EL CAMBIO DEBE SER DE RAÍZ
|ILKA OLIVA CORADO
Siempre son los más
vulnerables los que pagan el plato. Esta pandemia una vez más da la oportunidad
para que los pueblos abran los ojos y anoten una a una las puñaladas que les
están dando los gobiernos neoliberales de sus países. Salvar a las oligarquías siempre
ha sido su finalidad además de saquear el Estado que, es decir; el bolsillo del
pueblo. Nada se soluciona orando, es la ciencia junto a los recursos humanos y
materiales los que deben estar a disposición de la sociedad en este momento,
cualquier mandatario que le diga a la población que como solución se encomiende a Dios, además de ser un
cretino y de estar jugando con las vidas de las personas, se está burlando de
la inteligencia natural de todo ser humano.
En Latinoamérica
tenemos muchos de estos esperpentos, horrorosos por traidores y descarados, por
gritones y patanes. Por ver a los
pueblos en necesidad y voltearles la espalda para ponerse a disposición de la
corrupción y las mafias. Esta pandemia se llevará a muchos de las capas bajas
de la sociedad, porque el rico nunca pierde, pero esas mismas capas bajas deben
tener la memoria para no olvidar y ponerse en pie cuando pase esto para hacer
un cambio desde abajo, desde la raíz. Este mal debe ser arrancado desde la
raíz. No se puede propagar más la burla, el saqueo, el racismo, laimpunidad, la
homofobia, el machismo, la miseria, que se propagada desde los gobiernos
latinoamericanos.
Los pueblos que
conforman la Patria Grande tienen la fuerza necesaria para hacerlo, solo
necesitan decidirse, armarse de valor, que la cólera de la explotación, la
humillación y la burla los indigne para levantarse en rebelión. Se habla de un
nuevo orden mundial, que ese orden en Latinoamérica lo pongan los pueblos no
las oligarquías. Ya estuvo bueno de agachar la cara y de poner el lomo. Que la
erradicación del neoliberalismo sea el triunfo ante el abuso de las grandes
mafias. Ya es tiempo que el pueblo tome el poder, que dirija su propio camino,
que sea dueño de sus tierras y de lo que producen.
No vendrá otra oportunidad
más extraordinaria que esta. Es tiempo de guardar la energía, por aquellos que
hoy no pueden hacer la cuarentena porque les toca salir a buscarse el pan
porque ningún gobierno responde por ellos. Por los que se parten la espalda
haciendo pan, sembrando vegetales y frutas, cosechándolos , a los que los
transportan y venden para que los mercados en estos momentos no estén
desabastecidos, para que la población tenga cómo alimentarse. Ya que se ha
aplaudido grandemente a los doctores que han atendido día y noche en hospitales
y centros de salud, es tiempo de pensar en las enfermeras porque ellas tienen
el triple de trabajo que los doctores y siempre han sido relegadas por la
sociedad. De agradecer al personal de limpieza que ha sido visto siempre como
los limpia baños solamente. Pero no de decirles solamente gracias, sino de
hacer cambios de raíz, para que sus derechos laborales sean otros, los justos.
Ya que se ha aplaudido a doctores por su esfuerzo, ese sacrificio da una noción mínima pero la
da, de cómo le queda la espalda al jornalero que trabaja la tierra, si a los
doctores se les aplaude a los jornaleros entonces hay que besarles los pies y
las manos, pero no solo eso, hacer
cambios de raíz para que su esfuerzo sea remunerado como corresponde y no sean
más explotados. Lo mismo que la empleada doméstica que a la gran mayoría no las
dejaron ir a sus casas porque la cuarentena la clase media y la burguesía no la
podían pasar sin ellas, porque se les caen las manos de lavar un plato o de
recoger el popó del perro.
Claro que hay una
misión después de todo esto, el nuevo mundo. Y ese nuevo mundo, con nuevas
leyes en las constituciones, tiene que llegar con derechos humanos y beneficios
laborales para los imprescindibles. Los pueblos ya fueron arreados como ganado
al matadero durante siglos, es tiempo que se revelen. Hay mucho por cambiar y
por hacer. Construir escuelas, hospitales, centros de salud, universidades.
Eliminar a los ejércitos y crear campos recreacionales. Porque el nuevo orden
mundial no lo pueden imponer ellos, lo tienen que organizar los pueblos y solo
es posible con la revolución cultural. Hay mucho por hacer. Se están llevando los minerales
latinoamericanos a cambio de un centavo, deben quedarse en Latinoamérica. El
libre mercado no funciona más que para las oligarquías. Los pueblos necesitan
otro modelo de desarrollo. El de la unidad, la solidaridad, el del humanismo.
Hay que guardar la
energía, porque tienen que desaparecer las casas de citas y los bares para que
ninguna niña, adolescente y mujer vuelva a ser explotada sexualmente. Porque se
tiene que dar urgentemente el derecho al aborto, libre, legal y gratuito para
que ninguna mujer sea encarcelada por tomar decisiones sobre su propio cuerpo y
muera en el intento por su pobreza. Las
adineradas lo hacen por su privilegio de clase. Hay que reajustar las bisagras
latinoamericanas y es trabajo de la clase obrera, ningún catrín sabe lo que
arde la cara al pasar doce y catorce
horas bajo el sol trabajando arduamente cargando bloques, espinándose las
manos, lustrando zapatos, recogiendo basura,
cargando bultos, trabajando la tierra. No sabe lo que es no ver la luz
del día en una maquila.
Hay mucho por hacer cuando esto pase, ahora se
están atragantando firmando convenios, vendiendo tierras a diestra y siniestra,
saqueando el Estado, pero llegará el tiempo de los pueblos, ese tiempo lo
tienen que salir a buscar armados de valor a pesar del miedo y con el coraje y
el amor que solo tienen quienes saben lo que cuesta ganarse el pan con el sudor
de su frente siendo humillados noche y día. Es por eso que el cambio debe ser de raíz.
Blog de la autora:
https://cronicasdeunainquilina.com
Ilka Oliva Corado.
@ilkaolivacorado
02 de abril de
2020.
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