¿QUIÉN ES JUAN GUAIDÓ?
POR SEPUEDE
Desde hace un mes
veníamos preguntándonos quién era Juan Guaidó que irrumpió fuertemente en la
política internacional, reconocido por varios gobiernos como presidente de
Venezuela (!!!), sin ser electo, y rápidamente también aceptado por
representantes de la derecha uruguaya. Hoy Guaidó empezó a atacar a nuestro compañero
presidente Tabaré Vázquez simplemente porque junto con México emprendieron el
único camino posible que entendemos quienes amamos la democracia, la libertad,
la paz y especialmente el diálogo. Y claro, Guaidó no está de acuerdo con esas
posturas. Y nos encontramos con una nota escrita por por Pablo Pozzi para la
publicación “Quién es quién” la cual transcribimos a nuestros lectores.
Simplemente es un aporte más. Puede algún lector considerar que no se ajusta a
la verdad y que Guaidó es un demócrata cabal. Tomémosla entonces como un insumo
más para tratar de conocer qué sucede en Venezuela que parece haberse
transformado en el centro del mundo.
Abro el New York
Times (bueno, clickeo su ícono en la web) y veo que ha declarado a Juan Guaidó
como alguien «con un refrescante estilo y una visión para hacer avanzar» a
Venezuela. Al mismo tiempo Bloomberg News insiste que Guaidó intenta «restaurar
la democracia», y el Wall Street Journal lo declara como «nuevo líder
democrático». Me encantó, digo porque no solo no sabía quién era Guaidó, sino
que no tenía siquiera noción de quién era. Por suerte, estos baluartes del
periodismo objetivo, y la defensa de la democracia me lo aclararon.
Bueno, hasta que me
llegó un mail de mi amigo, el sindicalista canadiense Sid Shniad, que traía
consigo una larga investigación de los periodistas Dan Cohen y Max Blumenthal.
Ambos periodistas deben ser muy mal llevados (ni hablar de Sid que siempre lo
fue, como buen rojillo cascarrabias) porque se dedicaron simplemente a hacer
algo que no han hecho otros periodistas: revisar la web, entrevistar a
especialistas, leer diversos informes de ONG sobre Venezuela. Y ahí, oh
sorpresa, resulta que el joven demócrata Guaidó no salió de la nada. Y mucho
menos es la cara de la democracia en Venezuela (bueno, y tampoco en ninguna
otra parte). Pero ¿quién es Guaidó? ¿Qué nos cuentan Cohen y Blumenthal?
Primero lo más
simple: Guaidó es miembro del partido Voluntad Popular, fundado por Leopoldo
López y protagonista de los enfrentamientos llamados guarimbas que costaron la
vida de un par de cientos de venezolanos entre 2014 y 2017 (lo que nadie te
dice es que 70% de los muertos fueron chavistas). Voluntad Popular es el sector
más pronorteamericano, neoliberal e intransigente de la oposición antichavista,
que rechaza cualquier tipo de negociación que no implica una purga total de los
adherentes de Chávez y un desmantelamiento de todos los programas reformistas
de las últimas dos décadas. López, además de ser un neoliberal y de
ultraderecha, ha recibido casi 50 millones de dólares de «ayuda democrática» de
las organizaciones USAID (del gobierno norteamericano) y National Endowment for
Democracy (NED: un reconocido frente de la CIA), esto según el instituto
español FRIDE. Guaidó fue electo diputado con el 26% del voto en 2016 por el
pequeño estado de La Guaira, gracias a la fragmentación de candidaturas; o sea,
no es lo que se dice un representante del pueblo. Y se convirtió en presidente
de la Asamblea Nacional en circunstancias aún hoy poco claras (en realidad la
presidencia legalmente le correspondía a un tal Juan Andrés Mejía).
Ya de por si los
datos anteriores hacen de Guaidó una persona más o menos para desconfiar. Pero
Cohen y Blumenthal se dedicaron a buscar un poquito más allá. Lo primero que
encuentran es que Guaidó era un dirigente estudiantil de la Universidad Andrés
Bello. Aparentemente fue uno de los cinco estudiantes venezolanos enviados por
el NED a Belgrado en 2005 (Guaidó tenía en ese entonces 21 años) para ser
capacitado por CANVAS. Este último es un grupo de entrenamiento para «protestas
no violentas» responsables por varias «revoluciones de color» como la de los
neonazis de Ucrania. En 2007 Guaidó se recibió de la universidad y viajó a
Washington para estudiar con Luis Enrique Berrizbeitia, un ex director
ejecutivo del FMI. Cohen y Blumenthal no discuten ni especulan sobre cómo hizo
un muchachito de La Guaira para conectarse con uno de los principales
economistas neoliberales de América Latina. Eso sí, poco después de comenzar
sus «estudios» Guaidó era parte del grupo fundador de la Generación 2007: una
organización de estudiantes entrenados por CANVAS y financiado por Washington
cuyo objetivo era derrotar la reforma constitucional chavista de ese año. Según
los emails del embajador norteamericano en Venezuela en 2007, «el objetivo de
Generación 2007 era forzar al gobierno venezolano a reaccionar con represión»,
todo para crear un «evento internacional». Guaidó fue uno de los personajes
identificados como dirigentes de esas protestas.
En noviembre de
2010 Guaidó y otros dirigentes de Voluntad Popular participaron de un seminario
secreto de cinco días en el hotel Fiesta Mexicana de la Ciudad de México. El
seminario fue organizado por Otpor, una institución dedicada a «los cambios de
régimen» financiada por Washington. A su vez, el dinero del seminario provino
de la petrolera mexicana Petroquímica del Golfo y la banca JP Morgan. Durante
el seminario, según los emails de uno de los participantes, se planificó la
desestabilización del gobierno de Venezuela, incluyendo el asesinato de Hugo
Chávez y luego el de Nicolás Maduro. Las guarimbas de 2014 fueron parte de esa
campaña, y en diversos videos se pueden ver a los dirigentes estudiantiles con
camisetas que dicen Voluntad Popular. Entre ellos estaba Guaidó.
El gobierno
venezolano detuvo a varios de los dirigentes de Voluntad Popular, acusándolos
de terrorismo y de tenencia de armas de guerra. Entre ellos estaban Freddy
Guevara, Lester Toledo, Carlos Graffe, David Smolansky, Yon Goicoechea y
Leopoldo López. Varios de ellos fueron liberados a la espera de juicio, y en
esa instancia salieron al exilio, mientras que Leopoldo López se encuentra el
día de hoy bajo arresto domiciliario. Digamos que para las acusaciones de que
es una salvaje dictadura, las penas para estos opositores han sido
increíblemente leves. Más aún, Smolansky escapó sin muchos problemas a Estados
Unidos luego de fugarse a Brasil disfrazado de cura. Una vez en Washington
tuiteó que tuvo una «amable reunión» con Elliot Abrams, el famoso arquitecto de
las bandas paramilitares durante la década de 1980 y hoy en día «enviado
especial de Trump» en Venezuela. Para pobres estudiantes democráticos, estos
muchachos tienen un acceso notable con muchos de los personajes más oscuros de
la política norteamericana.
Lo anterior parece
haber favorecido a Guaidó, que pasó de dirigente fundador, pero secundario, a
ser el portaestandarte de Voluntad Popular. En diciembre de 2018 Guaidó viajó
en secreto a Washington para planificar las movilizaciones en contra de Maduro
que ocurrieron en enero de 2019. Allí recibió el compromiso de apoyo de los
senadores trumpistas Marco Rubio, Rick Scott y el diputado Mario Díaz Ballart,
para luego reunirse con el secretario de estado Mike Pompeo. El 5 de enero,
antes de regresar a Venezuela, Guaidó fue nombrado presidente de la Asamblea
Nacional, y 18 días más tarde se autoproclamó «Presidente a Cargo» de Venezuela
(un título que constitucionalmente no existe). Rápidamente Washington se
movilizó para reconocerlo mientras presionaba a sus aliados y títeres para que
hicieran lo mismo.
Guaidó no salió de
la nada, así como tampoco es un demócrata preocupado por la vida de los
venezolanos. Eso queda muy claro en el informe de Cohen y Blumenthal.
Evidentemente, ni el New York Times ni el Wall Street Journal se hicieron eco
de la investigación de Cohen y Blumenthal. ¿Para qué? Si el Departamento de
Estado siempre te dice la verdad y lo que hay que decir.
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