EDUARDO SANGUINETTI, FILÓSOFO
La plasmación de
los valores que predicaba la otrora democracia, solo son “sueños altruistas”,
guardados en la memoria de la historias que jamás se han legitimado en acto… si
por democracia entendíamos el ejercicio del poder por parte del pueblo, que no esté
dividido en clases ni estadios, es claro que permanecemos a años luz de una
democracia real… permanecemos en un régimen totalitario, bajo una dictadura de
clase, que se impone con violencia, incluso cuando el instrumento de esa
violencia es institucional y constitucional… en fin, hablar de democracia hoy
no tiene sentido alguno, para quienes no nos engañamos con discursos estúpidos,
reduccionistas y especulativos, que siembran caos en el caos… el gobierno se ha
convertido en una ONG del caos y la desmesura fascistoide caníbal… todo lo que
nos ofrecen los psicopáticos medios de publicidad, es escatológico, consumido
con frenesí, por millones de adictos a la desmesura y la alcahuetería…
cualquiera, menos un talento, conduce programas, donde el sentido no existe,
solo experimentar la sensación de vacuidad y hastío de una comunidad.
Ya no más
predicación de valores originales, lo que supone preferir lo sustancial y
posponer lo aleatorio. Para esta democracia simulada, solo vale que el
procedimiento sea coincidente con el sistema de normas. La corrupción que
pulula por todas partes se produce cuando el sistema normativo cae en desuso.
Nos hemos transformado en sociedades anónimas… nos gobiernan gerentes, que
obedecen a directores de corporaciones fantasmas… ¿cabe alguna duda?
Pues bien,
asistimos a un cambio sustancial del concepto de democracia, ella dejó
paulatinamente de lado ese núcleo vital de valores a preferir, para reducirse a
una maquinaria de gobierno, a una democracia procedimental, donde los presidentes,
ministros y gobernantes, ya no importa sean políticos, clowns o taxi boys, son
sujetos-objetos del sistema… las decisiones las propone la Corporación S.A.,
que dicta y rige, el resto: mera humanidad, sedimento de una memoria ausente,
que habitan en la civilización de la ‘cosa’, envasada con fecha de vencimiento.
Juicios y
parcialidades, víctima a cada instante de sus repugnancias y fantasmas, a los
que convoca Macri, quien ha degradado una historia, la argentina, ya de por sí
confusa, en su ficcionalización, en “la sombra de una grotesca representación”,
con la aprobación de funcionarios de toda especie, traidores y cobardes, que
han pactado y pautado, a espaldas de un pueblo temeroso, el devenir de un
tiempo de “entrega y sumisión”, de “represión y censura”.
Tendrá alguna idea
este presidente, que el núcleo sustancial y esencial del “drama argentino”, es
construir desde la educación una cultura de excelencia, desde la universidad,
los colegios públicos y centros culturales, reflejados en un profesorado que
garantice idoneidad, capacidad y rigurosidad, ante la emergencia del instante,
a un estudiantado dinámico y con ánimos de sentar las bases de una política de
autodeterminación y emancipación cultural, donde la exclusión de los auténticos
intelectuales deje de tener lugar… detrás de la exclusión económica del
escritor, se esconde una larga exclusión de la escritura en el nivel del
imaginario.
La escritura en sí,
hoy en la Argentina de Macri, no tiene status, no vale más que por su soporte
escénico (hablado o cantado). En consecuencia si hablamos con propiedad y sin
vueltas, el escritor no tiene lugar en esta sociedad. Sartre desarrollaba a
propósito de Flaubert el concepto de neurosis objetiva como motor de la
escritura, creo no se equivocó.
En fin, quisiera
irme de este país y esta sociedad de la miseria, del despotismo y de su
secuela, el embrutecimiento sin vigor… irme de un lugar, donde la razón es un
crimen y el disenso, el mayor enemigo del Estado… todo este régimen es
extremadamente despótico, pero hay que convencerse de que Argentina es la
“Manchukuo” de América… lamento que carezca de mandarines letrados… el espacio
cultural de esta simulada Democracia, está destinado a una fauna travestida,
discriminadora y fascista, que no da lugar a la diferencia, en términos de
conocimiento y pensamiento… bestias fascistas que conforman al pestilente
farándula argentina, asimilada a la brutalidad del gobierno en acto de destruir
todo vestigio de llegar a ser “uno: uno mismo”.
Cuánto más
compromiso existe en el intelectual, eliminador de espectros y banalidades, en
su obra, más se añade al trabajo una reflexión sobre el motor de la escritura y
el estatuto del escritor excluido y eliminado del acontecer programado, de la
vida de una comunidad esclava y avara de la vida en libertad y
verdades-verdaderas… El resultado de la exclusión del escritor, es la sátira,
la ironía en su exilio interior, poético y patético… todo lo comentado,
acontece en el peligroso marco de la evolución y entronización del fascismo, ya
instalado en la región.
El resultado es
claro: el repliegue a una posición anarquista cuya violencia afectiva puede
volverse inquietante, tan solo por el solo hecho de presentirla el ciudadano
cobarde, cuando la comprobación de la impotencia oscila en el sueño de la
omnipotencia.
Esta serie de
exilios, nutridos de una poética de estremecimiento, frente a una realidad que
muta día a día, siempre a favor del artificio y lo banal, elevados a símbolos,
monstruos que acechan y eliminan cualquier posibilidad de diálogo y de dar
espacio a la diferencia de sexo, sangre y soplo… un despliegue a una posición
al borde del silencio y a una tendencia a la ficcionalización permanente de lo
real… es el terreno en el cual se colocan las escrituras individuales,
cualesquiera que sean, incluso la mía.
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