DISONANCIA COGNITIVA
Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta.
Desde el momento de despertarnos hasta el momento de acostarnos todo es una farsa, una vergüenza una estafa. Todo el mundo lo sabe y colabora con la perpetuación del fraude.
Un mundo en que la vida transita de contrabando. Se cambia moneda por metro de espacio por un poco de libertad... todo se combina en un paté familiar que se traga en una hostia sin gusto... siempre en beneficio de la ganancia, obtenida a costa de la vida de pueblos parias.
La degradada clase
política, en vías de desaparición, no ha llegado a aprender nada de la lectura
de la historia,, no salvaron la razón política, sólo sus intereses pecuniarios,
idealizando obtener pertenencia de 'clase' en tiempos donde ha perdido vigencia
el árbol genealógico, una depravación fundamental de las costumbres humanas,
siempre en tendencia de diferenciarse, desde su patética similitud.
Como corolario, la
disonancia cognitiva se instala y se construye ausencia absoluta de coherencia
entre actitud y acción, en actos de gobierno y privados, siempre aguardando ser
vitoreados por su ineptitud, disfuncionalidad e incapacidad, legitimados en
ausencia de personalidad y talento en “ser” y “hacer”.
Resignarse a la
resignación es triste... la ley que provee la economía de mercado, vigente más
que nunca, es utilizada como corteza que legitima delitos y hace que en
Argentina no se experimente ni libertad ni democracia legítima... la verdad es
sólo un sueño de héroes olímpicos, ¿caben dudas?... y el Covid-19 acecha a una
humanidad preñada de malos augurios.
Probablemente la
formulación más aguda de la mencionada paradoja sea la de Rousseau, quien
insiste que sin verdad no cabe libertad... pues no se trata de soñar, sino de
despertar de una pesadilla.
Soñar con un mundo
donde sería posible acabar con las economías falsas, las reducciones perversas,
por ejemplo de la calidad de la educación, contando con la brevedad de la
juventud, ¡con tan poco tiempo para defender los largos años de su porvenir!...
y me pregunto ¿dónde se encuentra el tesoro de una enseñanza verdadera, laica,
humanista, jamás sujeta al catecismo del sistema genocida que rige en el
planeta: una ideología que decreta jerarquías inflexibles y prevé vidas
desperdiciadas de antemano, la de niños marginados, excluidos del acontecer de
un país, de un mundo?
De todos modos,
relájense, qué llega Santa Claus sponsoreado por multinacionales que han tomado
posesión de la Navidad preñada de mercantilismo Deviene en comunicarnos que lo
peor no ha acontecido aún. "Necesario renunciar absolutamente para ser
absolutamente" he escrito en mi libro Alter Ego.
A los que dicen que
no hay crisis, les exijo silencio, hay demasiado superviviente, que necesita de
todo, menos palabras. Todo conduce al nihilismo, desarraigo, exilio, anarquía,
estoicismo como actos de vida-sobrevida. Hay responsables en primera fase y no
ignoramos quienes son... pues no se trata de soñar.
Un nuevo paradigma
se ha instalado en este sistema, donde los individuos son espectadores pasivos
del acontecer de su vida.
Y el principal
cambio que ha tenido espacio en estos años, fue “el rapto de la realidad”.
Pareciera que los gobernantes no se asimilan a que transitamos otra realidad,
en antípodas a la experimentada en otro tiempo. Bien, a asimilarse a ella, pues
¿qué queda cuando las huellas del pasado han sido eliminadas?
Sensación de
“orfandad” muy concreta se siente en Argentina y el planeta. Sensación de
violencia se palpa y es latente en Argentina, mi país.
Se percibe de
manera clara la falta de verdad, la ignorancia, la agresión, la justicia
ausente, la desazón, la contaminación real y metafórica, la eliminación de la
libertad de expresión, en nombre de la libertad de expresión.
Se reprime y
silencia a los que piensan diferente y también a los que piensan diferente.
Parece que la consigna es: “no pensar”, “ser leve”, “mentiroso”, “traidor” y
“cobarde”.
Mentir, acusar,
descalificar, agredir, difamar, culpabilizar, dictaminar, decretar y expulsar
mintiendo, siempre la mentira cual signo de carencia fundamental de
funcionarios cacofónicos, ignorantes con patologías inocultables severas,
marcan la tendencia de comportamiento de los “neo-salvadores de la mentira”.
Un tanto escéptico,
pero consciente en intuición, no dudo ya que existen pactos a espaldas de la
sociedad crédula, nada ha quedado librado al azar, de otro modo no se concibe
tanta impunidad de la plutocracia ignorante, que manipula el destino de
Argentina.
Bien, si la
convicción asiste al gobierno, debería de inmediato responder sin piedad a
quienes vienen por todo, en tiempos de pandemia... cretinamente,
irresponsablemente y criminalmente, espiando, asociándose al denominado
oficialismo mitómano y especulador.
El poder de la
corpo-mediática mafiosa, contrata ridículos ejemplares, a los que habilita en
nombre de la simulada información de la post verdad, para entretener,
hipnotizar y anestesiar a una platea conformada por una comunidad amancebada,
temerosa y obediente, muy atentas al decir de estos fetiches de la “farsa” y la
ignorancia, que lanzan sus “trascendidos” sobre realidades inexistentes.
La esclavitud de
millones de seres, sojuzgados por la información fraguada en las usinas de la
recontrainteligencia de gobiernos de todo tipo y color, es un ‘tanto’
alarmante. La libertad es solo una leyenda y un mito, ni siquiera una
esperanza.
La legitimación de
estafadores, delincuentes y alcahuetes, se ha ido cristalizando en estos años,
ante los ojos de una humanidad mansa y obediente. Se ha convertido en
indiscutible e inamovible la publicidad del delito elevado a categoría de
tendencia a seguir, a símbolo.
La desmesura
conforma el gran “proyecto” del tercer milenio, en clave matrix-simulatrix. La
transgresión del límite ha afectado no solo a la ley, en forma de delito, sino
también a la legitimación en forma de deslegitimación.
El culto y la
transgresión del límite, es un culto a la ley, convertida en corteza que
legitima el delito, bajo la sombra de una justicia espectral. Si a pesar de
todo esto, se elige vivir (o sobrevivir), se detesta la cobardía de la gente y
sobre todo al mundo armado a medida y en beneficio de unos pocos, al que se
denuncia en todos los tonos, en nombre de la libertad de expresión o del libre
albedrío, advirtiendo las influencias nefastas de todo aquello que se vuelve
absoluto, rígido y sombrío, en un orden establecido que llega a proferir la
conocida blasfemia de Proudhon: “Dios es el mal”, ante los holocaustos
cotidianos, la indolencia de las comunidades religiosas, que descreen lo que
suponen superado y la permanencia de la inercia en estado de voluntad de la
Academia del mal, cual metáfora del demonismo.
Donde reina “la
mafia” es peligroso dar prueba de amor o simplemente de dignidad o valor. Por
el contrario, las comunidades aprenden, que para salvar el pellejo hay que
mentir, reptar, engañar y si es necesario matar, en nombre de ningún sentido.
Pareciera que reina
un solo mandamiento, dentro de la moral de este milenio “demoníaco”, en cuanto
institucionalización del mal y la indiferencia, convertidos en dogma de ninguna
fe, que rige el planeta: “Sean Cobardes y Simuladores” pero, con naturalidad”.
A pesar de esto,
pero no por esto, asistimos a una situación de crisis absoluta de los valores:
una absoluta crisis de lo absoluto. Para unos, síntoma infernal de la confusión
del mundo, el demonio y “la carne”, para otros, realización del paraíso de la
igualdad, la fraternidad y la libertad. Finalmente, para todos, un flujo
irreversible de acontecimientos, cuya flexibilidad no consigue ocultar su
extremo rigor.
No tengo optimismo
como tampoco vitalismo. Si pensamos que en la filosofía contemporánea hay
posiciones mortuorias en vez de vitalistas, diría que son las fundamentales. La
actitud represiva, como negación de la naturaleza, sólo puede organizarse sobre
la muerte y el miedo, contra la sumergida y oscura moralidad de los
acontecimientos. Es hora de salir del miedo y la timidez del gozne,
construyendo un gran relato, con verdad de la historia, en teoría y acto.
Debería comenzar el
tiempo de una narración del proceso de liberación, aún pendiente, pues todos
estos elementos construyen ese mosaico sobre cuya base se puede volver a contar
una historia de liberación que es absolutamente necesaria, ante la crisis del
sentido y la realización del simulacro como modo de vida.
Lo expuesto, da una
visión de la Argentina y del mundo, devenida en un tumulto de nihilismo,
pesadillas, visión enferma y degradada de esta nación, perversidad,
sado-masoquismo, obscenidad, cinismo, que estallan en este editorial, cuál
diagnóstico “naturalista” de los efectos que el odio, el miedo y la fealdad,
interpuestos en el destino fatal de un pueblo, que camina con tedio, lenta,
pero inexorablemente a su fracaso, en su afán de ser los “campeones del mundo”.
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