“SIETE SITIOS QUEDA LEJOS”,
DE
VÍCTOR RAMÍREZ
POR
RICARDO GARCÍA LUIS
Hace
ya más de quince años (uno-siete de noviembre, 82) Víctor Ramírez escribió un
breve “novelito”: “DIOSNOSLIBRE”. Ahora, a través de Editorial Benchomo, se ha
convertido en “novela” larga con el título “SIETE SITIOS QUEDA LEJOS”.
En su momento el “novelito” supuso
una nueva aportación –tanto temática como estilística- en la carrera literaria
de su autor. Con “SIETE SITIOS QUEDA LEJOS” profundiza en un paisaje y
paisanaje a los que disecciona sin concesiones (y encima elabora un discurso
ética de bastante calado). No es “SIETE SITIOS QUEDA LEJOS” novela para
entretener –aunque también cumpla ese cometido-, sino para reflexionar en la
condición del canari (Madre Andreíta Casiana tiene “las manos pellejudas y
olorosas a lejía de mujer ‘canaria’ pobre pero hacendosa”).
La trama consiste en las historias
que Diosnoslibre relata: “Necesito contar y contar, no importa qué ni a quién.
He tenido suerte con encontrarle a usted, hombre curioso que escribe y escribe
lo que viven y saben otros” –apuesta por la oralidad.
Son de mayor interés las teorías
-¿filosofía popular?- de un sobrino del narrador, Valerio Babón El Terco (apodo
que le pusieron “siendo niño de apenas ocho años”), quien abandona la ciudad y
vive en una “casa campera solitaria y en enorme terreno repleto de árboles
frutales que la rodeaba, comenzando a vivir melancóllicamente dichoso”,
Y cómo explica la “secundariedad
(del varón) en la Naturaleza”, que le lleva a la busca de “sucedáneos”
(artificiosos): “El arte, la literatura, el dinero, la religión, el matrimonio,
la política, la técnica, la industria, las leyes, el ejército, los deportes, la
patria, el amor…: en el llamado mundo civilizado”, en pugna con “La Naturaleza
y que llevará, sin remedio, “a la destrucción del planeta”.
¡Cómo no!... asistimos a un auténtico “vacaguaré”, el del
guitarrero Belisar Ramírez, que ante su dignidad herida (su propio padre abusa
de sus dos hijos, “retrasadillos mentales los pobres”) se toma la justicia,
volcánica, por su mano. Luego, lo único que desea es “que se le permitiera
morir tranquilo: se arrinconaba en lo más interior de su celda, cara a la
pared”.
Hay muchas historias –o menciones- al África tan cercana. En uno de los viajes de Diosnoslibre
al Sur, al regresar, encuentra que “los dos barrios risqueros de enfrente ya no
existían. Toda la vecindad había sido
ubicada en el Sáhara”; y ante este evidente atropello se nos dice que “allá se
sienten humanamente más dignos que aquí, y sé que no quieren regresar, que
prefieren olvidarse de que esto existe”; y como contrapunto –anterior- aparece
el inolvidable “El Tarik Muhmi”, al que “alguien trajo como esclavo (procedía
del Sáhara) y se lo venderá al señor Conde sin regateos”. Enamorado locamente
de “una muchachona aborigen bonita, casi niña todavía (Andamana: traída para
“blanquear la descendencia de los negros”), termina “amancebao leal y cariñoso”
con ella. A su muerte se nos dice:
“Al día siguiente del entierro, tempranito, se metió El
Tarik Muhmi en uno de los mares del señor Conde. Alguien lo vería desnudarse y
apretar un hatillo con recuerdos en su espalda cetrina. Pretendía llegar
nadando hasta su patria verdadera, hasta el mismo Sáhara ahí enfrente todo
recto. Nunca encontraron su cuerpo y se dudaba de que hubiese fallecido
ahogado, ni jamás después daría señales de vida o de muerte”.
No me resisto a incluir lo que le cuenta Andreíta
Casiana, cuando “un hombre de Gran Tarajal vendió media docena de sus cabras a
un ganadero de allá (Valencia o Tarragona), para que enrazaran”, con el
resultado de que “las animalitas rehuían del macho cabrío extraño que tan raro
emitía sus balidos, lo rechazaban, no se dejarían montar”, y es que “parecían
preferir todas, las seis, dejarse morir por la mohína falta de apetito que te
producen los destierron impuestos”.
Por considerarlo un manifiesto, incluyo las palabras de
“padre Fabián Cireneo”, quien afirma que “no le gustaría leer porque, para él,
los libros eran palabras enjauladas, presas, moribundas o ya muertas, palabras
pudridoras” (denuncia del vacío cultural, comprometido, que nos domina?.
Comprometida es “SIETE SITIOS QUEDA LEJOS” –en su
discurso y en su escritura- y hasta esa foto que abre el libro –nada es
inocente en este autor-, donde se ve un ‘natural’ Víctor Ramírez, que contempla
-¿irónico?- a un pájaro canario enjaulado mientras sostiene a su primera nieta
–Ana Idaira- tal como vino al mundo: ¿tres ‘símbolos’ hacia un futuro en
libertad?
Domingo 20 de septiembre de 1998 (“Cultura DIARIO DE AVISOS)
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