BOLIVIA. EL GOLPE Y SU FACETA RELIGIOSA
MARTÍN SUSO
Con la
incorporación de las FFAA en tareas de represión, sumada a la paralización de
actividades productivas y comerciales por casi un mes, se van completando las
facetas del golpe de estado en Bolivia. La primera reinstala a los militares
como protagonistas activos del proceso, y la segunda inicia el quiebre
económico de un país que tuvo niveles inéditos de crecimiento sostenido en la
región, por fuera de las recetas del FMI. Son componentes del diseño buscado
por Washington.
Sin embargo, es
importante destacar el elemento religioso como soporte del golpismo, algo que
ha funcionado de manera novedosa en la manipulación de un sector de la
sociedad. Si bien durante el proceso que culminó con la aprobación de la nueva
Constitución en el 2009 hubo campañas orquestadas desde diversas iglesias que
advertían sobre toda clase de calamidades, el asunto fue perdiendo fuerza hasta
estos últimos meses.
El plan se
desarrolló desde Santa Cruz, liderado por Luis F.Camacho, presidente del
denominado Comité Cívico, instancia que desde hace cinco décadas defiende los
intereses de sectores económicos poderosos. Proviene de una familia de
empresarios, y su padre y hermanastro fungieron como paramilitares en 1971,
aliados al golpe de estado de H.Banzer.
Con respecto a
espacios y símbolos religiosos utilizados, conviene destacar los más
significativos. Durante las protestas llevadas a cabo antes y en particular
luego de las elecciones, el personaje mencionado convocaba a grandes
concentraciones a los pies de una inmensa escultura de Cristo, que constituye
uno de los escasos símbolos arquitectónicos de la ciudad de Santa Cruz. Al
frente del mismo se erige el “altar papal”, una inmensa estructura edificada
para la visita de Francisco en 2015. Su gigantesco escenario fue utilizado como
decorado para discursos y arengas durante los actos de protesta, con toda la
carga simbólica que porta.
Camacho, una
persona con evidentes limitaciones para expresarse, recurrió al “modo
predicador básico”, utilizando gritos, llantos, amenazas e invectivas contra el
gobierno legítimo. Aparecía con un rosario en la mano y flanqueado por una
imagen de la Virgen. Sin embargo, también blandía una Biblia y recurría a la
presencia, oraciones e himnos de pastores y pastoras evangélicos.
Siempre presentó la
protesta como parte de algo mucho mayor; esto es, la lucha del Bien contra el
Mal, representado en este caso por Evo Morales y el Proceso de Cambio,
señalados como enemigos de Dios, herejes e idólatras por su cosmovisión. Es por
ese motivo que planteó en determinado momento una misión personal: llevar a la
Casa de Gobierno aquella Biblia junto con una carta de renuncia para el
Presidente, explicando que “Dios debe volver a Palacio”. Se manifiesta aquí con
fuerza la dimensión mesiánica del individuo, que se presenta como un
cruzado-redentor en combate contra fuerzas oscuras.
Todos aquellos
espectáculos, reiterados una y otra vez por los medios de comunicación,
operaron como potenciadores de esa sorprendente mezcla entre política y
religión que fue asumida por muchos como una tarea divina. La labor de destruir
a Evo y a lo que él representa asumió entonces las características de una
realidad sagrada, suprema e incuestionable. La propuesta sacrificial, infaltable
en este tipo de mecanismos, la asumía el personaje presentándose como el que
sufre por su pueblo, arriesga la vida y confronta al tirano, pero
simultáneamente la proponía con astucia a los convocados: es imperativo
soportar cualquier dolor porque ya vienen tiempos mejores.
El paquete completo
resulta una inquietante reedición de lo que sucedió hace cinco siglos en
nuestras tierras.
¿Un obispo
golpista?
El 11 de noviembre,
día en que ya el golpe estaba consumado, Estanislao Dowlaszewicz, obispo auxiliar
de Santa Cruz, presidió un mitin y oficio religioso en el altar papal
mencionado. Allí subrayó “…Hoy es la resurrección de una nueva Bolivia, un día
histórico para nuestra patria…Gracias por recuperar la democracia, gracias por
el sacrificio a lo largo de los paros y bloqueos…Gracias a los policías y a las
fuerzas armadas…”.
Con la conjunción
de intereses religiosos fundamentalistas, cívico-empresariales, policiales y
militares, no es muy difícil presentir lo que se avecina.
Fuente:
https://www.alainet.org/es/articulo/20319
No hay comentarios:
Publicar un comentario