domingo, 15 de agosto de 2021

LA SOMBRA PROTECTORA

 

LA SOMBRA PROTECTORA

POR MAITÉ CAMPILLO

Los pueblos poseen una lógica sencilla pero implacable, reñida con todo lo absurdo y contradictorio, y si alguno, además, aborrece con toda su alma el privilegio y la desigualdad, ése es el pueblo cubano (Fidel).

A Villegas Tamayo (Pombo)

La luz de Yara desprendió de la inmensa hoguera conocedora de catástrofes de historia. Lanzó a Pombo un convite y desafío que asume en sacrificio gustoso evitando las llamas devoradoras, que años atrás los españoles descendientes de la inquisición, sometieran en ellas al indio Hatuey. Alertado por la luz de la hoguera histórica, acepta el envite y parte hacia Sierra Maestra, a encontrarse con un talentoso gaucho andino valiente expedicionario del Granma, a quien los

combatientes cubanos, identifican como ‘Che’. No podía imaginar, ni por lo más remoto, que fuera a convertirse en la sombra protectora del gaucho andino por más de 10 años de lucha, sobre la que había que demostrar más que ganas y coraje para ganarse su afecto y cabalgar juntos en complicidad como hicieran los incondicionales aventureros de Miguel de Cervantes, el tal Sancho y Quijote sobre la llanura manchega. Pombo mostró más que su entusiasmo adolescente. Una madurez ajena a su edad y entrega incondicional aquel gaucho, sometido a un acosador ronquido asmático agudizado por la “fumata” de tabaco a forma de puro o pipa y la humedad de las montañas entre sierras y selvas persiguiéndole, aunque amparado por la luz revolucionaria batiéndose por toda Cuba, contra la sombra del monstruo a la espera en Bolivia. El arrojo de aquel adolescente le mostraba decisión, disciplina presta a hacer la revolución enfrentándose a todo tipo de inclemencias sobre el camino trazado, y sobre todo, sensibilidad, asimilando las enseñanzas del que mantenía un carácter intransigente, una personalidad de una entrega despiadada consigo mismo, curtido contra el asma acuciante y altivez guerrillera de dureza y ternura dispuesta abrir murallas como lo hiciera el poeta Nicolás Guillén en su obra maestra, saltar hogueras, engañar sombras extrañas, burlar la metralla y de lleno a por todas aún a sabiendas de perder la vida. Tiempo de desafío constante de un valor extremo incalculable, al que se veían sometidos, sobre el que se ceñía la batalla de sus vidas y el triunfo de sus ideales. La revolución gota a gota se iba expandiendo, organizando, a golpes de asma, sudor y camaradería entrecruzados por la metralla enemiga. Pombo, el adolescente entusiasta de aventura revolucionaria, no pasaba más allá de los 14 años cuando decidido partió hacia Sierra Maestra, abandonando el resguardo hogareño cómodo de una madre trabajadora incansable que le quería y de un padre carpintero, de raíz y venas canarias con una cultura superior a los demás del pueblo, y mucha humildad, a prueba de los mayores sacrificios por cualesquiera de los habitantes del caserío, apretado entre la montaña misteriosa, con una tradición de lucha independentista que iluminó el primer combate libertador de Carlos Manuel de Céspedes y sus esclavos insurrectos el 11 de octubre de 1868.

Che se acercaba…

Venía sobre un mulo al que montaba erecto sobre el animal, no asomaba en él la búsqueda de una pose gallarda ni altanera mas cabalgaba distinto a los demás, traía una gorra con la visera a medio lado, puesta al descuido, pero no le restaba a su imagen atracción ni distinción. Aquél día en que subimos a sumarnos a la guerrilla, Chino Figueredo, fue al encuentro del Che y le confidenció en voz baja pero no lo suficiente: “Son unos muchachos de Yara que quieren incorporarse a nuestra tropa”. -¿Y que armas traen?- “Unos fusilitos calibre 22”. (Entonces se nos acercó y preguntó) -¿A qué vienen?- ¡¡A luchar por Cuba!! Y le mostramos con entusiasmo nuestro armamento. El se echó a reír y nos espetó -¿Con esos fusilitos van a derrotar a la tiranía de Batista?-. Y sin dejarnos responder indicó: “Bajen de nuevo al pueblo y velen que un soldado esté solo y desármenlo. Y regresen mejor armados”. Nosotros vimos aquella orientación como algo extremadamente fácil y retomamos muy contentos al pueblo. Nada más que nos vio un carnicero que era chivato, se lo dijo a la Guardia Rural y en el caso mio me salve de un tilín al escaparme por la puerta de atrás de mi casa y escabullirme en un platanal. Concentré de nuevo a los compañeros y cambiamos de táctica. Visitamos comerciantes y campesinos y mejoramos el armamento. Dos escopetas y revólveres 38. Y volvimos a la sierra. Llegamos a la zona conocida como La Pata de la Mesa y nos presentamos de nuevo a Che. No le mentimos, le dijimos la realidad: “Lo importante es la decisión que tuvieron de luchar y de lograr el objetivo” (Nos dijo y nos aceptó). En ese momento había recibido la orden de Fidel de entregar la Columna 4 y trasladarse hacia Minas del Frio y ponerse al frente de la escuela de reclutas. Me escogió de mensajero y escolta, y empezaba así una vida, de largos años a su lado. Yo tenía un sexto grado, me usaba de monitor para enseñar a mis compañeros a leer y escribir. Pombo fue enviado a la columna de Fidel. Ahí se curtió como combatiente guerrillero, participa en los históricos combates de Jigue, Las Vegas, San Lorenzo, Meriño y Las Mercedes. En este último lugar fue testigo de la famosa reunión de Fidel y Cantillo (general de Batista) donde Fidel como Maceo, no aceptó pacto indigno. Al otro día de la entrevista con Cantillo llegaron los aviones para bombardear. Nos metimos en un refugio que habíamos construido y en el primer pase tiraron una bomba que cayó como a 15 metros de la boca del túnel. Che ordena al instante: “¡¡Vamos a salir de aquí inmediatamente que esos hijos de puta aprovecharon la reunión para marcar el lugar del refugio y en esta próxima vuelta van a colocar la bomba en la misma boca del túnel!!”. Así mismo fue. No habríamos quedado ninguno vivo. Así fue como Pombo se convierte en la sombra protectora de Che librando duras batallas en Santa Clara hasta la entrada triunfante en La Habana. Tras la toma del poder asume un cargo como director de una fábrica hasta que en 1965, Che le llama para ir al Congo y seguir combatiendo por la libertad. De nuevo en Cuba, una vez más, es escogido para acompañar a Che, a Bolivia; su columna, tuvo que salir del país andino enfrentándose al ejército, tras la caída del comandante Guevara.

 

La lucha anticapitalista y por ende antiimperialista entroncada en ambos guerrilleros abarcaba toda Indoamérica. Es en uno de los países del continente, de donde parte hacia Cuba Hatuey, que ese mismo año en que Che vuelve una vez más a llamar a Pombo, en abril de 1965, el coronel Francisco Caamaño Deñó dirige la resistencia popular contra el invasor estadounidense. El Continente Indoamericano se estremece. Sabe lo que eso significa, no por azar sus tribus, sus culturas e idiomas propios han sido diezmadas hasta imponer masivamente otro idioma y sombra andante por sus idílicos parajes. Pero ya no sólo son los españoles que les han hecho sufrir y padecer la sumisión a la “civilización” latina impuesta. El yanqui y sus aliados internos en cada uno de sus países persigue su exterminio e invade la senda del taíno Hatuey en Santo Domingo, sembrando una vez más la muerte regando tierra dominicana. Impone sus órdenes, y sus armas, sus mutilaciones y violaciones se suman a la dependencia y miseria más allá de la hambruna. Todo cambió de la noche a la mañana. Fueron meses de terror masivo, de lucha encarnizada, pese que por momentos el gringo retrocediera frente a los pelotones al frente dirigidos por el heroico Deñó (quién posteriormente muere apaleado en uno de los miles de paseos a la muerte sembrados). Queda grabado en la historia dominicana su nombre entrelazado al mes de abril: ¡¡Abril!! Enarbolando resistencia, luchar o morir en nombre de la independencia abanderada por Deñó ¡¡Abril!! En su recuerdo heroico para vencer y asentar raíz sobre ella contra la indiferencia y sumisión ¡¡Abril!! Para vivir construyendo un futuro propio, cantar y soñar vigilantes sin abandonar jamás la trinchera floreciendo la independencia y castigo a los culpables de dentro y fuera. Cuando en 1823, el presidente estadounidense James Monroe, lanzó el grito para la conquista: “¡¡América para los americanos!!”. Millones del continente más allá de la frontera donde anida el monstruo y sus mercenarios, entendieron a la primera que se refería en lenguas indoamericanas que al traducir del gringo viene a decir en el idioma latino impuesto: “América bajo las garras del Tío Sam como monopolio del Pentágono”. El humo que nunca muere de las hogueras indígenas de las tribus les dio la razón. Entre el Río Grande y el Cabo de Hornos hay 10.000 kilómetros y 33 países; casi, si no todos, han visto las garras del asesino imperial entrometerse en sus campos, ríos y vidas sometiéndolos y fulminándolos a la mínima resistencia. EEUU impone la “costumbre” (SUMISIÓN) y el mundo mira para otro lado; lo mismo pasa en Oriente Medio, sobre ese alumbrar de la democracia países donde la civilización de sus garras encumbra y encuadra dictadores de todo pelaje, aplicando presiones económicas entre bochornosas encubiertas incluidas las más directas genocidas para proteger “sus intereses”, entre robos y extorsiones optando por la opción directa: LA INVASIÓN (Uno de sus primeros métodos utilizado en el continente, exportado, al resto del mundo).

 

Es vital entroncar en la historia de toda Indoamérica, la lucha de liberación, contra el imperio de las guerras y extorsiones. En 1846 el presidente James Polk decidió que el destino manifiesto de su país era expandirse, y México, tuvo la mala suerte de estar al otro lado de la frontera del monstruo, el que en dos años de guerra se hizo con casi todo lo que hoy es California, Utah, Nevada, Arizona y Nuevo México. El sometimiento se convierte en una marcha contrarreloj regando su minutero y la miseria avanza por todo el continente. En 1898 el presidente McKinley tuvo otro ataque de codicia popularizando el “sueño americano”, sobre los pueblos del mundo, invade el Caribe. El ejército estadounidense ocupa Puerto Rico allí sigue hasta hoy. También invadió Cuba, una operación que los yanquis repetirán en varias ocasiones durante los siguientes 30 años, y de nuevo en 1961, cuando la CIA, patrocinó la intentona de Bahía de Cochinos. Su minutero no se detiene y el tiempo va regado de sangre los pueblos víctimas de “sus intereses” en “su” continente. Ocupa Haití durante casi 20 años y otros tantos estuvo en Nicaragua “para evitar” que alguna otra potencia controlara un hipotético nuevo canal para unir el Atlántico y el Pacífico. Los ejemplos más recientes de intervenciones militares estadounidenses en América Latina son la invasión de la isla de Granada, una guerra corta para acabar con un gobierno socialista en 1983, y la de Panamá en 1989, aquí las tropas sádicas del exterminador del norte derribaron a Manuel Noriega (que “curiosamente” había llegado al poder gracias al apoyo de la CIA). Otra historia de ida y vuelta es la del dictador asesino Trujillo, de República Dominicana, entrenado por los estadounidenses durante su ocupación del país entre 1916 y 1924 (que una vez más, “curiosamente”, fue la CIA la que suministró a sus rivales las armas para cargárselo en 1961). Cuatro años más tarde (1965) las tropas del Pentágono intervienen el país para derribar un “supuesto gobierno comunista”; se trata de una nueva invasión, el imperio yanqui vuelve a tomar a sangre y fuego República Dominicana.

 

EEUU ha sido particularmente celoso como ven “a la hora de defender sus intereses económicos”. Pueblos y culturas van muriendo victimas de ellos, el yanqui impone enterradores, prende luz a tus ojos, no mires a ciegas la vida. La expresión ‘República bananera’ se ha usado para definir una serie de países centroamericanos, donde la United Fruit Company estadounidense hacía y deshacía con total impunidad todo tipo de desagravios. El término lo usó por primera vez el escritor T. S. Eliot, para hablar de Honduras, un país que fue siete veces invadido por EEUU -a principios del siglo XX- para abortar diversas huelgas y revoluciones que ponían en riesgo el negocio mafioso frutícola. En Guatemala, la United Fruit, llegó a controlar el principal puerto del país y la red ferroviaria además de poseer el 42% del conjunto de la tierra. Su impunidad era tal, que no sólo no pagaba impuestos sino que durante la dictadura de, Jorge Ubico, la empresa podía ejecutar legalmente a sus trabajadores. Cuando llegó al poder el presidente Jacobo Árbenz, e intentó hacer una reforma agraria, un golpe de la CIA lo quitó de en medio marcando el comienzo de tres décadas de guerra civil. Este es solo parte del legado trágico de la industria bananera estadounidense en América Latina. La United Fruit también ha reconocido haber pagado escuadrones de la muerte en Colombia ¿Sólo en Colombia?. Los gobiernos estadounidenses están acostumbrados hacer intervenciones directas y patrocinar golpes militares en centroamérica y el caribe, pero no lograban la misma influencia en los grandes países de Sudamérica, mucho más estables y lejanos, reto difícil. Pero con el inicio de la Guerra Fría y el endurecimiento del ‘o conmigo o contra mí’, Washington, decide que el modo más práctico de controlar América del Sur, era estrechando al máximo lazos con las propias fuerzas armadas de esos países resolviendo así, un gran ahorro de capital y vidas al mismo tiempo sin crear malestar interno al país invasor ¡¡No hacía falta mandar sus uniformados a la muerte otras fuerzas armadas generosas, estaban prestas a ello!! Por los programas de intercambio y entrenamiento de la siniestra ‘Escuela de las Américas’ pasaron más de 60.000 militares de una veintena de países, incluyendo personajes como Noriega de Panamá, Hugo Banzer de Bolivia o Leopoldo Galtieri de Argentina (Cuando se produjo el golpe de 1976, la Casa Blanca no sólo sabía por la CIA lo que pasaría, sino que uno de los líderes golpistas tuvo reuniones en la embajada estadounidense en Buenos Aires, para explicar exactamente el procedimiento y pactar las explicaciones que habría que dar a la prensa norteamericana).

 

Washington no sólo apoyó la llegada de la Junta Militar argentina, sino que estaba perfectamente al tanto, de la guerra sucia y desapariciones forzadas. Pese a ello su implicación fue “menor si cabe”, que en el caso de Chile, donde Pinochet había llegado al poder tres años antes. EEUU intentó de mil maneras que Salvador Allende no llegara nunca a la presidencia ni tomara posesión. Desde el día en que Allende llegó al poder hizo todo lo posible e imposible para acabar con su mandato, no estamos hablando solamente de las artimañas de presión económica a las que fue sometiendo a Chile, sino también, de entregas de armas, planificación de asesinatos e intervenciones confirmadas, que gracias a esos documentos se sabe que EEUU estaba al tanto de la Operación Cóndor, mecanismo por el que las dictaduras compartían información para exterminar opositores. A la mesa del crimen se sentaban además de Chile y Argentina, Brasil (donde EEUU impulsó el golpe que derrocó al gobierno socialista), Bolivia (donde las ayudas militares de EEUU fueron clave para que el ejército se decidiera a tomar el poder), Paraguay y Uruguay. EEUU ha invadido varios países del continente latino y contribuido a destituir gobiernos e impedir revoluciones como en Nicaragua y sigue asesinando en Colombia entrometiéndose en todos sus asuntos internos. (Vuelvo al 24 de abril de 1965) Había estallado un levantamiento de fuerzas políticas en República Dominicana, algunos sectores del ejército, agrupaciones de reformadores radicales, y, mucha de su población espontánea influenciada por la revolución cubana tomó las riendas, miles en medio del levantamiento. El 28 de abril de 1965 EEUU invade República Dominicana. Durante la embestida los aviones estadounidenses bombardearon puentes y otras partes de la ciudad de Santo Domingo, llevaron a cabo redadas, peinaron las casas y dinamitaron edificios enteros. A pesar del salvajismo y la enorme ventaja militar, les costó varios días retomar sobre la capital dominicana, y meses, para derrotar la insurgencia. En 10 días EEUU desembarcó más de 22.000 soldados formados por la Infantería de Marina y la unidad anti-insurgente élite de la 82ª División Aerotransportada, Fuerzas Especiales, unidades de operaciones psicológicas y una flota de 41 buques para bloquear la isla. Un total de 40.000 soldados estadounidenses participan en la invasión, además, de entre 2.000 y 3.000 soldados de sus aliados latinoamericanos a los que denominaron “Fuerza de Paz Interamericana”. El objetivo, derrotar al pueblo dominicano, que se había levantado contra el dictador Donald Reid Cabral respaldado por los yanquis y, restituir a su puesto a Juan Emilio Bosch, un reformador liberal elegido en 1962. Lo que comenzó como un golpe de estado se convirtió en un levantamiento armado de decenas de miles de dominicanxs.

 

Las fuerzas invasoras no salieron del país hasta septiembre de 1966, cuando pusieron en la presidencia al pelele proyanqui de Joaquín Balaguer. Nunca se ha llegado a conocer el alcance de la intervención, los crímenes cometidos y daños materiales causados, aunque se estima que de entre 6.000 a 10.000 personas fueron asesinadxs. Durante 14 meses los yanquis siguieron guiando misiones de bombardeos desintegrando brutalmente todo movimiento de resistencia y manifestaciones populares hasta llegar a su agonía en las calles. El nuevo régimen impuesto por EEUU se unió a ejemplarizar la represión. Desató una oleada de terror mortífera contra todo tipo de resistencia aún viviente y todo sospechoso de fomentarla y dirigirla. En la década de 1970, bajo el terror del títere yanqui Joaquín Balaguer, había un desaparecido cada 34 horas. Una ola de violencia tal contra la izquierda dominicana, que utilizó para fulminarla escuadrones de la muerte y la expulsión de miles de personas del país. A la vez que entregaba la mayor parte de los minerales y del azúcar, en los almacenes de las empresas estadounidenses, creando para el pueblo trabajador aborigen, las condiciones infernales de vida y laborales denigrantes con una alta tasa de desempleo.

 

NOTA

 

(Frente a estos hechos) Lyndon Johnson manifiesta en la Casa Blanca ante medios de comunicación nacionales e internacionales: “La invasión era necesaria para darle protección a la vida de cientos de estadounidenses”. (En otra rueda de prensa del mes de junio de 1965): “El propósito era de parar una situación en la que 1.500 personas inocentes fueron asesinadas y fusiladas, y decapitadas, y seis embajadas latinoamericanas fueron atacadas con armas de fuego durante un período de cuatro días antes de que entráramos”. (Su conclusión) EEUU considera públicamente que República Dominicana a menos de 1.600 km de Florida y a 854 km de Cuba: “Es parte de su incondicional patio trasero”. Por esa misma lógica, en 1965, no fue la primera ocasión en que los marines toman por asalto las playas dominicanas, sino la cuarta. En 1916 EEUU declara la ley marcial, invade y ocupa la isla hasta 1924; conscientes, de que el Caribe y América Latina, son los pilares de su ascenso como potencia global dominante.

 

PD.

 

“Los pueblos hermanos que un loco tenaz descubriera, cachorros de un caduco león son hoy presas de un águila estrellada. ¿Por qué razón? ¿Por qué justicia? Por ninguna. La lucha contra el imperialismo de todas las fuerzas y tendencias es la lucha más importante en el momento actual, tenemos el deber de plantear el problema «nacionalista» para unos, el «social» para otros, pero antiimperialista para todos (J. Antonio Mella).

 

Maité Campillo (actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)


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