LA PLAYA (NARRATIVA)9
DUNIA SANCHEZ
9
Eduardo se decolora. Eduardo se cae por los riscos de una conciencia dirigida por un Dios que no atiende. Eduardo juraste tu compromiso frente a una cruz, ahora , fuente del amor quieres huir. Eduardo los ángeles del viento norte te ayudan, la ves con su rostro marmóreo, con su indumentaria , con el sepulcro aferrado al sacrificio empujando hacia las alas de la libertad, las alas que cantan cuando tus ojos , sus ojos son vuelo unísono. Eduardo, sor Agnes viene a ti. Os miráis. Tu cura, ella monja. Un sabor fuerte de luna redonda, de luna blanca ejerce una atracción tal que vuestros movimientos os lleva al adiós de ese Dios, de ese crucifijo colgado en vuestro descanso ¡Uhm el amor¡ Eduardo y Agnes proclaman la huída donde los hábitos son olvido en la colisión de
vuestro corazones, de vuestro destino. Sin prisas, con la lentitud de las jornadas os amáis. Qué más da los murmullos. Qué más los frentes de ideas que tendréis que paliar. Agnes ante la sorpresa se envuelve en un turbante de felicidad, te quiere Eduardo. uTú sin más, la quieres. Vuestro sino no es el sacrificio ante ese Dios, ante esas murallas que se increpa vuestro sendero ¡Qué buen amor¡ Abandonáis vuestro habito con la fe de que ese Dios os protege, que ese Dios os ama, que ese Dios ampara vuestras pisadas, juntas, labio a labio con el curso de los años hasta la muerte. Una sociedad moribunda cae sobre vuestros hombros. Y es verdad que se hace pesada pero vosotros en la condición de ser, sois el resonar de la realidad. Una realidad que convoca el agujero del tiempo. No sabemos de nuestras vidas hasta que el presente presta su aliento, su fragancia en lo que puede ser y es. Nada es estático, todo se mueve como la marea…sube y baja…baja y sube. No estamos designados a seguir una ruta continua en lo referente a nuestra reconditez, a nuestras sombras. Las estaciones dirán. Dirán de ese mañana que se nos presta impregnado de nuevas sensaciones, de amanecidas inquietudes. Estáis en el rincón del amor. Las voces se estrujan tras vuestras espaldas pero, seguros, confiados en la confianza del corazón, de la razón sois verticales a cualquier tormenta ¡Uhm¡ la luna blanca, la luna redonda. Y sor Ana le hace gracia. Y Nicolasa responde con el impulso del vivir. Y Manuel os desea suerte en la turbulenta travesía. Y Miguel Huerta se acuesta con deseo de vuestra fortaleza. Y la marea por un instante se detiene en mi estómago, es hora de bajar , es hora que el canto de las ballenas callen. Y es hora del silencio donde Eduardo el cura y sor Agnes son enlace a la edificación de sus sueños. Ahí, lejos de la isla, en Granada. Una escuela donde la cultura y el pensamiento ronde la libertad, la esperanza ¡Uhm¡ la madrugada…Horas que amo en la lúcida noche de luna blanca, de luna redonda….CONTINUARÁ
No hay comentarios:
Publicar un comentario