DEMÓCRATAS CONTRA JUECES
ANÍBAL
MALVAR
Hay que
democratizar a esa gente, que conspira con togas y a lo loco, si queréis que un
voto libertario o de izquierdas o peneuvista o de pedriyolicentro siga
sirviendo para algo
Me gusta esta
legislatura disparatada y entrópica que ahora empieza. Nacionalistas y
españolistas, ecologistas y taurinos, federalistas y autonomistas, jacobinos,
machirulos y feminazis, socialistas, comunistas, anarcolíricos,
liberal-cristianos, garciapageros, demócrata-cristianos, regeneracionistas,
reformistas, ordoliberales, idealistas, trepas y hasta un notario de Pamplona
que viene a la movida se van a tener que poner de acuerdo para legislar.
El bloque de investidura se formó fácil. El guirigay que acabo de describir se unió en causa común contra un bloque de enfrente que solo admite dos adjetivos: cristofachas más cristofascistas, y punto: así no hay quien alimente el vocabulario.
Pedro Sánchez, tan
mono y pinturero internacionalmente, para pedir el sí solo tuvo que decirle a
cada uno lo que cada uno deseaba oír, salvo a pretty Yolanda, con quien le
bastó regalarle el estuche dentífrico de Louis Vuitton para que no cejara en su
perfumada revolución risueña
Pedro Sánchez, tan
mono y pinturero internacionalmente, para pedir el sí solo tuvo que decirle a
cada uno lo que cada uno deseaba oír, salvo a pretty Yolanda, con quien le
bastó regalarle el estuche dentífrico de Louis Vuitton para que no cejara en su
perfumada revolución risueña. A las barricadas sí, pero de buen rollo y muda
limpia. Ay, Durruti.
Lo que pasa es que
ahora toca coger pluma y papiro en el Congreso y ponerse a redactar leyes. Y no
ve uno a PNV, Coalición Canaria y Junts con ánimos de topar los alquileres,
gravar los beneficios piratas de eléctricas y bancos, ir anulando los
privilegios con que la Iglesia y sus pederastas nos levantan 11.000 millones al
año a base de prebendas y exenciones fiscales, y yo qué se qué más. Tampoco
Yolanda Díaz, ministra de Trabajo avalada por números excelentes, notable
animal político, va a tener permiso para poner los tacones encima de la mesa
del presidente de la CEOE, cual hizo con Garamendi. Y no te digo nada con las
patronales catalana y vasca.
Solo observo, en mi
pertinaz ignorancia, un objetivo que los puede unir a todos: redemocratizar la
Justicia, levantar la falda de los jueces, enseñarle al mundo sus vergüenzas.
Todos los actores
de esta extraña coalición han sido atacados por los jueces. Incluido el PSOE:
hace nada, un juez exculpó a Federico Jiménez Losantos por decir en antena que
José Luis Ábalos había portado “maletas con cocaína, con oro o con divisas” en
el aeropuerto de Barajas. Ábalos, elegido democráticamente, cayó. Jueces y
Federico siguen a sus largas y a sus anchas.
Esta legislatura
nace de un hecho jurídico, la ley de amnistía, y no debe morir sin dinamitar
las trincheras de la estructura judicial que nos llevó a este callejón sin
salida. O sea, no podemos seguir pareciendo demócratas sin cargarnos
(metafóricamente) a unos jueces descerebrados capaces de inventarse que Carles
Puigdemont mató a un señor mayor el 1-O por infarto inducido, y por lo tanto es
un terrorista.
A los patriotas
manifesteros de las banderas del aguilucho, las muñecas hinchables, los
símbolos nazis y las pulseritas rojigualdas habría que explicarles —qué pereza—
que la ley de amnistía es como el toro bravo, que no existe. El toro bravo es
un animal vegetariano de la misma especie que la vaca, y solo se encabrona
cuando lo drogan, lo encierran en un chiquero donde no puede ni mover el rabo,
le echan gotas en los ojos para dilatarle las pupilas y que no vea, lo
apalizan, y lo meten dentro de un estruendo vociferante, la plaza, cuando él
solo está acostumbrado al bucólico pacer silencioso de los prados junto a su
dulce y amorosa vaca Martiña, que es como se llaman las más elegantes vacas.
Pues habrá que
decirle a nuestros taurinos patriotas que esta ley de amnistía es muy y mucho
más española, más patriotera, más torera y más gitana que cualquiera de sus
banderitas. Pues, sin esta ley de amnistía, España y lo español, y hasta Manolo
Escobar, hubiera sido ridiculizada judicialmente en Europa y en el resto del
mundo, por casposa, facha y pendenciera.
Ya nos han
advertido diversos y muy respetables organismos internacionales de que los
jueces españoles, con el procés, se han pasado tres pueblos, cuatro
nacionalidades históricas y una unión europea tan débil como imprescindible.
Tribunales de
Alemania, Bélgica, Escocia, Italia y Suiza, que yo recuerde, ya denegaron las
peticiones de detención y entrega de los procesistas. Que es una manera de
decirle a nuestros jueces que os estáis pasando, banda de franquistas. Y no os
entregamos al reo porque no lo consideramos reo y no ha cometido ningún delito.
Según la Comisión
Internacional de Juristas (creada en 1952 como consejo de sabios para la
observancia del derecho internacional), “las condenas representan una grave
interferencia con el ejercicio de la libertad de expresión, asociación y
asamblea de los líderes catalanes. [Son] innecesarias, desproporcionadas e
injustificables”.
El Comité de
Derechos Humanos de Naciones Unidas dijo que “España ha violado el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos que firmó en 1985, y se le insta
a que explique qué medidas piensa aplicar para reparar el daño”.
O sea, queridos
fascistas, para que me entendáis con vuestro lenguaje: Europa y el derecho
internacional nos conminan a quitarle la banderilla al toro catalán y luego
darle betadine. Y el betadine es la amnistía.
Ahora es lo que se
ha hecho. Y los procesistas no salen impunes. Artur Mas ha pagado ya cinco
millones de euros de responsabilidad patrimonial, y no se los van a devolver.
Tampoco se compensará a Puigdemont por tantos años de exilio. Ni al bendito de
Oriol Junqueras, que se comió cuatro años de cárcel y salió del talego con un
única queja: que no le dejaran escuchar misa todos los días.
Sin esta ley de
amnistía, durante varios años España y su españolidad se verían ridiculizadas
por el entorno jurídico europeo y universal, como ya ocurrió con varias
sentencias contra el independentismo vasco. Me acuerdo de 2011, cuando el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos obligó a España a pagar 20.000 euros a Arnaldo
Otegi por vulnerar su derecho a la libertad de expresión tras llamar ladrón,
sinónimo de borbón, al rey Juan Carlos.
Si seguimos así, el
independentismo lo vamos a sufragar los españoles a base de multas e
indemnizaciones. Van a ser independentistas rentistas.
Lo cual que tenemos
unos jueces que, en vez de solucionar problemas, los crean con alegría y
anfetamínica fachosidad. Pasean con toga/tanga por nuestra convivencia,
ignorando quién es el M. Rajoy de los papeles de Bárcenas, criticando desde el CGPJ
una ley que no han leído, pero condenando a Junqueras a una pena de cárcel, que
se suele aplicar a los homicidas, por poner unas urnas flower-power. O
inhabilitando a un president de la Generalitat, Quim Torra, por colocar un
lacito amarillo en un balcón. Entre un lacito amarillo y medio millón de euros
negros de un Mariano en los papeles de Bárcenas, yo no sé si es muy digno que
un juez se preocupe más por el lacito amarillo.
Como damos por
supuesto que esta legislatura no va a dar mucho de sí en lo laboral, en la
defensa de lo público, en lo solidario y en lo redistributivo, quizá sea el
momento de meterle mano a los jueces, a los que, además, no es necesario
bajarles la bragueta. Llevan con las togas en la cintura desde hace tanto
tiempo que, a lo mejor, podrían ganarse otro sobresueldo en despedidas de
soltero haciendo de strippers.
No son el PP, ni
Vox, ni Ciudadanos los causantes de nuestra degradación democrática. Tampoco
los medios de comunicación, que sin la connivencia de los jueces y su filtración
de disparatadas conspiraciones, no podrían publicar barbaridades. Son los
jueces. Hay que ir a por los jueces. Exigirles responsabilidad. Aplacarlos
desde el legislativo devolviendo al sistema democrático la separación de
poderes, que ellos incumplen. Lo espero de este gobierno, pero no sé cómo. Soy
un poco paleto, como ya sabréis.
Lo malo de nuestras
democracias es que nos entorpecen a los demócratas luchar contra los
antidemócratas a través de la judicatura. Es tan lioso el asunto que me voy a
tomar una copa y lo dejo en manos de Pedro, de Yoli, de Carles, de Aitor, de mi
querido paisano Néstor Rego, de Gabriel, de Óscar y de los que me olvido. Hay
que democratizar a esa gente, que conspira con togas y a lo loco, si queréis
que un voto libertario o de izquierdas o peneuvista o de pedriyolicentro siga
sirviendo para algo.
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