A UNA MODÉLICA SUEGRA
Rafael ZAMORA MÉNDEZ.-*
MATILDE
FERNÁNDEZ CANO,
una
herreña singular,
con
EL PINAR en la mano,
se
inició muy de temprano,
en
el duro trabajar.
De
DON ÁNGEL compañera,
fue
una esposa peculiar,
a
todas horas primera,
repartiendo
las faenas,
ente
sus flores de hogar.
Tenía
un "patio- vergel",
con
auténtica atracción.
¡Helechos
por doquier,
daban
una validez,
Anduvo
como gacela,
con
pasmoso caminar,
resolviendo
a la primera,
la más deprisa vereda
que
tener por alcanzar.
Unas
manos operarias,
en
sus quesos extendía.
¡El
sabor de las Canarias,
empleando
ilustres mañas,
que
nadie en El Hierro sabía!
Experta
hacía torrijas,
de
excelente calidad.
¡Todo
aquel que las comía,
goloso
las repetía,
consagrando
al paladar!
En
los tiempos de sequía,
sedienta
moró llorando,
y
el pueblo firme entendía,
lo
que MATILDE valía,
en
su casa trabajando.
Acicalaba
al esposo,
en
las tardes de Luchada,
y
era inmenso su gozo,
cuando
después del reposo,
las
“barridas “, le contaba.
Fue
una hormiga del hogar,
ahorrando
tiempo y dinero,
asimilando
habituar,
a
una Familia ejemplar,
con
acierto verdadero.
La
MORAL era su lema,
con
pagadas jerarquías,
su
más poderoso tema,
que
de contento le llena,
hasta
el final de sus días.
OCHENTA
Y CINCO AÑOS ESTUVO,
con
su presencia carnal
¡La
ternura la retuvo,
por
lo bueno que ella tuvo,
de
atenciones sin parar!
A
UNA PERLA ME OTORGÓ,
QUE
A MI ENTRAÑAS ALEGRA.
¡ALZO
PLEGARIAS A DIOS,
POR
EL INMENSO FAVOR,
DE
HABER TENIDO A ESTA SUEGRA!
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