SOUPE JOUMOU
JOSU AIZPURUA
La sopa de calabaza
(soupe joumou) ha sido declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
¿Y los txipirones? pensarán desde mi pueblo.
Pero no es su valor
culinario lo que le da el nombramiento; es la Historia viva de Ayiti.
En 400 años de esclavitud, los métodos de dominio del amo llegaron a extremos tan degradantes como prohibir la sopa de calabaza a los esclavos pues era manjar reservado a los amo blancos, con la crueldad añadida que las cocineras negras eran torturadas si las veían probando la sopa.
Desde su liberación
de la esclavitud, lograda en guerra contra Napoleón que pretendía que la
esclavitud se aboliese en la Tierra, menos en Haïti su colonia más rentable. Napoleón
mandó a la batalla en Haití a su hermana Paulina y su marido el General Leclerc,
pero los esclavizados les vencieron y crearon el primer Estado de negros de la
Historia.
Hazaña nunca
reconocida y su rencor causa importante de la actual situación del Estado
Fallido haitiano.
Esperando la
respuesta de Napoleón, que nunca llegó, los negros victoriosos con JJ
Dessalines el primero de año en (1804) tomaron una soupe joumou, como muestra
de que ya no eran esclavizados y para que nunca lo volvieran a ser, la tomarían
todos los primero de año. Y hoy siguen haciéndolo. ¡Ayibobo!
La UNESCO reconoce
ese intangible contenido de la soupe joumou, en los momentos trágicos que vive
el país caribeño.
Realmente la sopa,
es de un tipo de calabaza que llaman “giraumon” a la que se añadían vegetales y
plátano. Hoy día ya no se añade plátano y se le pone carne y pastas con todo
tipo de vegetales. Cada quién hace la sopa a su manera y añoro la que me hacía mi
amada MF en nuestra casa. Yo, en Tenerife, me hago una porquería de sopa de
calabaza, pero la intención basta y la soupe joumou es la expresión de la
rebeldía ante la injusticia, la esclavitud y la inhumanidad. A eso yo me
apunto, aunque me tenga que tragar mi sopa. Luego me hago txipirones que me
salen mejor, y a comenzar otro año con energía.
Toda esta enorme
epopeya de Haïti-Ayiti, yo la tengo novelada y acabada, a falta de traducirla
al francés, pero ya no tengo fuerzas, y aquí a nadie le interesa y allí menos
luchando por sobrevivir entre naturaleza cruel y bandidaje institucionalizado.
Si tienen
curiosidad por la historia haitiana, pídanle a Anghel la novela, que, aunque
novelada es más real que la que cuentan en las embajadas donde no dicen que los
negros liberados, vencedores en la batalla tuvieron que pagar a Francia por la
liberación de su propio territorio, pago que los descompensó y causa de su
actual situación de pobreza. Fue la más rica colonia del caribe y hoy es la más
pobre de América, y en eso: hay culpables.
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