LO QUE SAN VALENTÍN VALE
Rafael ZAMORA
MÉNDEZ.-*
Los méritos no se
valoran por el constante alcance del esfuerzo, sino por el tributo de amor
conque los mismos se realicen, porque, el que ama, no se fatiga y, donde se
encuentre el AMOR, rebosan las palabras.
Cada 14 de FEBRERO,
las chispas retozan, los melosos enamorados, caballerosos novios, trasnochados,
juveniles o agnegados boyantes matrimonios, en dispares filantropías y efusivos
coqueteos, ardorosamente, se achicharran.
Los arrebatados
negocios se exceden; las salpimentadas floristerías, los desparramados
establecimientos y grandes cadenas comerciales, frescamente preceden al verano,
para llevar a cabo con múltiples creces, su muy
fructífero agosto.
De lo que un
servidor, ahora, se aprovecha aquí, es de Felicitar, de una guisa algo
particular, a mi afectuosa nietecilla, VALENTINA ZAMORA VALVERDE, la cual, con
sus siete años ya, demuestra tórrido amor a sus bienquistos progenitores,
encantadora hermana, acogedores abuelos, afables tíos, profusos primos e
incontables familiares.
Al magín, también
me viene mi rememorado selectivo Padrino
de Boda, DON VALENTÍN PADRÓN ESPINOSA, todo un perfecto gentilhombre,
esclarecido profesor, desmesurado trovador ya, por la más severa crítica de
entendidos en la literaria materia, merecidamente considerado como el primero
de todos ellos, dentro de tan competente escala- vernácula, de la ISLA DE EL
HIERRO.
A mi maternal
abuela, DOLORES VALENTINA, cuyo primer nombre... pareciera habérsele puesto con enfermiza finalidad, por lo tanto
que en esta tierra padeció, habiendo sido una edificante señora, colmada de
rendida benevolencia, cuidadosa seducción y desplegada ternura.
A la VALENTINA de
SABINOSA, autodata creadora de una musical escuela folclórica indestructible, propagando
a los cuatro céfiros, nuestros más entrañables cantos, con su peculiar estilo,
colmado de diferentes formas,
exclusivas y peculiares.
Han de saber que,
este ego, desde muy joven, sin innovadores medios técnicos al alcance de la
reducida faltriquera, ni tan siquiera, sin poder contar con un simple aparato
de radio... la global zarzuela patria, me atenazaba y, en cualquier sitio que
alcanzara la plácida validez de lograr escucharlas en algunas emisoras, las
musicales notas de las mismas, con sus letras, ritmos y situaciones, me
colmaban de apego, canturreando satisfecho sus pegadizas tonadas.
La que más
sensación me causara, sin lugar a dudosas vacilaciones, fue la curiosa obra,
con letra de Juan José Llorente y música del prolifero e inspirado experto,
José Serrano, estrenada un 23 de mayo
del año 1930, en el Teatro “Apolo” de
Valencia, denominada <>LA DOLOROSA<>
Su central sinopsis
se basa en el agudo chasco amoroso que mi nefasto tocayo, el pobre Hermano
Rafael, primoroso pintor, experimentara de una tal Dolores, vilmente seducida
por un deleznable ser que totalmente le abandonara, con una compungida cría
entre sus abatidos brazos.
El aporreado
“calabaceado”, refugiado en un convento de Cartujos, como martirizado novicio,
ante su incertidumbre, angustia y temores, de sostén, recibe estas seglares
locuciones de su benévolo Prior, adyacente a las del curtido, Padre Lucas:
“EL AMOR, EL AMOR,
ES UN VENENO DE UN
PODER FATAL,
UN LICOR, UN LICOR,
CON EL PERFUME DE
LA FLOR DEL MAL.
SU PODER, SU PODER,
HACE A QUIEN BEBA,
EL VINO TURBADOR,
MALDECIR Y TEMER AL
AMOR”
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Y, nos preguntamos,
sí así juzgaban del AMOR estos canijos frailecitos de zarzuela, nosotros,
simples seculares
que de veras los hayamos vivido, ¿con qué argumento podríamos replicarles?
Después de absolver
al novicio de sus no requeridos votos religiosos, para que al fin se reuniera
con su rescatada Dolores, tenían que haber celebrado, en cualquier vericueto
del universo, el DÍA DE SAN VALENTÍN, para que comprobasen que el único veneno
que el ENAMORAMIENTO contiene, es el poder concentrar a dos almas para que,
inteligentemente compenetradas, disfruten de las maravillas que ese apetecido
y legítimo cariño, día a día, a todas horas, beneficia y proporciona...
¡POR LO QUE NO HAY QUE MALDECIR, NI MUCHO MENOS, TEMER AL AMOR!
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