JM AIZPURUA
Aquella Castilla
que abusando de vecinos y “ultramar” creo un Imperio donde no se ponía el sol,
yace hoy en la lona, incapaz de crear un Estado adecuado al siglo XXI.
Dos son sus golpes
definitivos; no es capaz de pagar las pensiones de sus ancianos y sus familias
no pueden tener más de un hijo con posibilidades de educación. Y si el Estado
no protege a los más débiles, niños y ancianos: ha dejado de ser útil.
La UE cubre sus
miserias y le procura estabilidad, pero ya es un Estado fallido.
Nosotros los viejos
jubilados pensionistas por cotización, mileuristas en la mayoría, observamos
con angustia la “pensión” no contributiva: ¿Cómo es posible que un anciano viva
con 400 €? En nuestra edad, los gastos de salud y ayuda son extraordinarios, no
hay mes que “algo” no se nos estropee o deba ser revisado. Las pensiones no
contributivas son miserables y reflejan la calidad humana de un Estado que
prefiere comprar misiles a librar a sus ancianos de hurgar en las basuras.
Gobernar es elegir
dónde se utilizan los ingresos del Estado.
Y el PPSOE hizo
norma de dar prioridad a Casa Real, Milicia, Parafernalia, Exteriores, y el
agujero negro de “reservados” y cloacas, sobre los gastos sociales, y poco a
poco fue incumpliendo los contratos sociales con sus mayores, vaciando su hucha
de pensiones y desactualizando sus mensualidades. Lo más innoble de su conducta
fue la presión mediática sobre estos pobres ancianos a los que se bombardeó con
amenazas de recortes y los copagos, más las cartas insultantes de la ministra Báñez
que les confirmaron que su tránsito al más allá no sería tan tranquilo como
habían imaginado.
Aún es peor el
destino de 4 millones de jóvenes deambulando entre el empleo y el paro, y
largos periodos de búsqueda, la nueva clase precaria, que no tendrá futuro de
pensión cotizada e irá a la no contributiva lo que le dará una ancianidad
miserable y doliente. ¡Qué horror!
La “unidad” de los
fachas no alcanza ni a la ancianidad enormemente diferente en pensiones.
Mes a mes, los viejos
comprobamos que la pensión va alejándose de aquel equilibrio ingreso-gasto que
teníamos al jubilarnos. Y la actualización de la pensión, la real no la de índices
de fantasía, es un derecho del contrato social que nos obligó en nuestra etapa
productiva y que el Estado hoy incumple con alevosía. Si algo no le cuadra al
Estado deberá sacarlo de sus sueldos y no de la pobreza de sus ancianos.
Sepan todos los
ciudadanos, sobre todo esos que saltan con lo de “español, español, español”
que la generosidad de su Estado, su España querida, solo da para 400 euros al
mes para los ancianos, sobre todo ancianas, que seguro trabajaron todas sus vidas,
pero algún hijoputa no los declaró. Y todavía hay algún mercenario que plantea
como estrujar más a los pensionistas, subvencionado por los fondos de reptiles.
¡Qué gran país, Mariano!
Sin los niños
educados para un futuro estable, sin los ancianos pensionados con dignidad, sin
los trabajadores, trabajando que es lo suyo; la función de protección del
Estado no se estará cumpliendo. El Estado vigilante y represor ya no es de este
siglo, solo es útil a la casta y estos afortunadamente son pocos, pero la
necedad de los partidos los hace grandes.
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