SÁNCHEZ LAVA LA IMAGEN DE NETANYAHU
CANAL RED -- EDITORIAL
Cuando Sánchez le
da la mano a Netanyahu, el presidente español está lavando la imagen de un
genocida y la prueba más evidente de que eso es así es que el propio Netanyahu
ha accedido al encuentro; cosa que no habría hecho si no pensase que le viene
bien para sus propósitos
Israel está llevando a cabo un genocidio en la Franja de Gaza. Esto no es una opinión. Es un hecho. En apenas un mes y medio de bombardeos, el ejército de Netanyahu ha asesinado ya a más de 14.000 civiles palestinos; más de 6.000 de ellos niños. Por establecer una comparación, el ejército de Putin ha asesinado a aproximadamente 10.000 civiles ucranianos en 21 meses. Teniendo en cuenta que Ucrania tiene 20 veces más habitantes que la Franja de Gaza, un cálculo sencillo nos dice que Netanyahu está asesinando civiles a un ritmo que es 400 veces más rápido que el de Putin. A la cruda y brutal cifra de muertos hay que añadir que casi la mitad de las edificaciones de Gaza han sido dañadas por las bombas y un porcentaje importante de ellas completamente destruidas. Israel ha bombardeado y destruido la mayor parte de los hospitales, ha provocado la muerte de decenas de bebés prematuros en las incubadoras, ha asesinado a decenas de trabajadores de la ONU, ha bombardeado convoyes de Médicos sin Fronteras, ha matado a un promedio de más de un periodista por día, ha bombardeado escuelas y campos de refugiados y ha cortado el agua, el suministro de alimentos, la electricidad y el combustible a una población de 2 millones de habitantes. Afirmar que nos encontramos ante el exterminio más pavoroso del siglo XXI y que sus responsables son criminales de guerra que deberían ser juzgados y encarcelados no es más que una objetiva constatación de la realidad.
También es una
realidad que la Unión Europea y sus países miembro no han hecho absolutamente
nada para parar la matanza. La posición política de los diferentes estados ha
oscilado desde un apoyo férreo a Netanyahu —como es el caso de Alemania— a una
tibia crítica a la respuesta israelí, siempre precedida de la prescriptiva
condena al atentado inicial de Hamás, como es el caso de España. Pero, ni los
unos ni los otros, han tomado absolutamente ninguna medida ni diplomática, ni
económica, ni material para parar los pies al Estado sionista. Absolutamente
ninguna.
Y este ha sido
exactamente el esquema de la visita de Pedro Sánchez a Israel iniciada durante
el día de ayer. Todos los medios de comunicación españoles, muy especialmente
los de la progresía mediática, han destacado lo que le dijo Pedro Sánchez a
Netanyahu cuando se reunió con el cara a cara. “El número de palestinos muertos
es realmente insoportable”, le dijo el presidente español a su homólogo
israelí. Pero no son palestinos «muertos», son palestinos asesinados y, por
mucho que se diga en voz alta en presencia del responsable que el número es
«insoportable», la realidad material es que el ejército de Israel sigue
asesinando y el número sigue aumentando. La pregunta no es qué adjetivo calificativo
le ponemos a la matanza; la pregunta es qué hacemos para pararla. “Israel tiene
derecho a defenderse, pero esa respuesta debe respetar la ley internacional”,
le dijo Sánchez a Netanyahu. El problema es que, como todo el mundo sabe, los
genocidios no respetan la ley internacional y eso es lo que lleva mes y medio
haciendo Israel en la Franja de Gaza: exterminar de forma sistemática y masiva
a un pueblo entero. Prescribir a Netanyahu unos límites legales que jamás ha
cumplido y que no tiene ninguna intención de cumplir en vez de tomar acciones
concretas para frenar los asesinatos es algo que no resiste el más mínimo
análisis.
Es absolutamente
obvio que no se puede detener la matanza de palestinos sin pasar de las
palabras a los hechos y todavía ningún líder europeo —tampoco Sánchez— ha hecho
absolutamente nada
Aunque El País
escriba que Sánchez es «tal vez el líder europeo que más rotundo se ha mostrado
en la necesidad de pedir a Israel un alto el fuego y condenar los bombardeos
sobre Gaza» y aunque diga que «ha sido muy claro» ante Netanyahu, lo cierto es
que el criminal de guerra ha dejado hablar tranquilamente al presidente español
y luego le ha pasado a explicar que va a seguir actuando exactamente de la
misma manera y con total impunidad. «Sánchez es el líder europeo ante el que
más rotundamente Netanyahu ha dicho que va a seguir perpetrando un genocidio
sin que su interlocutor mueva una ceja», podría haber escrito El País. Es
absolutamente obvio que no se puede detener la matanza de palestinos sin pasar
de las palabras a los hechos y todavía ningún líder europeo —tampoco Sánchez—
ha hecho absolutamente nada.
Por si esto fuera
poco, Pedro Sánchez ha visitado también —rodeado de periodistas— el kibutz
Beeri, uno de los escenarios del ataque de Hamás del 7 de octubre y ha decidido
utilizar su viaje para abrazar de nuevo la equidistancia entre dos partes de un
supuesto conflicto que no es tal, como si fuese lo mismo un pueblo ocupado
desde hace décadas que un Estado ocupante y agresor que lleva sometiendo al
pueblo palestino al más brutal de los apartheids durante generaciones, como si
todo hubiera empezado el 7 de octubre y eso justificase llevar a cabo un
genocidio.
Cuando Sánchez le
da la mano a Netanyahu, el presidente español está lavando la imagen de un
genocida y la prueba más evidente de que eso es así es que el propio Netanyahu
ha accedido al encuentro; cosa que no habría hecho si no pensase que le viene
bien para sus propósitos. A pesar de la ignominia, ninguna voz se ha alzado
desde el Gobierno para criticar el viaje de Sánchez. Sí lo ha criticado Ione
Belarra, pero ya se habían encargado de echarla del Gobierno para que Pedro
Sánchez pueda darle la mano a los netanyahus del mundo y luego volver a Madrid
a dormir tranquilamente en su cama.
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