¿CUÁL ES SU RESUMEN DEL AÑO?
DAVID BOLLERO
Es un buen momento para dedicarse su propio resumen de 2021. (Pixabay)
Estamos a tres días de la Nochevieja y comienzan a llegar los anuarios, esos resúmenes de noticias de los medios de comunicación que buscan condensar lo más sonado de los últimos meses. Quería dedicar el último Posos de Anarquía del año a otro resumen, al que le conmino a usted, querido lector, que haga de sí mismo: en esta recta final del 2021, dedíquese unos cuantos titulares y, a diferencia de lo que hacemos los medios, guárdeselos para sí y los suyos, no los comparta en sus redes sociales.
2021 ha sido el año
de la salud mental, entre otras cosas. El prólogo que supuso 2020 con el
confinamiento y sus consecuencias ha servido para rellenar con este asunto
páginas y páginas, tuits y más tuits. Y eso está bien, qué duda cabe y qué
falta nos hacía, pero del mismo modo que en este espacio acostumbro a pegar
tirones de orejas a políticos y votantes por no ser coherentes con lo que
predican, hagamos lo mismo con la salud mental.
Convenimos todos
que vamos demasiado deprisa, que funcionamos a ritmo de tuit, de mensaje de
WhatsApp, de foto de Instagram... pero pocos hacemos algo por resolverlo. De
ahí la importancia de que se dedique un resumen del año, el suyo propio, en el
que compruebe cómo los grupos burbuja destilaron en cierto modo la muchedumbre
de la que se rodeaba, sencillamente, por rodearse. Trate de repasar momentos
felices y momentos tristes y, muy especialmente, aprenda a relativizar.
Un buen resumen del
año ha de servir de balance y en esta suerte de evaluación relativizar es
esencial, porque nos enseña a saborear mejor lo que la vida nos ofrece, a no
ahogarnos en un vaso de agua, a comprobar que, en el fondo, somos unos
afortunados.
Cabe el caso de
que, se mire desde la óptica que se mire, haya sido un mal año. Aférrese pues a
esos vestigios placenteros que habrán salpicado los meses y confíe en que,
quienes hayan tenido mejor suerte, en su propio balance, se acuerden de usted,
lo incluyan en su órbita para el nuevo año.
Quizás esta columna
le parezca ingenua, hasta es posible que ñoña o infantil y, ¿sabe qué?, lo es,
definitivamente lo es, pero en mitad del clima de crispación que vivimos, con
una pandemia que no cesa, una clase política que en líneas generales decepciona
y una masa social cada vez más masa y menos social, creo que es un buen día para
ser ñoño. Al menos yo, saboreo momentos, contemplándolos incluso a cámara
lenta, esos momentos que por lo general son compartidos y, por ello, son los
mejores. Pruebe. Feliz Nochevieja y un mejor 2022.
No hay comentarios:
Publicar un comentario