FUTURO PASADO (DIÁLOGO DE FICCIÓN)
AGUSTIN GAJATE
- No
entiendo nada. Lo siento. Igual es que mi cerebro no da para más.
- Haz un
esfuerzo. Tienes el mismo cerebro que cualquier otro humano. No es tan difícil.
- Para ti
resulta muy fácil decirlo: llevas décadas estudiando e investigando sobre
física teórica, cuántica, experimental, de partículas... Astrofísica... ¿Y
pretendes que lo comprenda en cuestión de minutos a través de una conversación?
Puedo creer que lo que me cuentas sea cierto, pero no soy capaz de asimilarlo
de manera razonada.
- Podría
tratar de explicarlo de una forma más sencilla: ¿Qué es lo que no entiendes exactamente?
- No entiendo nada. Absolutamente nada.
- Vamos por
partes: ¿No comprendes que vivimos en un universo holográfico de energía?
- ¿Cómo
quieres que lo entienda? Veo un cielo oscuro con estrellas, la luna y los
planetas visibles de nuestro sistema solar y piso un suelo duro como una
piedra. Hay energía, pero también hay materia sólida, líquida y gaseosa.
- Pero todo
eso es energía que se convierte en materia, en materia efímera que puede volver
a convertirse de nuevo en energía. En nuestro planeta sólo su corteza es
rígida, el interior es materia incandescente líquida, es decir, pura energía.
- Vale, pero
fuera de nuestro planeta es el reino de la oscuridad y del frío. Ahí no hay
energía. O si la hay será esa energía oscura de la que hablan.
- Qué no
puedas verla no significa que no exista. Si pudiéramos ver toda la energía que
nos rodea solo veríamos un lienzo blanco. No veríamos ni formas ni colores.
Sólo somos capaces de ver y sentir una cantidad limitada de energía, la
suficiente para sobrevivir en nuestro planeta. Además, cada individuo, al
nacer, elige qué tipo de energía va a poder ver, qué partículas de luz son las
que van a captar sus ojos y a interpretar su cerebro, porque cada fotón viaja a
una velocidad que no siempre es constante y de una forma diferente y nosotros
sólo captamos un determinado ancho de banda del espectro holográfico.
- ¿Pero la
velocidad de la luz no es una que se calculó en su momento?
- Esa es la
velocidad máxima de la luz, pero hay partículas que van ligeramente más lentas
o se ralentizan en algunos momentos de su viaje y puede que sean esas las que
seamos capaces de captar. Hay personas e incluso animales que ven o sienten lo
que sucede antes que otras, porque tienen la capacidad de ver o sentir la
energía que viaja a más velocidad.
- Como los
perros o los pájaros que sienten antes los terremotos.
- ¡Exacto!
Pero esto no es ninguna novedad. De alguna manera ya lo expuso el filósofo
griego Platón hace unos 2.400 años, en lo que se conoce coloquialmente como el
mito de la caverna.
- ¡Ya! Sabes
que la filosofía no es mi fuerte, como tampoco la física, pero puedo asumir que
somos seres limitados y unos más que otros.
- Limitados
a nuestro entorno y a nuestro planeta, que es el que nos ha proporcionado la
formación e información necesaria para sobrevivir en él.
- Vale, pero
me ha parecido escucharte antes algo así como qué ya nos habíamos extinguido.
- ¡Ves como
sí entendiste!
- No, no
entiendo nada. Tú y yo estamos vivos y veo gente por todas partes.
- Porque lo
que nosotros consideramos presente ya ha pasado, al igual que lo que
consideramos futuro, sólo que todavía no lo hemos vivido. No hemos
experimentado todavía nuestra extinción como especie, pero en tiempo cósmico ya
estamos extinguidos.
- ¿Cómo?
- Eso es
algo que parece que ya tenemos decido, por cómo estamos maltratando al planeta
que nos creó. Luego, a título individual, todos nos morimos, pero sólo en
contados casos podemos elegir cómo hacerlo.
- Lo del
tiempo cósmico tampoco lo entiendo. ¿En qué consiste?
- Eso es lo
más complicado de explicar, pero voy a volver a intentarlo. ¿Has oído hablar
del big bang?
- ¡Claro!
¡No soy un ignorante!
- Te puedo
asegurar que en esta cuestión todos los seres humanos somos bastante
ignorantes, hasta los científicos, teóricos y pensadores más reputados.
- ¿Y qué
tiene que ver el big bang en todo esto?
- El big
bang fue un gigantesco fogonazo que se produjo hace unos 13.800 millones de
años terrestres, lo que resulta un cálculo paradógico, porque si un año es lo
que tarda la tierra en orbitar alrededor del sol, en aquellos tiempos no
existía ni la tierra ni el sol. Esos cálculos son erróneos y confunden la
velocidad con el tocino.
- Me parece
que te estás yendo por las ramas. Y así menos lo voy a entender.
- Tienes
razón. Pues bien, ese fogonazo inicial no fue el que lo creó todo, sino la
mecha que encendió los fuegos artificiales que hoy vemos en el firmamento en
forma de galaxias, constelaciones, nebulosas... Aunque habría que decir que más
que una mecha consistió en una inmensa onda expansiva de luz cegadora que fue,
de alguna manera, incendiando las partículas que encontró a su paso. Ese cúmulo
de explosiones y eclosiones es lo que vemos, pero eso ya concluyó y lo que
queda es el recuerdo.
- Entonces
vivimos en el recuerdo de lo que sucedió, como los restos de un naufragio
debido a un gran cataclismo.
- Así es.
Vivimos en el recuerdo de lo que ocurrió, pero no podemos vivir en un futuro
que no existe, que ya desapareció.
- Pero
mañana saldrá el sol y ese será nuestro futuro más cercano.
- Pero el
mañana fue también ayer. Dime: ¿Qué vas a hacer mañana que no hayas hecho hoy?
- Pensado
así... Voy a hacer prácticamente lo
mismo que hoy.
- Es que
somos educados para vivir anclados en el pasado y sentirnos seguros de que el
futuro va a ser lo mismo que el pasado. Pero eso es mentira. Lo que vivirás
mañana será prácticamente lo mismo que hace una semana y los domingos y
festivos los vas a celebrar como siempre, de la misma manera en la que te vas a
sentir seguro o, a lo sumo, con algún pequeño cambio irrelevante, para no caer
en el aburrimiento.
- Pero hay
cosas que cambian.
- ¡Son
accesorias! ¡En lo esencial repites las pautas en las que te educaron tus
padres o te enseñaron en la escuela! Hay una frase que circula por ahí que es
mortal: Si no conoces la historia estás condenado a repetirla. ¡Menuda
sentencia de muerte! ¡Cuando lo que sucede es precisamente lo contrario!
¡Cuando conoces la historia, ésta se convierte en tradición y tratas de
conservarla, ponerla en práctica y repetirla!
- Me parece
que avanzamos, que no todo es igual.
- ¡Tú lo has
dicho: te parece! Para que no parezca que se repite el pasado, se viste o
redecora de modernidad el presente y se proyecta la apariencia que tendrá el
pasado aún no vivido, pero sigue siendo el mismo pasado, los mismos conflictos,
las mismas batallas, los mismos intereses en lucha, con parecidos ejércitos,
disfrazados, eso sí, con distintos uniformes.
- Y si,
según tú, ya nos hemos extinguido: ¿qué hacemos hasta que llegue ese momento?
- Yo creo
que lo mínimo sería dejar el planeta como estaba antes de que comenzáramos a
civilizarnos. Lo que no me parece normal es llegar a vivir a una casa y dejarla
destrozada y en ruinas al marcharnos. Lo mínimo sería cuidarla y mantenerla en
el mejor estado posible para cuando lleguen los próximos inquilinos. Y también
por habitar en un lugar confortable y no en una pocilga. A eso deberíamos
dedicar nuestros esfuerzos.
- ¿Y esos
nuevos inquilinos del planeta no se extinguirán?
- No han
llegado todavía, pero ya están extinguidos también. Todos moriremos, es el
ciclo de la vida y de la energía
- ¿Son
extraterrestres?
- Todos
somos extraterrestres. Nuestro planeta está formado por materia y energía
procedente de fuera. Pero hasta los alienígenas se han extinguido. Además,
nadie puede viajar en forma de materia a través del espacio. La materia es muy
lenta y pesada, solo se puede viajar en forma de energía, como un holograma más
dentro de un universo holográfico. Hay muchas descripciones de 'seres de luz'
que visitan nuestro planeta y que pueden llegar a materializarse aquí, pero eso
también supone su muerte. Por eso, sólo dejan señales y siguen su camino.
- Parece
ciencia-ficción.
- La
ciencia-ficción también forma parte del pasado. Nos ilusiona para que pensemos
que podemos navegar tal y como somos por el espacio-tiempo, visitar y hasta
vivir en otros planetas, pero el universo holográfico tiene otras reglas y
nosotros nacimos y crecimos atados al planeta que nos creó y que estamos
destruyendo. Suponiendo que pudiéramos lanzar una nave con personas en
dirección a otros planetas alejados de nuestro sistema solar, los que llegarían
ya no serían los mismos, sino que habrían cambiado, incluso mutado. Y si
pudieran regresar, lo harían con una forma que ya no sería reconocida como
perteneciente a este planeta. Además, existe una alta posibilidad de que no
sobrevivan al viaje o a la llegada al nuevo planeta. La mayor parte de la vida
es microscópica y nos parasitaría o infectaría nada más aterrizar. Fuera, e
incluso aquí, somos un bocado exquisito, un producto gourmet.
- ¿Y no se
puede evitar nuestra extinción?
- ¿Podemos
evitar la muerte?
- ¡No!
- De la
misma manera, tampoco podemos evitar la desaparición de nuestra especie. Lo que
podemos hacer es vivir en armonía con el planeta hasta que llegue ese momento.
Celebrar la suerte que hemos tenido de nacer, crecer y desarrollarnos en este
planeta, que nos creó y que nos destruirá. También el universo holográfico se
apagará, puede que incluso ya se haya apagado, como se apagan los fuegos
artificiales que se lanzan después de una buena verbena. Todo tiene su momento.
- Me parece
que la verbena se ha terminado.
- Esta
sociedad de consumo está condenada al fracaso, pero los que la impulsaron y la
sostienen no quieren perder su posición ni el control al que nos tienen
sometidos y siguen librando guerras de poder por decidir el relato del pasado.
Muchos líderes mundiales han borrado lo que realmente fueron o se inventaron lo
que pretendieron ser antes de ocupar sus puestos y se niegan a reconocer la
realidad: que no hay futuro, que sólo tenemos por delante un pasado por vivir.
- Es que no
es fácil de entender.
- Si tú
empiezas a comprenderlo, ellos también podrán, aunque no sean tan inteligentes;
pero actúan como negacionistas de su propia muerte, que va a ser inevitable,
como la de todos.
- Y según
tú, ¿a qué debemos dedicar el pasado que nos queda por vivir?
- A celebrar
la vida con lo mínimo material indispensable pero con los mejores sentimientos
y dejar que la naturaleza recupere los territorios que le hemos arrebatado y
que no nos pertenecen, como las selvas. No vamos por ello a dejar de
extinguirnos, pero al menos podemos aprender a disfrutar de las maravillas
naturales que nos rodean durante el tiempo que nos quede y, lo mejor de todo,
es que, de esta forma también conseguimos estirar o alargar el tiempo que nos
queda. Porque, al igual que la velocidad de la luz no es uniforme, el tiempo tampoco
y en el pasado por venir se puede vivir más lentamente y conseguir que sea más
duradero que el pasado presente alocado en el que estamos inmersos, para
beneficio de unos pocos y perjuicio de todos los demás que compartimos el mismo
instante y contexto del espacio-tiempo.
- Pero el
planeta también va a desaparecer, ¿no? ¿Para qué cuidarlo entonces?
- Para
estirar más nuestro tiempo pasado. Es una cuestión egoísta. El tiempo no lo
pueden estirar unos pocos, es una tarea social y lo que estamos haciendo es
acortarlo para beneficio de una élite prescindible y parásita. Teóricamente es
posible que el planeta ya haya desaparecido engullido por nuestra estrella,
pero nosotros no vamos a estar presentes en ese momento, ni tampoco en alguna
de las lunas de júpiter, como europa, o de saturno, como encélado, porque en
ese momento no van a ser como las vemos ahora.
- No sé que
decir, ni qué hacer, ni qué pensar.
- Nadie nos
prepara para morir ni para extinguirnos, pero ese es nuestro destino y lo
sabemos, no como una intuición, sino como una ciencia cierta. Cuanto antes lo
aceptemos, antes comenzaremos a disfrutar del pasado auténtico y singular que
nos espera y no del escenario ficticio que nos han preparado a modo de teatro
de marionetas que trata de ocultar una realidad que acabará por imponerse con
una lógica aplastante.
- Creo que
me voy a estirar un poco mi tiempo, entre sueños y realidades, y ya veré que
hago con mi vida.
- Ama a las
personas que quieres, cuida aquello que ayuda a sostener la vida y disfruta cada
momento como si fuera el penúltimo, porque lo malo del pasado aún no vivido es
que no sabes cuándo sucederá ni qué, pero, con tu actitud, puede que tengas la
posibilidad de decidir cómo ocurrirá.
- ¡Hombre!
¡Si pienso que ya estoy muerto, veo el panorama con otra perspectiva!
. ¡Pues de
eso se trata! ¡Y mejor hacerlo ahora que cuando sea demasiado tarde!
No hay comentarios:
Publicar un comentario