactante, estremecedora. Y misión
cumplida. Al concluir el relato, el lector incondicionalmente estará de acuerdo
con el autor: para ambos la situación opresiva denunciada resultará
intolerable, inaguantable.
¿Habrá que hacer algo?
Por supuesto, la descripción de situaciones concretas, de escenas de la vida
familiar, la observación aguda y minuciosa de vivencias cotidianas son de
sobresaliente cum laude y le confieren a la historia una total verosimilitud.
Pero como decía antes, este relato, en mi opinión -y admito
desde ya que puedo estar equivocado- se diferencia, no podría ahora precisar
cuánto, de los otros siete, tanto por la realidad descrita como por la utilización
del lenguaje; y también probablemente por la presencia de un nuevo factor,
ausente en LA PIEDRA DEL CAMINO, el humor: un humor agridulce que crea un clima
que propicía la aparición de un nuevo estrato vegetativo. Formarían éstos,
pues, un grupo al que correspondería un comentario aparte. Desde la perspectiva
actual, son como hitos en la ruta hacia LARGO OSCURO ORIGEN.
A mediados del siglo
XVI, época de grandes descubrimientos geográficos, un escritor anónimo descubre
un mundo novelesco. Para dar noticia de él, el escritor ha de utilizar un
lenguaje nuevo, ajustado a esa nueva realidad. La novela, dice Alejo Carpentier
('Papel social
del novelista'. Literatura y arte nuevo
en Cuba. Editorial Estela. Barcelona, 1971) "tal como la consideramos
hoy, llega tarde a la literatura... Esto se produce por primera vez en España
con la picaresca... Leyendo la picaresca española nos encontramos ante una
novela que expresa no solamente su
época, sino que interpreta su época.
Son ellos (los autores de este género literario) los que conducen el juego del
lenguaje. Nada los sobrepasa; son ellos los que sobrepasan a su época... Los
doctores de Salamanca y Toledo pueden quedarse en casa. El novelista aventaja a
su época. La expresa como nadie más pudiera hacerlo".
Leyendo LARGO OSCURO ORIGEN, la última novela de Víctor Ramírez,
me vino a la memoria este pasaje de Carpentier que volví a recordar al leer DIOSNOSLIBRE y la mayor parte de,
si no todos, los relatos que se recogen en esta gavilla de ocho libros que hoy
se presentan tan pulcramente editados por Ediciones Idea, cuatro novelas cortas
(“ADEMÁS LO PRIMERO”, “LA VEZ ENTRE DESPUÉS Y AHORA”, “EL ARRANQUE”, “CADA CUAL
ARRASTRA SU SOMBRA” y la mentada “LA PIEDRA DEL CAMINO”), y estos otros tres
libros (“OJO DE PULGA”, “LA TAZA VACÍA” y “HEDOR DE ESQUIROL”) que contienen un
conjunto de dieciséis cuentos de variada extensión; por ejemplo, “LO MÁS
HERMOSO DE MI VIDA” tiene cuatro páginas y “DIOSNOSLIBRE” treinta.
Víctor Ramirez parece
haber arribado a un nuevo territorio de ese mundo novelesco descubierto en el
siglo de los caballeros andantes siguiendo los pasos de un lazarillo. Un
territorio no exento de un particular exotismo, poblado por unas gentes que
llaman poderosamente la atención tanto por su género de vida como por su
sistema de ideas y creencias, por lo que el descubridor ha de hacer un notable
esfuerzo de exploración para conseguir un lenguaje ajustado a esa imprevista
realidad, aún no descrita en ninguno de los mapas de la novela actual.
Ese territorio parece ser
un espacio sin límites definidos, una zona orillera marginal y marginada,
espacio periférico, suburbial, donde se sitúa la parroquia del reverendo don
Rubián Elizondo bendito de LARGO OSCURO ORIGEN, que, por cierto, no sé si es la
misma parroquia que hubo regentado reverendo don Apriorístico, el viejo
sacerdote de LA VEZ ENTRE DESPUÉS Y AHORA. Y, claro está, si hay sacerdote, hay
iglesia y una plazoletilla a sus espaldas donde juegan los niños, y hay calles
mal asfaltadas y callejas de tierra apisonada, que cuando llueve se llenan de
charcos, y hay casas terreras y bloques de pisos y bar restaurante y cafetines
y, cómo no, tiendas donde se puede comprar lo necesario y algo más, como la de
Domingo de EL ESCRITOR Y UN MIEDO MÁS, adonde suelen ir Pepe el de Lola y sus
amigos cuando tienen sed, o la de Virginito Mendoza el Cubano, adonde iba a
comprar aguacates Juanito, el discípulo de don Anselmo; así que también habrá
una escuela donde este maestro puntual enseña cariñoso, cosa que comprobará
quien lea ADEMÁS LO PRIMERO. Y, por supuesto, hay más cosas, y puede pasar más
cosas, porque cualquier cosa puede pasar en "las guerras de la paz".
como oimos que dijo alguien en PERO COMO SI NO.
Cuando se llega a un territorio antes inexplorado, no sólo se
observa y se describe el terreno, el paisaje diferente. También, o sobre todo,
se observa y describe el gentío que lo puebla, su peculiar organización social,
sus costumbres más pintorescas, sus creencias y vivencias. Todo lo diferente en
relación con la cultura propia del cronista es resaltado, subrayado.
Es lo que hace en el
Nuevo Continente Bernal Díaz del Castillo, "el soldadote inspirado"
convertido en cronista, quien, según Alejo Carpentiertier, ''nos ha dado con su
Verídica
historia de la conquista de la Nueva España, la primera novela de caballeria real de todos los tiempos....
Con Bernal Díaz, sigue diciendo Carpentier -y creo que es interesante-,
"La función social del escritor se define en el Nuevo Mundo: ocuparse de
lo que le concierne, adelantarse a su época, asiendo su imagen más justa. El
primero en asir esta imagen debía pues cumplir una de las tareas que incumben
al escritor actual, y sobre todo al novelista, si bien en esa época solamente
los novelistas de la picaresca fueron verdaderos novelislas en este
mundo".
El escritor asombrado,
pues, describiría el asombrante mundo animado descubierto asiendo su imagen más
justa. Luego vendría. el lector curioso, como el turista con su cámara.
Si el lector curioso
visita el territorio explorado y descrito por Víctor Ramirez asiendo su imagen
más justa, entrará en contacto con un gentío bastante peculiar en ciertos
aspectos, conocerá algunos personajes sorprendentes por lo que padecen, hacen o
cuentan, y tendrá noticia de sucedidos en su mayoría seguramente poco
habituales en su entorno, en su círculo familiar, amistoso o vecinal.
Asi,. por ejemplo, si
visita la parroquia de reverendo don Aprioristico en LA VEZ ENTRE DESPUÉS Y
AHORA se enterará, porque así se dice en la pág. 11, que este anciano sacerdote
"tenia auténtico pavor del bueno a los aromas hembreros de cualquier
sobrina ayudándole en lo doméstico parroquial como se estilaba, y no importa
que ya tuviera él sus tantísimos años".
Esta misoginia olfativa
afecta también al protagonista de EL ARRANQUE, quien duda de su curación, pues
los médicos, aunque desconocían las causas del mal, "afirmaban
sonrientes que acabaria yo oliendo normal y no tan agudísimamente el
nauseabundo olor femenino. Pero no, no les creo. Aunque lampoco creo que
todos fueran a mentirme por caridad socarrona dictaminando idénticamente".
Al lector podria
caberle la sospecha de que este extraño mal sea endémico contagioso en esa
comunidad, pues uno de los personajes de HEDOR DE ESQUIROLA, Danielín, que
acabó "casando con una viuda joven. rica" porque "la
necesitaba para acabar la carrer de Historia", afirma tajante: "la
dejo, me voy (...) No la aguanto ya. No puedo eslar a su lado. Ya ha empezado ella a oler como mi madre, el mismo hedor".
Tampoco es habitual oír lo que declara Diosnoslibre al
referirnos su biografía: "En Sietesitios vive Andreíta Casiana, la
mejor de mis madres. (...) A lo largo de cinco años fue mi madre, la mejor de
mis madres sin duda alguna. En San Roque vivíamos, tras la ermita derruida, al
costado del fonduco, frente a las plataneras".
Por supuesto, en estos
lugares y a estos personajes les pasan cosas que deben ser triviales o normales
en su mundo, pero que al lector de sus crónicas sociales o de sucesos le han de
resultar un tanto sorprendentes. En esas parroquias regentadas por curas tan
peculiares como reverendo don Apriorístico y reverendo Peribánez Luz se venera
a San Roque y su Perro Bendito y a la Virgen de la Derrota, y la retirada de la
imagen del Niñítojesús pichitadeoro por orden de su Eminencia llustrísima
provocará la llamada Guerra de la Dependencia, que se saldó con al menos cinco
muertos, doce heridos ''y más de un centenar de desertores", según el parte de bajas que podemos oonsultar
en la página 17 de LA VEZ ENTRE DESPUÉS Y AHORA.
Los deportes a los que son aficionados difícilmente podrían ser
homologados por un comité olímpico. En LO MÁS HERMOSO DE MI VIDA el
protagonista, que declara que sentía verdadera pasión por uno de esos deportes
típicos, nos dice al final del relato: "En fin, aquellos campeonatos de
peleas entre los bobos de barrio han sido lo más hermoso que he tenido en mi
vida".
Hay carreras de
caracoles y peleas de cochinos. Daniel el Chico ~"quien por tres veces
había sido marido de madre Andreíta Casiana"- era un "gran
conocedor de cochinos de pelea". La línea divisoria entre las
distintas especies de seres animados es bastante borrosa. A "El macbo
cabrío que emborrachaban los hombres con cerveza y ron en la tienda de
Dominguito", al que llamaban Excelencia para distinguirlo de "uno
de aquellos cochinos luchadores campeones que hicieron época llamado Majestad
Serenísima”, la gente 'teníale su cierto respetillo supersticioso.
Porque, no lo negará usted, un macho cabrio borracho tambaleante y mugiente
como riendo impone lo suyo: parece persona".
Este universo de desbocada imaginación, poblado de seres
oníricos simbólicos envueltos o revueltos en situaciones esperpénticas, nos
recuerda el fantástico mundo de El Bosco. Pero también, como el pintor
flamenco, nuestro autor es un minucioso observador de la realidad. ¡Y qué
realidad! Uno de sus personajes declara "tengo miedo de saber, de abrir
los ojos a lo oscuro fúlgido que es la realidad". Sin embargo, de
todas estas historias fantásticas se puede afirmar lo que masculló, al comienzo
del relato HEDOR DE ESQUIROLA Ruano Betún, compañero de Borillo y Pepe el de
Lola "una noche temprana de copas en tienda de Domingo. Esta historia,
como todas, también mentía. Pero no engaña".
Decíamos antes que el
cronista ha debído hacer un notable esfuerzo para conseguir expresar
lingüísticamente la nueva y extraña realidad por él explorada asiendo la imagen
más justa, en expresión de Carpentier. A ese universo de desbocada imaginación,
cuyos personajes se rigen por unas normas no convencionales, diferentes de las
del observador, le corresponde ahora en el plano expresivo un lenguaje poco
respetuoso con los usos: más prestigiados o con la rígida normativa de ciertas
gramáticas.
Nuestro escritor
entonces aprovecha todas las posibilidades que le brinda el sistema de la
lengua, al que fuerza hasta unos límites que hasta ahora nos parecían
infranqueables. Los signos linguísticos con frecuencia ya no respetan los
espacios significativos de otros signos, como si los significados fueran de uso
comunitario, como si dieran por abolido el derecho de propiedad -causa primera
y última de todas las revoluciones.
Tampoco en estos textos ejercen las palabras con rigor las
funciones oracionales que les han sido tradicionalmente asignadas, como si
hubieran dejado de ser, sin protestar, funcionarios en propiedad y se sintieran
ahora más cómodas en una interinidad que les exige menos dedicaci6n pero más
responsabmdad.
Así las cosas,
comprobamos a cada paso que el adjetivo se pasa con total impunidad al bando
del adverbio y viceversa, el adverbio se independiza y abre tienda de
sustantivo y el sustantivo, en crisis, tiene que aceptar trabajitos de
adjetivo; y no digamos nada de las partículas derivativas que, infieles,
totalmente liberadas, se lían con cualquiera.
Del verbo vale más no
hablar. Un par de ejemplos de muestra, tomados de LA VEZ ENTRE DESPUÉS Y AHORA:
"Y por aquellos primeros tiempos lo forzábamos a hablar porque nos
entretenía su cómo" (p. 9); "qué piel más durazna a sus ciento
doce años" (p. 42); "Y luego de párrocamente aleccionarnos con
cariñosa pero severa tartamudez nos ordenó vicegubemamentalmente que jurásemos
por escrito" (p. 58).
Antes no nos atrevimos
a dedicarle ni una línea a temas básicos en la narrativa de Víctor Ramírez como
el de la soledad -la soledad en solitario y la soledad en compañía- tan
agudamente tratado en ADEMÁS LO PRIMERO y CADA CUAL ARRASTRA SU SOMBRA.
Ahora tampoco podemos tratar más ampliamente, ni ustedes
seguramente lo consentirian, la compleja problemática en torno a la utilización
del lenguaje por nuestro autor en la conformación del texto literario. No
obstante, si quisiera, antes de terminar, dedicar un par de párrafos a una
cuestió de naturaleza aparentemente marginal, de poca entidad.
Nuestro idioma o lengua, el español o castellano, dispone de una
variedad estándar que es común a todos los pueblos que lo hablan,
independientemente del pais al que pertenezcan. Luego y además, la lengua
presenta variedades regionales. Esta es la lengua materna. El que nace andaluz
muere andaluz. El canario habla la misma lengua que el mejicano, pero no como
el mejicano. Aunque lo pretenda, un canario no puede dejar de hablar canario.
Normalmente usamos la
variedad estándar cuando escribimos. Nos adiestran para ello en el colegio.
Utilizar nuestra modalidad regional en la escritura no es nada fácil. Porque
hemos de contar con las variedades insulares y, además, no podemos dejar de
tener en cuenta los distintos registros: no se expresa exactamente igual el
abuelo que el nieto, el maestro que el alumno, el albañil que el arquitecto.
En la narrativa el
personaje ha de hablar de manera semejante a la gente del grupo social al que
se dice, o sugiere, que pertenece. Esto tan difícil, leyendo a Víctor Ramirez,
nos parece que a él debe resultarle absolutamente fácil. Tal es su maestria en
este aspecto.
El término canarismo
se suele asociar solamente con el canarismo léxico. Palabras como guagua,
tabaiba, millo, boliche, petudo, tollo. Las palabras aceite y almacén
son palabras del español, aunque procedan del árabe. Las palabras millo
y tabaiba también son españolas, aunque procedan del portugués y el
guanche.
Las unidades léxicas
sean generales, como aceite o almacén, sean regionales como millo
o tabaiba, sólo las empleamos de cuando en cuando. No recuerdo la última
vez que emplearía las palabras tabaiba y almacén. El fallo de
muchos escritores costumbristas suele radicar en la acumulación de voces
regionales, en la inusual frecuencia de aparición de estas unidades en el
texto, vengan o no a cuento, lo que le resta verosimilitud.
En los textos de Víctor
Ramírez aparece esta clase de canarismos. pero de vez en cuando, como en
nuestras conversaciones cotidianas, no a contrapelo, sino con una fuencia
totalmente naturaL Si está donde está, es porque era necesario ahí y ningún
otro elemento podría sustituirlo con ventaja.
En ADEMÁS LO PRIMERO, una novela de 120 páginas, aparecen
solamente unos 25 canarismos de uso general en el archipiélago: talla,
vergas, tollo, magua, sorroballar, chuchangos, boliche, papayeros, guagua,
amulado, alongado, cafetín, cristiano, endormir, arregostado, bacinilla, millo,
gofio, tolete, fos, casal (un par,) terreras, fotingo, regañiza,
burletero.
Veamos el uso de un par
de ellos: "Deseaba Juanito beber agua fresquita de la talla",
"Se alongaba hacia la llave del grifo para cerrarla". Como vemos, las
dos palabras encajan como llave en su cerradura. ¿Habria otras que ahí
encajaran mejor?
Pero canarismos no son
solamente este tipo de unidades léxicas. También son canarismos las locuciones,
giros, realizaciones fonéticas específicas de fonemas y grupos de fonemas, y un
amplio listado de fenómenos gramaticales que caracterizan el habla de los
canarios.
Desde que abrimos la
boca y echamos a volar unas cuantas palabras, ya nos estamos retratando. Esto
lo consigue también Víctor Rarnírez a la perfección con sus personajes: tienen
el carné de identidad en la boca. Por ejemplo, en la primem página de
DIOSNOSLIBRE el protagonista, que está contando su vida, emplea la palabra cafetín;
pero mucho más caracterizador del habla regional del personaje es el abuso del
sufijo diminutivo -ito ("ni están para tales trotes estas
piemitas de uno"; "Dice que más vale solita y oon Dios")
o el uso de dicho sufijo con el nombre de una persona mayor para el trato de
cortesía, sin que pierda por ello el matiz afectivo: "En Sietesitios
vive Andreíta Casiana, la mejor de mis madres".
Bien, vamos acabando. Al comienzo decia que LARGO OSCURO
ORIGEN era mi novela favorita. De ella, en su presentación, habló con autoridad
crítica Juan Manuel García Ramos. Remito a su agudo y certero análisis sobre la
importancia de esta obra excepcional.
Yo aquí no he hecho otra cosa que intentar transmitir mi
entusiasmo por la obra anterior de Víctor Ramírez, ausente en las librerías
durante largo liempo, que Ediciones Idea ha sacado a la calle con tan lindo
vestído (ilustrada por magníficas reproducciones de cuadros del pintor
grancanario Paco Juan Déniz ) y al alcance del bolsillo. Así que será muy fácil
hacerse con ella.
Si lo hacen, ya verán lo bien que se lo pasan en su compañía. No
creo que después de Lázaro de Tormes, haya habido un pícaro que haya contado
con tanta gracia sus peripecias como Diosnoslibre.
También tendrán noticia
detallada, si leen ENTRE DESPUÉS Y AHORA de la silenciada guerra de la
Dependencia, contada no por historiador oficial sino a través del testimonio
fidedigno del testigo presencial.
Si la emprende con EL
ARRANQUE, su protagonista le explicaría lo que ha hecho para combatir o
soportar aquella curiosa enfermedad olfativa, por si se da el caso.
Si se llega hasta la
escuela de ADEMÁS LO PRIMERO, conocerá al maestro don Anselmo, que le dará
gratis lecciones sobre cómo oonvivir con la soledad. En fin, que aprenderá como
jugando, que es el eterno ideal de la pedagogía.
Se dice que en los cuentos, en los relatos cortos, lo difícil es
cómo acabar. Para hacerlo fácil acabaremos a la voz de ya. Lo malo, si breve,
algo bueno tiene; que, dicbo así, aparenta tener la grave autoridad del
proverbio.
Lo último: estoy muy
contento de haber acompañado a Victor en este acto que da la feliz noticia de
la reedición de su obra cumbrera. Y, dicho lo dicho, cedo la palabra a quien
corresponda.
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