CARTA A LA IZQUIERDA POLÍTICA
JUAN HENRÍQUEZ
Pedro Sánchez, un
incombustible político, prototipo del Cid Campeador, que dimitió como diputado
tras ser defenestrado por el Comité Federal al frente de la Secretaría General
del PSOE; que posteriormente ganó las primarias a Susana Díaz (apoyada por
todos los barones del partido); para, finalmente, acabar como presidente del
Gobierno español a raíz de que el Congreso de los/as Diputados/as votaran por
mayoría absoluta el voto de censura contra el gobierno de Mariano Rajoy. Al
menos el que suscribe no tiene la menor duda que la aparición de Pedro Sánchez
en la primera línea de la escena pública, generó un movimiento sísmico de alto
voltaje en todo el ámbito político/institucional/partidista. Hasta en su propio
partido los iconos y barones lo han tratado de machacar, sin éxito.
Pero volvamos al
voto de censura. El cambio en la presidencia del Gobierno español, produjo, en
primer lugar, que los casos de corrupción (muchos, variados y de importantes
desfalcos económicos) protagonizados por la derecha representada por el PP, y
en los que estaban inculpados la mayor parte de la cúpula dirigente, pasaran a
un segundo plano en el debate social, y, prácticamente, desaparecieran los
titulares de los medios de comunicación sobre la corrupción. En segundo lugar,
y fruto de un nuevo talante del Ejecutivo español, con una clara tendencia al
diálogo con el Gobierno catalán independentista, se redujo el estado de
crispación entre las dos administraciones, española y catalana, al menos en
apariencia. En tercer lugar, se inició un proceso de política social encaminado
a recuperar el espacio perdido en derechos civiles y a restituir los recortes
en derechos sociales y laborales impuestos por el Gobierno de Rajoy. Y, por
último, y en la medida que han podido, el Ejecutivo presidido por Pedro Sánchez
aprobó, a pesar de su escasa representación parlamentaria, 13 leyes y 25 reales
decretos, entre otros, la subida del salario mínimo profesional a 900€, y, la
revisión de las pensiones teniendo en cuenta el IPC. Hay que reconocer, por
justicia, el trabajo de apoyo ejercido desde el grupo de Podemos.
Desde el minuto uno
en que salió adelante la moción de censura, y a raíz de celebrar las primarias
en el PP, en las que Pablo Casado se alzó a la presidencia del partido, la
derecha española (PP y C´s) entró en una especie de espiral convulsiva
insultante y descalificadora, sin precedentes en la democracia española. Tenían
una clara consigna: acabar con Pedro Sánchez, o, la convocatoria de elecciones
generales.
En este irritado y
tenso ambiente, con una derecha exasperada, furiosa y hambrienta de poder,
sumado al desafío de los independentistas catalanes exigiendo el imposible
referéndum, al menos desde el prisma constitucional, se celebran las elecciones
andaluzas en las que Susana Díaz (PSOE), a pesar de ganarlas, pierde 14
diputados/as, que, a raíz de la aparición de una nueva fuerza política que
representa a la ultraderecha, VOX, tras 36 años de gobiernos socialistas,
derecha y ultraderecha suman mayoría suficiente para constituir Gobierno
autónomo, por supuesto, aceptando, tanto PP como C´s, los votos de los ultras,
sin despeinarse.
El panorama
político no era nada alentador para Pedro Sánchez y el PSOE, seguir gobernando
con el frente abierto por la derecha, ultraderecha e independentistas, “era una
tortura”, en palabras del Presidente, de ahí nació la idea de presentar un
proyecto de presupuestos generales, a sabiendas, que el bloque independentista
y la recalcitrante derecha, votarían en contra; ahora están todos tratando de
apuntarse el tanto, cuando pertenece a Pedro Sánchez y su Ejecutivo. Y con todos
retratados, salvando a Podemos, veremos cómo se las apañan para explicar el
voto en contra de unos presupuestos a los que se les presumía los más
socialmente avanzados de la última década. Al no poder contar con presupuestos
propios, ante la negativa del Gobierno socialista de aceptar el chantaje de los
independentistas catalanes pidiendo la convocatoria de un referéndum, Pedro Sánchez
decide, convocar elecciones generales para el próximo 28 de abril (28a).
Lo que llama poderosamente
la atención, y habla la experiencia política y sindical, activista de la
transición, es que sí la derecha (PP y C´s) y ultraderecha (VOX) no ofrecen ninguna
alternativa a la oferta política de la izquierda sobre la recuperación de los
derechos civiles anulados o amputados, la subida del salario mínimo
interprofesional, perdón, en esto si ofrecen alternativa: no subir el salario
mínimo; rescatar la reforma laboral mutilada por Rajoy, implantar la ley de
dependencia, memoria histórica, etc.: ¿por qué casi todas las encuestas dan un
empate técnico electoral, incluso alguna que otra dan mayoría absoluta a
derecha + ultraderecha? ¡QUÉ ME LO EXPLIQUEN!
Digo yo, con este
panorama político, envuelto en un ambiente de confrontación dialéctica
(insultos y descalificaciones) y de crispación progresiva, tratando la derecha
de influenciar en que se produzca la mayor abstención posible, ¿qué hacer desde
la izquierda para ganar las elecciones del 28ª. Tengo mensajes claros que
aportar. Llevo seis años de jubilación activa y alejado de la actividad
política y sindical, aunque diré que mi ideología socialista sigue intacta.
Pero ante el gran reto electoral del 28ª, me pondré las pilas para ayudar que
el conjunto de la izquierda gane las elecciones, si es posible, con mayoría
absoluta. Para hacer posible este deseo, aconsejo lo siguiente:
Uno.― Todos/as los/as hombres y mujeres de izquierda, estén o no
militando en partidos políticos, debemos comprometernos a pedir a nuestro
entorno familiar, laboral y social, que acudan a las urnas a votar. Este
ejercicio de acudir a las urnas es un deber que como ciudadano/a tenemos ante
la libertad y la democracia. La abstención favorece a la derecha y
ultraderecha.
Dos.― La derecha y ultraderecha, han decidido no lesionar los
intereses partidista y de campaña entre ellos, todos/as, al unísono, han
declarado la guerra electoral a Pedro Sánchez y al PSOE, incluso han decidido,
como promesa ante sus electores/as, no pactar con ninguno de los dos. En la
izquierda deberíamos imitarlos, pero no en relación a pactos, sino en la no
agresión entre partidos y líderes de la izquierda, asumi9endo que nuestro
adversario es la derecha.
Tres.― Como mujeres y hombres de izquierda, estamos obligados a votar
por aquellas candidaturas presentadas por partidos de izquierda. Al mismo tiempo
tenemos que animar a los demás que hagan lo mismo, es decir, que voten las
candidaturas de izquierda.
Cuatro.― Divulgar en todo nuestro entorno social la oferta electoral del
partido de izquierda por el que apostemos a título individual, sin complejos y
por convencimiento personal de que es lo mejor para defender los intereses de
las personas y el territorio.
Cinco.― Recordemos que el próximo 8 de marzo celebramos el Día
Internacional de la Mujer Trabajadora, y las organizaciones feministas y
sindicatos colaboradores con el evento, intentarán paralizar el País. Todos/as
las mujeres y hombre de izquierda tenemos la obligación de colaborar y
participar activamente en los actos públicos que se celebren ese día, sobre
todo, nuestra presencia en las manifestaciones que se convoquen en las calles
de nuestra ciudad. El 8 de marzo puede ser el inicio de la gran tarea electoral
del 28ª. Un tanteo de primer orden.
Seis.― Yo votaré PSOE. Votaré la candidatura que el partido socialista
presente por mi circunscripción territorial, espero que acierten en los hombres
y mujeres que irán en las listas. Hago un llamamiento a todos/as los/as
socialistas, con o sin carnet del partido, para que voten PSOE, y entre
todos/as hagamos posible el nombramiento de Pedro Sánchez como presidente del
Gobierno español.
Jubilado,
activista político/sindical, en reserva
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