LA SOMBRA PROTECTORA
POR MAITÉ CAMPILLO
Los
pueblos poseen una lógica sencilla pero implacable, reñida con todo lo absurdo
y contradictorio, y si alguno, además, aborrece con toda su alma el privilegio
y la desigualdad, ése es el pueblo cubano (Fidel).
A Villegas Tamayo (Pombo)
La luz de Yara desprendió de la inmensa hoguera conocedora de catástrofes de historia. Lanzó a Pombo un convite y desafío que asume en sacrificio gustoso evitando las llamas devoradoras, que años atrás los españoles descendientes de la inquisición, sometieran en ellas al indio Hatuey. Alertado por la luz de la hoguera histórica, acepta el envite y parte hacia Sierra Maestra, a encontrarse con un talentoso gaucho andino valiente expedicionario del Granma, a quien los
combatientes cubanos, identifican como ‘Che’. No podía imaginar, ni por lo más remoto, que fuera a convertirse en la sombra protectora del gaucho andino por más de 10 años de lucha, sobre la que había que demostrar más que ganas y coraje para ganarse su afecto y cabalgar juntos en complicidad como hicieran los incondicionales aventureros de Miguel de Cervantes, el tal Sancho y Quijote sobre la llanura manchega. Pombo mostró más que su entusiasmo adolescente. Una madurez ajena a su edad y entrega incondicional aquel gaucho, sometido a un acosador ronquido asmático agudizado por la “fumata” de tabaco a forma de puro o pipa y la humedad de las montañas entre sierras y selvas persiguiéndole, aunque amparado por la luz revolucionaria batiéndose por toda Cuba, contra la sombra del monstruo a la espera en Bolivia. El arrojo de aquel adolescente le mostraba decisión, disciplina presta a hacer la revolución enfrentándose a todo tipo de inclemencias sobre el camino trazado, y sobre todo, sensibilidad, asimilando las enseñanzas del que mantenía un carácter intransigente, una personalidad de una entrega despiadada consigo mismo, curtido contra el asma acuciante y altivez guerrillera de dureza y ternura dispuesta abrir murallas como lo hiciera el poeta Nicolás Guillén en su obra maestra, saltar hogueras, engañar sombras extrañas, burlar la metralla y de lleno a por todas aún a sabiendas de perder la vida. Tiempo de desafío constante de un valor extremo incalculable, al que se veían sometidos, sobre el que se ceñía la batalla de sus vidas y el triunfo de sus ideales. La revolución gota a gota se iba expandiendo, organizando, a golpes de asma, sudor y camaradería entrecruzados por la metralla enemiga. Pombo, el adolescente entusiasta de aventura revolucionaria, no pasaba más allá de los 14 años cuando decidido partió hacia Sierra Maestra, abandonando el resguardo hogareño cómodo de una madre trabajadora incansable que le quería y de un padre carpintero, de raíz y venas canarias con una cultura superior a los demás del pueblo, y mucha humildad, a prueba de los mayores sacrificios por cualesquiera de los habitantes del caserío, apretado entre la montaña misteriosa, con una tradición de lucha independentista que iluminó el primer combate libertador de Carlos Manuel de Céspedes y sus esclavos insurrectos el 11 de octubre de 1868.Che se acercaba…
Venía sobre un mulo
al que montaba erecto sobre el animal, no asomaba en él la búsqueda de una pose
gallarda ni altanera mas cabalgaba distinto a los demás, traía una gorra con la
visera a medio lado, puesta al descuido, pero no le restaba a su imagen
atracción ni distinción. Aquél día en que subimos a sumarnos a la guerrilla,
Chino Figueredo, fue al encuentro del Che y le confidenció en voz baja pero no
lo suficiente: “Son unos muchachos de Yara que quieren incorporarse a nuestra
tropa”. -¿Y que armas traen?- “Unos fusilitos calibre 22”. (Entonces se nos
acercó y preguntó) -¿A qué vienen?- ¡¡A luchar por Cuba!! Y le mostramos con
entusiasmo nuestro armamento. El se echó a reír y nos espetó -¿Con esos
fusilitos van a derrotar a la tiranía de Batista?-. Y sin dejarnos responder
indicó: “Bajen de nuevo al pueblo y velen que un soldado esté solo y
desármenlo. Y regresen mejor armados”. Nosotros vimos aquella orientación como
algo extremadamente fácil y retomamos muy contentos al pueblo. Nada más que nos
vio un carnicero que era chivato, se lo dijo a la Guardia Rural y en el caso
mio me salve de un tilín al escaparme por la puerta de atrás de mi casa y
escabullirme en un platanal. Concentré de nuevo a los compañeros y cambiamos de
táctica. Visitamos comerciantes y campesinos y mejoramos el armamento. Dos
escopetas y revólveres 38. Y volvimos a la sierra. Llegamos a la zona conocida
como La Pata de la Mesa y nos presentamos de nuevo a Che. No le mentimos, le
dijimos la realidad: “Lo importante es la decisión que tuvieron de luchar y de
lograr el objetivo” (Nos dijo y nos aceptó). En ese momento había recibido la
orden de Fidel de entregar la Columna 4 y trasladarse hacia Minas del Frio y
ponerse al frente de la escuela de reclutas. Me escogió de mensajero y escolta,
y empezaba así una vida, de largos años a su lado. Yo tenía un sexto grado, me
usaba de monitor para enseñar a mis compañeros a leer y escribir. Pombo fue
enviado a la columna de Fidel. Ahí se curtió como combatiente guerrillero,
participa en los históricos combates de Jigue, Las Vegas, San Lorenzo, Meriño y
Las Mercedes. En este último lugar fue testigo de la famosa reunión de Fidel y
Cantillo (general de Batista) donde Fidel como Maceo, no aceptó pacto indigno.
Al otro día de la entrevista con Cantillo llegaron los aviones para bombardear.
Nos metimos en un refugio que habíamos construido y en el primer pase tiraron
una bomba que cayó como a 15 metros de la boca del túnel. Che ordena al
instante: “¡¡Vamos a salir de aquí inmediatamente que esos hijos de puta
aprovecharon la reunión para marcar el lugar del refugio y en esta próxima
vuelta van a colocar la bomba en la misma boca del túnel!!”. Así mismo fue. No
habríamos quedado ninguno vivo. Así fue como Pombo se convierte en la sombra
protectora de Che librando duras batallas en Santa Clara hasta la entrada
triunfante en La Habana. Tras la toma del poder asume un cargo como director de
una fábrica hasta que en 1965, Che le llama para ir al Congo y seguir
combatiendo por la libertad. De nuevo en Cuba, una vez más, es escogido para
acompañar a Che, a Bolivia; su columna, tuvo que salir del país andino
enfrentándose al ejército, tras la caída del comandante Guevara.
La lucha
anticapitalista y por ende antiimperialista entroncada en ambos guerrilleros
abarcaba toda Indoamérica. Es en uno de los países del continente, de donde
parte hacia Cuba Hatuey, que ese mismo año en que Che vuelve una vez más a
llamar a Pombo, en abril de 1965, el coronel Francisco Caamaño Deñó dirige la
resistencia popular contra el invasor estadounidense. El Continente
Indoamericano se estremece. Sabe lo que eso significa, no por azar sus tribus,
sus culturas e idiomas propios han sido diezmadas hasta imponer masivamente
otro idioma y sombra andante por sus idílicos parajes. Pero ya no sólo son los
españoles que les han hecho sufrir y padecer la sumisión a la “civilización”
latina impuesta. El yanqui y sus aliados internos en cada uno de sus países
persigue su exterminio e invade la senda del taíno Hatuey en Santo Domingo,
sembrando una vez más la muerte regando tierra dominicana. Impone sus órdenes,
y sus armas, sus mutilaciones y violaciones se suman a la dependencia y miseria
más allá de la hambruna. Todo cambió de la noche a la mañana. Fueron meses de
terror masivo, de lucha encarnizada, pese que por momentos el gringo
retrocediera frente a los pelotones al frente dirigidos por el heroico Deñó
(quién posteriormente muere apaleado en uno de los miles de paseos a la muerte
sembrados). Queda grabado en la historia dominicana su nombre entrelazado al
mes de abril: ¡¡Abril!! Enarbolando resistencia, luchar o morir en nombre de la
independencia abanderada por Deñó ¡¡Abril!! En su recuerdo heroico para vencer
y asentar raíz sobre ella contra la indiferencia y sumisión ¡¡Abril!! Para
vivir construyendo un futuro propio, cantar y soñar vigilantes sin abandonar
jamás la trinchera floreciendo la independencia y castigo a los culpables de
dentro y fuera. Cuando en 1823, el presidente estadounidense James Monroe,
lanzó el grito para la conquista: “¡¡América para los americanos!!”. Millones
del continente más allá de la frontera donde anida el monstruo y sus
mercenarios, entendieron a la primera que se refería en lenguas indoamericanas
que al traducir del gringo viene a decir en el idioma latino impuesto: “América
bajo las garras del Tío Sam como monopolio del Pentágono”. El humo que nunca
muere de las hogueras indígenas de las tribus les dio la razón. Entre el Río
Grande y el Cabo de Hornos hay 10.000 kilómetros y 33 países; casi, si no
todos, han visto las garras del asesino imperial entrometerse en sus campos,
ríos y vidas sometiéndolos y fulminándolos a la mínima resistencia. EEUU impone
la “costumbre” (SUMISIÓN) y el mundo mira para otro lado; lo mismo pasa en
Oriente Medio, sobre ese alumbrar de la democracia países donde la civilización
de sus garras encumbra y encuadra dictadores de todo pelaje, aplicando
presiones económicas entre bochornosas encubiertas incluidas las más directas
genocidas para proteger “sus intereses”, entre robos y extorsiones optando por
la opción directa: LA INVASIÓN (Uno de sus primeros métodos utilizado en el
continente, exportado, al resto del mundo).
Es vital entroncar
en la historia de toda Indoamérica, la lucha de liberación, contra el imperio
de las guerras y extorsiones. En 1846 el presidente James Polk decidió que el
destino manifiesto de su país era expandirse, y México, tuvo la mala suerte de
estar al otro lado de la frontera del monstruo, el que en dos años de guerra se
hizo con casi todo lo que hoy es California, Utah, Nevada, Arizona y Nuevo
México. El sometimiento se convierte en una marcha contrarreloj regando su
minutero y la miseria avanza por todo el continente. En 1898 el presidente
McKinley tuvo otro ataque de codicia popularizando el “sueño americano”, sobre
los pueblos del mundo, invade el Caribe. El ejército estadounidense ocupa
Puerto Rico allí sigue hasta hoy. También invadió Cuba, una operación que los
yanquis repetirán en varias ocasiones durante los siguientes 30 años, y de
nuevo en 1961, cuando la CIA, patrocinó la intentona de Bahía de Cochinos. Su
minutero no se detiene y el tiempo va regado de sangre los pueblos víctimas de
“sus intereses” en “su” continente. Ocupa Haití durante casi 20 años y otros
tantos estuvo en Nicaragua “para evitar” que alguna otra potencia controlara un
hipotético nuevo canal para unir el Atlántico y el Pacífico. Los ejemplos más
recientes de intervenciones militares estadounidenses en América Latina son la
invasión de la isla de Granada, una guerra corta para acabar con un gobierno
socialista en 1983, y la de Panamá en 1989, aquí las tropas sádicas del
exterminador del norte derribaron a Manuel Noriega (que “curiosamente” había
llegado al poder gracias al apoyo de la CIA). Otra historia de ida y vuelta es
la del dictador asesino Trujillo, de República Dominicana, entrenado por los
estadounidenses durante su ocupación del país entre 1916 y 1924 (que una vez
más, “curiosamente”, fue la CIA la que suministró a sus rivales las armas para
cargárselo en 1961). Cuatro años más tarde (1965) las tropas del Pentágono
intervienen el país para derribar un “supuesto gobierno comunista”; se trata de
una nueva invasión, el imperio yanqui vuelve a tomar a sangre y fuego República
Dominicana.
EEUU ha sido
particularmente celoso como ven “a la hora de defender sus intereses
económicos”. Pueblos y culturas van muriendo victimas de ellos, el yanqui
impone enterradores, prende luz a tus ojos, no mires a ciegas la vida. La
expresión ‘República bananera’ se ha usado para definir una serie de países
centroamericanos, donde la United Fruit Company estadounidense hacía y deshacía
con total impunidad todo tipo de desagravios. El término lo usó por primera vez
el escritor T. S. Eliot, para hablar de Honduras, un país que fue siete veces
invadido por EEUU -a principios del siglo XX- para abortar diversas huelgas y
revoluciones que ponían en riesgo el negocio mafioso frutícola. En Guatemala,
la United Fruit, llegó a controlar el principal puerto del país y la red
ferroviaria además de poseer el 42% del conjunto de la tierra. Su impunidad era
tal, que no sólo no pagaba impuestos sino que durante la dictadura de, Jorge
Ubico, la empresa podía ejecutar legalmente a sus trabajadores. Cuando llegó al
poder el presidente Jacobo Árbenz, e intentó hacer una reforma agraria, un
golpe de la CIA lo quitó de en medio marcando el comienzo de tres décadas de
guerra civil. Este es solo parte del legado trágico de la industria bananera
estadounidense en América Latina. La United Fruit también ha reconocido haber
pagado escuadrones de la muerte en Colombia ¿Sólo en Colombia?. Los gobiernos
estadounidenses están acostumbrados hacer intervenciones directas y patrocinar
golpes militares en centroamérica y el caribe, pero no lograban la misma
influencia en los grandes países de Sudamérica, mucho más estables y lejanos,
reto difícil. Pero con el inicio de la Guerra Fría y el endurecimiento del ‘o
conmigo o contra mí’, Washington, decide que el modo más práctico de controlar América
del Sur, era estrechando al máximo lazos con las propias fuerzas armadas de
esos países resolviendo así, un gran ahorro de capital y vidas al mismo tiempo
sin crear malestar interno al país invasor ¡¡No hacía falta mandar sus
uniformados a la muerte otras fuerzas armadas generosas, estaban prestas a
ello!! Por los programas de intercambio y entrenamiento de la siniestra
‘Escuela de las Américas’ pasaron más de 60.000 militares de una veintena de
países, incluyendo personajes como Noriega de Panamá, Hugo Banzer de Bolivia o
Leopoldo Galtieri de Argentina (Cuando se produjo el golpe de 1976, la Casa
Blanca no sólo sabía por la CIA lo que pasaría, sino que uno de los líderes
golpistas tuvo reuniones en la embajada estadounidense en Buenos Aires, para explicar
exactamente el procedimiento y pactar las explicaciones que habría que dar a la
prensa norteamericana).
Washington no sólo
apoyó la llegada de la Junta Militar argentina, sino que estaba perfectamente
al tanto, de la guerra sucia y desapariciones forzadas. Pese a ello su
implicación fue “menor si cabe”, que en el caso de Chile, donde Pinochet había
llegado al poder tres años antes. EEUU intentó de mil maneras que Salvador
Allende no llegara nunca a la presidencia ni tomara posesión. Desde el día en que
Allende llegó al poder hizo todo lo posible e imposible para acabar con su
mandato, no estamos hablando solamente de las artimañas de presión económica a
las que fue sometiendo a Chile, sino también, de entregas de armas,
planificación de asesinatos e intervenciones confirmadas, que gracias a esos
documentos se sabe que EEUU estaba al tanto de la Operación Cóndor, mecanismo
por el que las dictaduras compartían información para exterminar opositores. A
la mesa del crimen se sentaban además de Chile y Argentina, Brasil (donde EEUU
impulsó el golpe que derrocó al gobierno socialista), Bolivia (donde las ayudas
militares de EEUU fueron clave para que el ejército se decidiera a tomar el
poder), Paraguay y Uruguay. EEUU ha invadido varios países del continente latino
y contribuido a destituir gobiernos e impedir revoluciones como en Nicaragua y
sigue asesinando en Colombia entrometiéndose en todos sus asuntos internos.
(Vuelvo al 24 de abril de 1965) Había estallado un levantamiento de fuerzas
políticas en República Dominicana, algunos sectores del ejército, agrupaciones
de reformadores radicales, y, mucha de su población espontánea influenciada por
la revolución cubana tomó las riendas, miles en medio del levantamiento. El 28
de abril de 1965 EEUU invade República Dominicana. Durante la embestida los
aviones estadounidenses bombardearon puentes y otras partes de la ciudad de
Santo Domingo, llevaron a cabo redadas, peinaron las casas y dinamitaron
edificios enteros. A pesar del salvajismo y la enorme ventaja militar, les
costó varios días retomar sobre la capital dominicana, y meses, para derrotar
la insurgencia. En 10 días EEUU desembarcó más de 22.000 soldados formados por
la Infantería de Marina y la unidad anti-insurgente élite de la 82ª División
Aerotransportada, Fuerzas Especiales, unidades de operaciones psicológicas y
una flota de 41 buques para bloquear la isla. Un total de 40.000 soldados
estadounidenses participan en la invasión, además, de entre 2.000 y 3.000
soldados de sus aliados latinoamericanos a los que denominaron “Fuerza de Paz
Interamericana”. El objetivo, derrotar al pueblo dominicano, que se había
levantado contra el dictador Donald Reid Cabral respaldado por los yanquis y,
restituir a su puesto a Juan Emilio Bosch, un reformador liberal elegido en
1962. Lo que comenzó como un golpe de estado se convirtió en un levantamiento
armado de decenas de miles de dominicanxs.
Las fuerzas
invasoras no salieron del país hasta septiembre de 1966, cuando pusieron en la
presidencia al pelele proyanqui de Joaquín Balaguer. Nunca se ha llegado a
conocer el alcance de la intervención, los crímenes cometidos y daños
materiales causados, aunque se estima que de entre 6.000 a 10.000 personas
fueron asesinadxs. Durante 14 meses los yanquis siguieron guiando misiones de
bombardeos desintegrando brutalmente todo movimiento de resistencia y
manifestaciones populares hasta llegar a su agonía en las calles. El nuevo
régimen impuesto por EEUU se unió a ejemplarizar la represión. Desató una
oleada de terror mortífera contra todo tipo de resistencia aún viviente y todo
sospechoso de fomentarla y dirigirla. En la década de 1970, bajo el terror del
títere yanqui Joaquín Balaguer, había un desaparecido cada 34 horas. Una ola de
violencia tal contra la izquierda dominicana, que utilizó para fulminarla
escuadrones de la muerte y la expulsión de miles de personas del país. A la vez
que entregaba la mayor parte de los minerales y del azúcar, en los almacenes de
las empresas estadounidenses, creando para el pueblo trabajador aborigen, las
condiciones infernales de vida y laborales denigrantes con una alta tasa de
desempleo.
NOTA
(Frente a estos
hechos) Lyndon Johnson manifiesta en la Casa Blanca ante medios de comunicación
nacionales e internacionales: “La invasión era necesaria para darle protección
a la vida de cientos de estadounidenses”. (En otra rueda de prensa del mes de
junio de 1965): “El propósito era de parar una situación en la que 1.500
personas inocentes fueron asesinadas y fusiladas, y decapitadas, y seis
embajadas latinoamericanas fueron atacadas con armas de fuego durante un
período de cuatro días antes de que entráramos”. (Su conclusión) EEUU considera
públicamente que República Dominicana a menos de 1.600 km de Florida y a 854 km
de Cuba: “Es parte de su incondicional patio trasero”. Por esa misma lógica, en
1965, no fue la primera ocasión en que los marines toman por asalto las playas
dominicanas, sino la cuarta. En 1916 EEUU declara la ley marcial, invade y
ocupa la isla hasta 1924; conscientes, de que el Caribe y América Latina, son
los pilares de su ascenso como potencia global dominante.
PD.
“Los pueblos
hermanos que un loco tenaz descubriera, cachorros de un caduco león son hoy
presas de un águila estrellada. ¿Por qué razón? ¿Por qué justicia? Por ninguna.
La lucha contra el imperialismo de todas las fuerzas y tendencias es la lucha
más importante en el momento actual, tenemos el deber de plantear el problema
«nacionalista» para unos, el «social» para otros, pero antiimperialista para
todos (J. Antonio Mella).
Maité Campillo
(actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)
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