EL POZO DE LA MEMORIA...8
DUNIA
SÁNCHEZ
Me acuesto, me dejo ir por mis
pensamientos y en ella caigo ¿Cómo sería esa muerte? Devastadora…que te corten
la respiración y el grito a medida que las tuercas se enroscan en sangre.
Sangre derramada, sangre del río de la vida. Su valentía es incalculable, fuera
de toda orden de la existencia, de todo sufrimiento. Ella lo sabía. Sabía que
la iban a ejecutar o matar en cualquier momento…cuando habló de la verdad. Sí,
esa verdad que nos ronda a todos y la oprimimos y la pisoteamos hasta que
habite los llantos del silencio. Ella no quiso callar, no quiso tragarse la
mentira, la injusticia. Me hace gracia y al mismo tiempo un valor inexacto,
estático, descomunal y real me hace descansar en tranquilidad.
Muchas décadas han transcurrido, han abierto la verdad…su verdad. Ahora la encuentro sin haberla conocido, eso, es lo único que me abate. No haberla conocido pero tengo la sensación de que su espíritu flota sobre mí. Sobre este cuerpo agotado y mis sueños serán plácidos, venerados por su aura. Flores y flores, cuando amanezca el compraré un gran ramo de lirios, azucenas, rosas como rito de mi amor. Porqué la quiero aun no habiéndola conocido, aún no habiendo saber de su cariño. Corretear en su aliento, lo siento, me pertenece en estos momentos. Por mi tez corre una lágrima, me la bebo, me alimento de ella. Miro el techo y cierro los ojos, ahí está..uhm, la quiero. Sí, la quiero como parte de mí, como parte de ella. El sueño me está amarrando en un largo puente de esta madrugada que se evapora ¡El amanecer¡ Qué quiero verlo. Sí, quiero verlo. Me levanto y voy hasta la ventana de este cuarto. Abro las persianas quejumbrosas…uhm, quiero borrar imágenes de su tortura, de lo desleal que fue la compresión, de la tiranía de sus opresores. Todos, este pueblo que en plena plaza permitió su ejecución ante las cobardías del poder. El sol con su gran potencia enrojece mis mejillas, ciega mis ojos y me hace suspirar. Inspirar y espirar, espirar e inspirar…mi vientre es un salto de mariposas en el temblor. Tiemblo. Despacito la humedad y el frío raja mis sentidos. Pero me da igual, me dejo ir en la cotidianidad de la nada. La nada que auxilió aquella mujer. La nada.
Muchas décadas han transcurrido, han abierto la verdad…su verdad. Ahora la encuentro sin haberla conocido, eso, es lo único que me abate. No haberla conocido pero tengo la sensación de que su espíritu flota sobre mí. Sobre este cuerpo agotado y mis sueños serán plácidos, venerados por su aura. Flores y flores, cuando amanezca el compraré un gran ramo de lirios, azucenas, rosas como rito de mi amor. Porqué la quiero aun no habiéndola conocido, aún no habiendo saber de su cariño. Corretear en su aliento, lo siento, me pertenece en estos momentos. Por mi tez corre una lágrima, me la bebo, me alimento de ella. Miro el techo y cierro los ojos, ahí está..uhm, la quiero. Sí, la quiero como parte de mí, como parte de ella. El sueño me está amarrando en un largo puente de esta madrugada que se evapora ¡El amanecer¡ Qué quiero verlo. Sí, quiero verlo. Me levanto y voy hasta la ventana de este cuarto. Abro las persianas quejumbrosas…uhm, quiero borrar imágenes de su tortura, de lo desleal que fue la compresión, de la tiranía de sus opresores. Todos, este pueblo que en plena plaza permitió su ejecución ante las cobardías del poder. El sol con su gran potencia enrojece mis mejillas, ciega mis ojos y me hace suspirar. Inspirar y espirar, espirar e inspirar…mi vientre es un salto de mariposas en el temblor. Tiemblo. Despacito la humedad y el frío raja mis sentidos. Pero me da igual, me dejo ir en la cotidianidad de la nada. La nada que auxilió aquella mujer. La nada.
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