¿DESDE DÓNDE?
JOSU AIZPURUA
Alucina ver la
teatralidad y firmeza con la que el Rey habla desde la TV y pierde 3 millones
de televidentes. En el mundo mediático,
si un presentador pierde 3 millones de audiencia, es eliminado inmediatamente,
pero, la realeza es diferente y en vez de a la cárcel; va a Abu Dabi.
¿Con qué autoridad
habla este señor?
No es divina, pues
ya quedó claro que el Altísimo no se mete en política y no designa sagas
reales. Eso fue una falacia medieval para justificar el poder real. Hoy ya
nadie se atreve a considerarlo, ni los más talibanes de la iglesia.
Tampoco es humana, pues elegirlo, elegirlo; no lo ha hecho nadie democráticamente.
No es destacado en
ninguna de las ciencias actuales, ni en carisma mediático, ni en canto o en
deporte, y tampoco ejerce de influencer en las redes. Su vida es de lo más
anodino y llama “trabajar” a pasearse y mover la mano. ¿De dónde saca el valor
para ponerse al frente de un país y soltarle un mitin soporífero cada Navidad?
Su patrimonio
personal, es mejor no tocarlo, y su legado le viene del Caudillo Franco y
Campechano, pues la Reina Isabel advirtió al mundo que sus hijos no los había
hecho con el rey Borbón, por lo que la saga se extinguió. ¿Es un okupa en el
borboneo?
No es posible que,
con este CV, alguien se atreva a ejercer la misión constitucional que le
designa como Jefe de Estado. Es osadía, descaro, agravio democrático, y anacronismo
histórico.
Pero a Marchena le
gusta, y a miles siervos de la Casta que ven en él la razón de sus buenas
posiciones para atacar el pastel estatal y la impunidad de sus acciones
pasadas, presentes y futuras. Esta es la única razón para que este señor salga
en TV por Navidad y se pasee con aire de notable por donde le dejan ejercer. A
la Cañada Real; no va.
“¿De dónde saca pa
tanto como destaca?” De Borbón nada y de Grecia menos.
Ni sangre, ni
nombramiento, ni herencia borbona, entonces ¿por qué borbonea? ¿Qué le contará
a Leonorcita para convencerla de que es una princesa que vivirá del cuento?
Pero nosotros somos
súbditos, vasallos, gentes de otro estamento, incapaces de comprender esos
misterios reales y además reos de agachar la cabeza y doblar rodilla ante este
espécimen humano de un valor incalculable que somos indignos de calcular.
Cómo vamos a
compararlo con un Presidente de República, que estudió en la pública, trabajó
en la empresa privada, se ganó el respeto ciudadano y lo eligieron en competencia
con otros candidatos de ideología diferente.
¡No hay ni color!
Viva España viva el Rey.
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