HISTORIETAS
JOSU AIZPURUA
Txomin tenía 25
años cuando comenzó el Golpe de Estado fascista del 36 que le cogió en su lugar
natal de Algorta, hoy en el Municipio de Getxo. En el Batzoki comenzaron los
enrolamientos a filas del Ejército Vasco para apoyar al Gobierno republicano en
Madrid y nacionalista en Getxo.
Se enrolaron en batallones, según su tendencia política, pero como Txomin no tenía ninguna y el enrolador era de la cuadrilla de su hermano lo destinó a intendencia, en un almacén que habían improvisado en Alangoz y donde nadie quería ir por el hambre de trinchera que se había despertado en la juventud. Un cabo de la UGT pasaba por La Intendencia, de cuando en vez, a retirar los partes de existencias que cada vez eran menores.
A Txomin le dieron
un buzo de mahón con una insignia de la UGT, pero él estaba en época de novias
y aquello no le agradó. Con un pantalón de mahón y camisa blanca, su aspecto
mejoró y lo complementó con una chamarra de cuero de aviador que encontró en el
depósito de guerra. Un gorro ruso, de piel, le vino de perlas y una cartuchera
con un pistolón inservible pero enorme, de la guerra mundial, complementado por
unas txirukas engrasadas, hicieron que se mirase al espejo y sonriese
embelesado. No había nadie en Algorta con uniforme tan chulo como el suyo.
Sin jefes, sin
misión, con un control mensual, tuvo todo el tiempo del mundo, para encontrar
novias en los palacetes de Neguri, donde las chicas del servicio se fascinaban
ante su percha y algún obsequio del almacén, como el chocolate Chobil, que ya no
se vendía en tiendas. Dos de Mungia y una de Orozko, eran sus conquistas
especiales que mantenía con regularidad.
Paseaba por Neguri
en su busca y haciendo ostentación de su “uniforme” que tal cual enamoraba a
las doncellas, aterraba a sus “señoritos”, la mayoría escondidos en el desván
esperando la liberación de Franco que seguían en sus radios. Cuando Txomin
entraba en su jardín buscando a sus novias, el terror embargaba al señorito del
desván.
Llegó hasta el
Estado Mayor de Burgos, la descripción de un supuesto comandante comunista ruso,
enlace con el Gobierno Vasco que tenía su sede en Algorta y aterrorizaba a los
españolistas millonarios de Neguri. Contaban que había hecho varias bajas y
detenciones entre ellos.
Ajeno a ello,
Txomin vio con angustia la orden de retirarse a Santander y cayò en la cuenta
que él no pertenecía a batallón alguno, ni tenía armamento. Su hermano le
aconsejó que huyera a La Rioja y procurase pasar a zona roja.
Pero en la estación
de Logroño, la patrulla militar lo detuvo y consiguió convencerles de que era
un enfermo del pecho que estaba en el Hospital de Santa Marina, que lo habían
cerrado, y quedó en la calle e iba a Logroño para tratarse. El médico militar
que lo examinó, lo destinó de inmediato al ejército franquista, al frente,
donde estuvo cinco años antes de licenciarse.
Licenciado, regresó
a Algorta con certificado de buena conducta, lo que le abrió la puerta de la
hostelería local, donde trabajó hasta su jubilación.
Entre los “abuelos VIP” de Neguri, aún se cuentan a los nietos las aventuras del general comunista ruso que los persiguió durante la Guerra.
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