UNA
POESÍA DE LA ÉTICA
ROBERTO CABRERA
Una Antología es un recuento, pero no sólo de páginas sino de recuerdos. Es una forma de acceder a obras ya perdidas tiempo atrás. Algo que permite captar la evolución del artista, el escritor, sus temas recurrentes, el análisis comparado e incluso la función de cada texto y/o libro en el conjunto. Es evidente que escoger de cada obra lo esencial es el fundamento. Se queda fuera lo reiterativo, lo irrelevante. Se trata sobre todo de un esfuerzo de síntesis dado el ingente material que se ofrece a estudio. Lo sincrónico va a desembocar en la diacronía, resumido en un producto nuevo y diferente. La música de las palabras y el color de las letras se encuentran en el ritmo que es la esquina donde se advierten el sentido y dirección de la marcha, el cambio, a otra perspectiva. Y la pregunta tendrá o no oportunidad de un volver atrás o si es coherente el nuevo lenguaje de la marcha. La poeta observa la tendencia de lo escrito hasta esa hora. Y lo expresa como en el poema a Arturo Maccanti y su Cantar en el ansia:
´Para
cantar el ansia
El
mar, el volcán y la isla
Raíces
de árbol
De
un viajero insomne,
Porque
uno escribe lo que
Eres
tú-decías-
Un único poema
Las
hasta ese momento influencias que se presentan abiertas a nuevas direcciones.
El discurso levita y deja atrás una existencia que imperecedera, se ha
metamorfoseado en nueva realidad.
Caen nombres, viajes, historias, engaños y deserciones y hallazgos. Todo lo capital que se ha fundido como el bronce de las campanas: del agobio por lo no dicho, por lo sentido y agazapado en el alma. A los pies del verso, los acólitos no paran de aplaudir o quizá ni se escuche el aliento de sus palmas. Se vuelven a recorrer calles y playas donde se estuvo solo, cuando se era valiente y el arrojo obligaba a romper con prometidos futuros inoperantes.
No
se puede desafinar
En
los regímenes de la adultez
Un
mundo de traficantes de ilusiones huecas
Vendiendo Arte, papeles Neurolépticos
Y
la mente desclasifica los secretos a veces inconfesables que reservaron lo
imprudente. Se sospecha que el color ha ido cambiando y que pasos o zancadas se
estiran en la rayuela desde aquella blanca inocencia hasta el arcoíris juvenil
y el perla de ahora con su fuego quemador. Qué se dijo entre líneas. Cuánto se
arriesgó en cada combate. Qué ajuste de cuentas era necesario.
En Aportaciones sobre poesía comprometida en Canarias 2016, nos clarificaba el significado y la génesis que tiene el término compromiso aplicado al arte poético. Es el célebre “engagement”, que tantas discusiones deparó sobre el arte y el artista en la confluencia de las vanguardias y el movimiento fetasiano, por ejemplo. En su discurso establece puntualizaciones como patrones plausibles para que el artista baje de la torre de marfil a la calle a integrarse en la colectividad, aduciendo sobradas razones para apostar por la subversión del lenguaje poético.
Se
olvide del signo
De
la semiótica,
Del
significante
Y del significado
Escenarios interculturales, fusión de las artes, viajes a Berlín y proyectos colectivos como Fly poems con traducciones a varios idiomas y didácticas para acercar a los más jóvenes al mundo de la poesía, nos presentan a Isabel Guerra como una vigía alerta en el medio social y cultural, que hace filosofía de su quehacer literario a la busca de la esencialidad, de lo universal y eterno de un mundo transformado. La poesía es insumisión a retóricas pasadas de moda, dice, un idealismo subversivo, una estrategia minimalista pero donde los personajes no puedan existir sin un paisaje. Y así su análisis se continúa en expresiones como poemas-herramienta, versos bala, poemas pistola, que puedan ser impulso si hace falta hasta para que unos presos políticos sean liberados de sus cárceles. Es Poesía Urgente, donde debe haber barro, con perdón para los poetas poetísimos, nos dice, recurriendo incluso al feísmo expresivo, porque ningún hombre puede ser hoy neutral. Poesía humana, solidaria y con deseos de justicia y libertad, una sensibilidad que nunca se ha perdido, nos confirma, desde los poetas provenzales hasta la actualidad. Deseos de una poesía de agitación frente a la anestesiada sociedad. Como ella misma dice: la paz no se construye sólo con palomas.
Dedicado
a Artaud
Los
poetas están de paso
Desde
siglos,
No
es remunerable
Su oficio
El instinto indagador, la búsqueda del esquema, los riachuelos por donde la poesía y la ternura se materializan en estos libros, afloran con el deseo de la autora de contrastar la pulsión crítica con la dulce ensoñación de un intimismo escrutador. Por eso nos conmueve su reiterada visión del drama y quietud insana que lleva apareada esa negación del emprendimiento entusiasta, voluntariedad, tantas veces denostada por ilusos y carcas de la cultura, pero nada escapará ni quedará sin memoria en estas páginas. Ninguna fotografía se extraviará en existencias sin vitalidad y voluntad de seguir siendo, así rescata a quienes ha sido donado el premio de la expresión escrita. Decir Isabel Guerra es afirmarse en la legítima legalidad, necesaria, consuetudinaria, la limpieza de miras. Una mujer que como una pluma flotaba entre la efervescencia revolucionaria con bríos imparables allá por los setenta y que ahora desde el mismo carácter vitalista, incorpora la meditada cosmovisión.
Y late en su ontología poética Heidegger y Spinoza, la
serenidad para las cosas y la apertura al misterio que nos prometen un nuevo
suelo y fundamento sobre el que mantenernos y subsistir, abriéndonos la
perspectiva de un nuevo arraigo. Inmanencia finita en un orden infinito: desde
lo imaginario hacia lo racional y luego desde lo racional hacia la ciencia
intuitiva, la mayor comprensión del modo humano y su entorno natural mediante
la investigación ...la quietud no es inacción sino acción adecuada emprendida
por una subjetividad que busca su mayor potencia en medio de una finitud
libremente aceptada.
Antologizar
es domar crestas de olas que acuden a la arena abstrusa portando sucesivas
emociones, aunque el ritmo sea hoy el de un sunami o una calma chicha. Los
pescadores saldrán cada noche, mientras los poetas recogen las redes de sus
sangrantes heridas. Y a lo lejos hay luces de remeros en la estela del mar.
Lo más recurrente es sin duda a lo largo de estas páginas, la fugacidad del tiempo, los atardeceres mágicos de cada día, Así
cayendo
la tarde o sus rayos rojos
dulcifican los rostros,
la
solidaridad con los vencidos y perdedores. La necesidad de arremangarse y
luchar por la justicia. Todos, valores y actitudes de hondo universalismo. Las
metáforas y construcciones líricas van siendo más atrevidas y vigorosas a
medida que se avanza en la antología. Hay una eclosión del color y la luz que
se vuelve imprescindible en todos los rincones del poema. Así hasta que una
catarsis y una implosión progresiva haga decir lo que hasta entonces era
preferencia por las pintadas callejeras y las pancartas reivindicativas. Los
diferentes viajes y travesías junto a la afluencia de un cierto orientalismo
han vuelto a la autora más intimista, aparece entonces el sentimiento del mar
con más frecuencia, la autofagia que roe todo lo prescindible; el nosotros ha descubierto
al yo poético que se manifiesta tanto en alta mar como en cosas pequeñas,
aparentemente intrascendentes, para engrandecer el instante con la certeza de
que un día ya no estaremos. Se sorbe toda la vitalidad, no hay tristeza si se
está cantando. Y así, todos aquellos paisajes poperos, otros freudianos
descubrimientos y visiones de los bayous y el blues, se contorsionan frente a
pueblos medievales, otros sitios, otras lenguas. Y primigenias lecturas como
nuestro recuerdo de la habitación donde el Quijote se hizo caballero andante,
han vuelto como un tango para que el hambre descuelgue a la poesía del guindo
del habla muda y del escarnio.
Y así sabemos que muchos críticos y teóricos de la crítica durante el siglo pasado insistieron en la autonomía de la obra, independiente tanto de su creador como del observador. El “formalismo” de autores como Jakobson o la “nueva crítica” americana e inglesa. Todos estos enfoques los estudió Isabel Guerra durante sus años universitarios y los combinó con otros de psicología en las aulas de las facultades adonde asistió y donde peleó en una época dorada del movimiento estudiantil, que quién sabe si podrá ahora mismo retomar nuevos bríos. Son enfoques que abarca la fenomenología y el existencialismo donde encontramos obras como las de Mikel Dufrenne y que ante la pregunta de qué diferencia los objetos estéticos de las demás cosas mundanas encuentran: la personalidad propia, el mundo expresado de cada obra, la combinación del ser en sí de una presentación con el ser para sí de la conciencia, cuyos abismos hablan a los nuestros en cuanto personas. Ese fenomenalismo existencial que está en Sartre o Heidegger sugiere posibilidades para una filosofía existencialista del arte en la idea central de “existencia auténtica”, posibilidad que solo ha empezado a formularse según Beardsley, pero que Isabel Guerra hace suya. La psicología freudiana también estudió la naturaleza de la creación y valoración del arte apelando a conceptos como empatía, distancia psíquica y sinestesia, investigadas con métodos introspectivos.
Cómo
se resuelve la complejidad que entraña visualizar el cauce de la poesía de
nuestro tiempo arañando en el pasado, buceando en vidas y escrituras sin
abismarse al historicismo y dar unidad a una obra y que adquiere intensidad en
cada uno de los ensayos cuando la poeta hace brillar su tono en destellos
catárticos, iconoclastas, inconscientes, y hacernos confrontar arte, verdad y
moral con los distintos modos de conciencia. Sé que para algunos apreciar una
obra no precisa salir de ella para consultar historias, hechos, lo que llenaría
nuestra mente de asuntos irrelevantes que nos distraerían de las formas
internas y sus relaciones; para otros el conocimiento de tales hechos enriquece
su experiencia global. Podríamos ahondar aquí en cómo la autora aborda o ensaya
su crítica, desde lo expresivo o desde lo simbólico. Para algunos formalistas
como Clive Bell, la literatura difiere mucho de las otras artes y su
apreciación implica “valores vitales”, así que la apreciación de la literatura
no sería primariamente estética. Por el contrario, para otros, la literatura,
aunque de naturaleza distinta, no viola la exigencia de tal apreciación ya que
el conocimiento de la naturaleza humana es algo que llevamos con nosotros a la
obra de arte.
Es conveniente en este aspecto observar el modo de ensayar
sus criterios en lo que concierne al análisis de varios poemarios, y
contrastarlo con su modo de aprehensión de las obras pictóricas o la narrativa,
lo que lleva a cabo al final de los 19 ensayos literarios. Y por último
¿es el arte sirviente de la moralidad o
es la moral sirviente del arte?
Cuando hace unos años se aproximaba al análisis de la Poética insular canaria comenzaba haciéndose preguntas y extrayendo conclusiones como “La poesía es el poder de carecer de poder”. De otra parte, declara que la producción literaria en Canarias ha estado signada por los que detentan ese poder, los escritores sistémicos, según algunos; por los que agrupan, reconocen, clasifican y simplifican, a pesar de lo cual finaliza aclarando que la Poética Insular comienza a ser considerada en el panorama nacional e internacional, pues se nutre del surrealismo europeísta, de la poesía visual, del vanguardismo y de la posmodernidad estilística.
Parece evidente la buena salud de la poesía insular, al menos por la cantidad de aportaciones de sus autores y un síntoma que es o debería ser evidenciado en el resto de las artes. Isabel Guerra García en la evolución de sus fundamentos no pierde de vista los grandes faros que han alumbrado el devenir de la creación literaria y artística en un archipiélago que se sacude los complejos y mira a los cuatro puntos cardinales con la grandeza de la virtud de la modestia y su insaciable voluntad de un nuevo arraigo.
Guerra
hará circular la poesía de la palabra por entre el declive de los grandes
discursos emancipadores del que sólo parece quedar en pie el feminismo y poco
más que unas débiles pavesas, aunque esperanzadoras luces, de individualismo
regenerador. Se trata de apartarse de la masa y de su cultura, para
visualizarla desde el alminar de otra mirada contracultural; eso parece
expresar cuando dice: Dejar atrás
dialécticas y dogmas; de configurar un nuevo decálogo de virtud, para
arpegiar otras melodías con los instrumentos de aquel naufragio, pero
atendiendo ahora a voces emergentes de otra íntima sensibilidad en su lenta
marcha al abandono de los privilegios patriarcales. La hija, la hermana, la
madre, la amiga, la amada, la abuela, la amante, la compañera, la cómplice, son
sujeto y complemento dados en el lenguaje ineludible del ser. Trascendentales
en la comunicación e ineludibles en la existencia que van asomando desde el
primer poema: caballos salvajes, campos
de vacas, manos curtidas sonriendo a la aurora, el laboreo y el ordeño en la
tarde atardecida, nos dice en el poema feminista, al que sigue la mujer
saharaui con viento que galopa a lomos de
un camello o sueños de futuro a
cuestas con la vida. En el poema Enero ya aparecen las guerras de poder, la invisibilidad
de la mujer más allá de los crímenes
y golpes de pecho, las mezquitas
y las iglesias ¡Oh, Palmira en un mar de
estrellas! Ese terror que se articula en secuestros y violaciones de
mujeres. En Abidjan se recorren los suburbios, se escuchan las noticias, la
explotación se hace patente, aunque a lo que se aspire, lata oculto y navegue en un mar utópico de futuro.
En el poema Ir se muestra un discernir los pasos de la ternura y en Paisaje sin conciencia destaca una común y trágica imagen: asesinando al objeto del deseo en el mar del suelo de tu aliento. Le suceden luego poemas como La cafetera que ríe al dar los buenos días en su explosión de aroma o Mercadillo de domingo donde se homenajea a estas gentes que vienen de los altos con los brazos abiertos. Creando un escenario cuya atmósfera es el olor a campo y los frutos de la vida: ciruelas de Tejeda, calabazas enormes, queso de flor, pan de leña, berros o zanahorias, personajes que son frutos de la tierra. Todo ello se construye en contraste con experiencias de sus viajes por el extranjero Sáhara, Venecia, Búfalo, Palmira, Abidjan etc., una vuelta a casa, una reivindicación del arraigo en complementariedad con el otro, con la otra. Con todos.
En
tres de las últimas ediciones de esta poeta*, tanto en Soles Cotidianos como en Del
amor, de la vida, de la libertad, así como en 19 ensayos literarios, encontramos la línea evolutiva de una lírica
y de una ensayística que combina elementos intimistas con otros de eco social.
Es una poética que en este caso avanza desde el cosmopolitismo hasta lo local
en un torbellino emocional y vitalista que desembocará siempre en ese arraigo
de universalidad tan de relieve en la poesía insular de todos los tiempos. En Mujeres
8 de marzo La autora se lanza a escribir a tumba abierta con el tema de
género por bandera en una auténtica celebración de las conquistas de las
mujeres en las sucesivas e históricas olas reivindicativas. No elude con ello los
grandes temas, todo lo contrario, ni los grandes cambios, ni las grandes
preocupaciones del ser humano que desembocan en este siglo veintiuno para hacer
sonar la campanada de un compromiso que quiere ser latencia en cada mirada ya
en lo cercano y cotidiano ya en lo más trascendente. Y es que esa inmanencia
del ser no renuncia a la transformación de las coordenadas espacio temporales
que vive y que precisan de una voz íntima o de la megafonía que transforme y
reemplace las vetustas estructuras por libertades aún no conquistadas. Y ¿a
quién corresponde esta tarea? se pregunta ¿no está en manos de la política el
arte de esa revolución?
Para algunos, cuando nos interrogamos sobre el sentido del mundo que cualquier texto lleva en su interior, comprender es mucho más que desmenuzar para poner al descubierto sus interrelaciones, y es preciso dejarse llevar por el texto en la dirección abierta por el mundo que lleva dentro. De este modo para Hans-Georg Gadamer el texto como concepto hermenéutico está esencialmente destinado a la interpretación y cuyo primado del contenido es incuestionable. Para Eric D. Hirsch los verdaderos artífices de la significación no son los textos, sino sus lectores y para Paul Ricoeur son nuevas maneras de estar en el mundo, así el texto se presenta para su autor como una realidad henchida de significado a la espera de receptores que se la apropien, y ahí culmina el proceso de interpretación. Por todo ello y desde una óptica hermenéutica de la experiencia literaria, el texto tiene una significación muy distinta de la que le reconoce el análisis estructural extraído de la lingüística y vendría a ser una mediación entre el sujeto y el mundo, de los sujetos entre sí, y entre el autor y sí mismo.
Permítanse por ello ustedes, lectores,
preguntarse por cómo surge el verso, cómo se generan esas atrevidas metáforas,
qué representan, el porqué de ese orden de los poemas y no otro, cómo es que se
dedican esas estrofas como pequeños pasos de la ternura, a la Garafía de Edi en
su perfil de WhatsApp en La Laguna de todos, o junto a las cataratas en Búfalo,
a las cuidadoras del denuedo esperando una ley de dependencia, a las habilidades de Vicky Santana, a la
personalidad de Olga Rivero con su raya en los ojos ataviada, a lo esencial de
Mili, al recuerdo de su abuela o de sus compañeras en el no tan lejano
sindicato, su deseo de estar juntas y hacer piña en su mutuo reconocimiento y
amistad irrevocable. Al imaginismo azul
índigo de una tarde con Patricia o con Rosa en una peluquería en Corea del Norte. Subiendo a La Florida con Ángeles,
que murió hace unos años y se llevó un poco de la vida de todas entre sus
manos. Ahí está la playa, la arena, el
mar y la isla de mujeres pescadoras, marineras, transidas de salitre mientras
los políticos cuentan estrellas de mar en
el Caribe.
© Roberto Cabrera
*Algunas notas extraídas de women resilience.
Mujeres 8 de marzo y 19 ensayos literarios, libros de la autora
NOTAS A LA EDICIÓN DE ANTOLOGÍA POÉTICA de
ISA GUERRA. (Ed. Centro de la Cultura Popular Canaria 2021)
Apéndice a una lectura acompasada que trae de cada libro
algo descollante de esta Antología en algunos de sus versos
Así todo lo indecible
cayendo la tarde o sus rayos rojos dulcifican los rostros
de Atardeciendo a las 6
amo futuros inciertos
y en Las Horas vuelan
caminamos soñando mundos nuevos
¿nos transformamos acaso en rocas?
Del libro Akras,1986
En los regímenes de la adultez
Un mundo de traficantes de ilusiones huecas
Vendiendo Arte, papeles Neurolépticos
También
de sus primeros libros como
AZIRATUM
Sur
canario de las horas lentas
Mentes
rutinarias y académicos
Quieren
que los corazones sean máquinas
Del
amor de La vida…
Me
quito los zapatos y miro las estrellas
Y
Sé tú mismo cuando dice:
Sé, la arena que viene y va
El
crepúsculo rojizo, tras la noche
En
Art Disidente
Aquella
huella de Heráclito se manifiesta en que
nada
permanece
Así
que Al abrigo de tu voz
Hoy
no tengo palabras de colores
Un
canto a la vida entre paréntesis de:
cuidadoras y vencidos
Los
ciudadanos con Alzheimer o demencia senil.
Dice:
Hoy
mi voz es para los sin voz
En
Libertades silenciadas
Se
pregunta: ¿no ves que la bala atraviesa la luz de su voz…que es la mía…?
¿Qué
mueve la guerra?
A
Janis, Hendrix y Morrison en No
era Nihilismo
En
Vivir para fundirse en las playas transparentes de la vida
Pena
de muerte, fronteras y muros entre países y entre nosotros mismos del poema
Vivir
¿Cuánto
cuesta la paz? La paz no se construye con palomas
La
temática se continúa en los Poemas para decir no a las guerras del 2018
Nos
vamos Yendo Por el camino de las hierbas y trebinas de la infancia
De
Tutto così effimero
Vivir
para ser
Admirar
por fin todas las tonalidades
De
la tarde
La
mujer y la tierra imbricados en:
Los
brazos de todas las mujeres del mundo
Y
los brazos de la tierra
De
19 ensayos literarios
Los
pasos de la ternura
¡son
tan pequeños!
El
desamor recorre las ciudades
En
fragments d´une mer d´ètè 2015
Esta
hoja de papel
Era
el paisaje
De
un árbol
En
un bosque de tilos.
Algas cruzan las rodillas del viento
Plenitud de luz
Parpadea el salitre
A Arturo
Maccanti
y su Cantar en
el ansia:
Para cantar el
ansia
El mar, el
volcán y la isla
Raíces de
árbol
De un viajero
insomne,
Porque uno
escribe lo que
Eres
tú-decías-
Un único poema
El
eco del eco,
Sentado
a solas
Frente
al mar
La
vejez: Ancianos sentados en un banco
Como
en la edad de las flores y los pájaros
Dedicado a Artaud
Los poetas están de paso
Desde siglos,
No es remunerable
Su oficio
En
Un pirata vigía
Una
alfombra de Oriente,
Que
navega en la brisa,
En
el ojal una flor,
De
su camiseta
Triste
…
Callejea
un blues
Sensaciones
y flexiones de lenguaje que se manifiestan
en
versos como:
Azafrán
de aire
El
inefable destino
Respira
el mar en mi…
Y
un tiempo de geranios
Que
se derrama en la tarde
En
un trasiego de olas ¿acaso no somos un existir del estío?
Y
recibir el sol atardecido
Con
la tristeza suficiente
De
cualquier libro abierto
Del
libro Fragmentos de un mar de estío
El
verano delgado y amarillo
Se
junta con el dolor ácido de tanto desempleo
Con
el surfear de tablas que crepitan, en azul
Y
brisas de canteras, atlánticas, mías
De
contenido amable y nubes buganvillas
Nos
dirá:
Dormir
entre cartones desaprendiendo normas
Y
en WALK OUT
Pies
de amapolas
Las
hojas caídas
Son
alas al vuelo
Corazones
de pétalos
Que
defienden el alba
Arrimar
el hombro
Ponerse
del lado del corazón
Y
transformar el ritmo
En
una sonora batucada
Lo
improcedente, lo desclasificado y los desahuciados
Se
juntan con lo inaceptable para terminar con que:
De la semiótica,
Del significante
Y del significado
La
pequeña rosa deshabillée
A
la que todos llaman POESÍA
En
un plano foto poético nos retrata el paisaje
El
diáfano Partenón
Sin
estilos,
Ni
ornamentos,
Casi
abandonado
De
Atenea
Sin
luz.
La
tierra de Aquiles “y nos olvidamos de las sandalias, y de los pies cansados,
sólo tus pasos de antaño”.
Oh,
Pérgamo de tus Juegos Florales en
Ticket
de Museo
Paul
Klee, André Guide y Simone de Beauvoir tomaban te a la menta en el café de
Nantes
En
Los Navegantes fenicios
El
Berlín postmoderno en Curtyard
El
alma del antaño en el agua De Still
Y
de los Viajes Líricos:
Fui
ave con alas de estaño
Mar
de dudas, mar de ensueño
Somos
el mar, la mar
También
somos:
Un
pequeño valle alejado
Un
pequeño valle extendido bajo el cielo
Manto
verde de mis ojos
Y
en El canto de las sirenas
Sujétame,
amor
Tú
que puedes
No
dejes que abandone todo
Que
estrelle mi mástil
Contra
las rocas
©
Roberto Cabrera 2021
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