AMPUAM...8 PARTE
DUNIA SANCHEZ
Anochece…¡te vas
amor¡ quieres dormir, te dejo descansar. Yo voy a dar un paseo por estos
terrenos que me pertenecen, que nos pertenecen. Noto que el nocturno que viene
es más cálido, se le antoja desviado de nubes y una luna viene. Ella me dará
luz suficiente para dar una vuelta y recoger leña. Estás bien querida Marie.
No, no hace falta que digas nada, solo tu mirada irradia nuestra armonía,
nuestra pasión duradera en los años. Sale de la casa cerrando la puerta ¡OH,
otoño¡ has traído una luna de sangre,
una luna grande que bebe de los arroyuelos, de la admiración de los
sueños.
Con su hoz, va desquitándose de
los hierbajos que andan ante él y lento va recogiendo leña para atemperar una
noche helada, petrificada en el tiempo.
Por un momento se detiene y se da media vuelta, con el odio encendiendo
su rostro desfigurado ante un gemir que viene de la casa se vuelve ira ¡Otra
vez¡ te quieres callar. Vas a despertar a tu madre, mi querida Marie. Oh ,
Marie, perdona los aullidos de los miserables, de las lenguas maléficas que se
esconde ahí….sí, ahí, cerca de nosotros. No despiertes querida, te hace bien el
descanso. Tu salud está delicada y has de recuperarte. Ah, mis manos. Están
dolidas, se cortan a cada trozo de leña que recojo. Estoy viejo y Marie también
¡No¡, grita de repente. Vas a despertar a tu madre, no ves lo que ella ha
sufrido por ti. No, no ¡cállate¡ Deja que repose con tranquilidad. Es que no
oyes su respirar. Yo lo siento, desde aquí, de este jardín donde jugábamos
cuando éramos jóvenes ¡Cuando éramos jóvenes…¡ La fuerza del mal está contigo.
No, no eres hija mía. No, no eres hija de ella. Solo, el infierno, estás
maldecida, tu boca solo escupe ataúdes flotantes. Pero no, no podrás conmigo ni
con ella ¡ Cállate ya¡ Un silencio, la nada, la luna. Qué delicia de noche,
gigantesca esfera que se mueve en el sentido de sus ojos. La mira…la mira
hechizada, engarrotado, con sus manos de sangre, con su vejez pesada y su mente
se llena de su esposa. Por un momento cierra los ojos, respira lo más hondo que
puede y impulsa un suspiro. Retorna lentamente a la casa, todo está apagado.
Marie, mi querida Marie duerme. Me es grato saber que su sueño es navegante de
nuestro mañana ¡Ah, Marie¡ sé que tengo que callar pero la luna está tan bella.
Qué bella está con su traje de luz sobre esta tierra, sobre esta casa. Aun el
otoño se retuerce en su frío, quizás menos que días anteriores, pero presente
¡Oh, otoño¡ te escabulles en atmósferas misteriosas y dejas un rastro donde tu
aroma húmedo cubre lo real. ¿Y qué es lo real, lo verdaderos¿ No lo sabemos,
nos movemos en un mundo impreciso, donde todo movimiento de sus seres son
inexactas, enigmáticas…CONTINUARÁ
AMPUAM...9 PARTE
¡Oh, la noche de
luna roja¡ ¡Oh, el otoño enseñándose con el universo¡ Un universo
desvistiéndose para no ser más que un mar de constelaciones. Pisadas
relentecidas. Cadenas que se caen y la puerta de la capilla se abre con rigor
de un rugido en plena negritud de su amplitud. Con una vela en la mano la
superiora entre. Ve a las tres muchachas de espaldas, de pie, estáticas mirando
esa figura perenne en los tiempos. Se aproxima a ellas y con sus ojos negros,
con sus ojos vivos, con sus ojos sin algún resquicio de dolor, solo, plomiza
les dice que el castigo ya ha terminado, que ya es hora de que vayan a sus habitaciones
y se aseen. Las chicas no contestan, están embelesadas en las transiciones
fugaces de sus pensamientos, unidos, apáticos, sordos a esa mujer ¡Ya está
bien¡ en voz alta y severa. ¡A vuestras habitaciones ya¡ la rebeldía no me
agrada, si queréis seguir aquí os dejaré hasta se pudran vuestra impertinencia
¡Viraos¡, alza su tono de manera
agresiva ¡Miradme¡ Ah, os avergonzáis por lo que habéis hecho ¡Miradme ya¡ Este
no es lugar para discusiones. Sois una manada de malcriadas, desobedecéis mis
órdenes, esto llegará a vuestros padres o tutores o lo que tengáis. Sois unas malas agradecidas.
Mirad, mirad como vivís y luego fijaros en el resto de esta tierra. Aun las
vivencias no han sido suficientes para que aprendáis ¡Ignorantes¡ Sí, si ¡niñas
que estudian¡ ¿¡Pero qué hacéis? ¡Miradme ya¡
Se giran a la vez, con sus cabezas rapadas, con sus lenguas mudas, con
sus ojos ocultos a cada sensación, a cada grito, a cada remorder de sus
vientres ante ella. No quieren demostrar sus fatigas, sus decaimientos, ese
derrumbe que marchita tras horas y horas en la esfera helada de esa capilla
¿Estáis arrepentidas hijas? Su voz se torna tibia, calma, amable. Ellas
asienten. Sí, ellas tres, con sus
rostros pálidos, con un temblor que no dejan ver. Pues entonces ir a vuestras
habitaciones, allí se les ha dejado la cena. Esta noche no quiero que os
reunáis con vuestras compañeras. Seguidme, yo misma iré con vosotras. Y van
detrás de ella. Si, ella, mujer entera todavía y ellas peleando con la razón.
No se les quita del pensamiento ese bosque de otoño, ese jardín perdido,
inhóspito donde lo yerto de un misterio sibilino las atrae, las lleva en un barco donde el
oleaje rompe y náufragos son tumbas anónimas del tiempo. Y por ello se dejan
llevar por ella, es mejor hacerle caso, hacerle creer que la escuchan. Sí,
arrepentidas por su falta aunque en las profundidades de sus entrañas resbalen
ante la incógnita….preguntándose, preguntándose quién es. Todo es callar en la
residencia, todas duermen. Solo ellas tres y la superiora por esos pasillos
grises, melancólicos, penumbrosos de la noche ¡Oh , el otoño¡ molicie de ideas
que se van difuminando cuando el letargo saluda….CONTINUARÁ
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